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`Somos muy intervencionistas en el SNS. Muchas veces es mejor no hacer´



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Noticia | 22/02/2023

Regina Leal, directora gerente del Servicio de Salud de CLM, pide sopesar el beneficio-riesgo del paciente.


Echando la vista atrás, pocas cosas cambiaría de su vida Regina Leal. Especialmente el hecho de ser médica, una profesión que elegiría de nuevo sin pensarlo. La experiencia le ha enseñado a simplificar los retos para hacerlos abordables y a ver la sanidad desde un punto de vista más integrador y menos intervencionista. También a conocer la importancia que tiene la conciliación, especialmente dentro de la gestión sanitaria.

Su ímpetu por cambiar las cosas fue lo que le llevaría a dar el salto a la política. En los años que pasó como facultativa en un hospital de Ciudad Real. La gfacultativa fue testigo de la transformación del Sistema Nacional de Salud, una tarea que ahora asume a nivel autonómico como directora gerente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha. Allí, en la sede del Sescam, es donde se realizó esta entrevista de Redacción Médica para el pódcast 'Líderes Sanitarias'.

Regina, imaginamos que han pasado muchas cosas desde que decidió estudiar Medicina de Familia hasta convertirse en directora gerente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha. ¿Siempre tuvo claro que lo suyo era la Medicina?

Desde pequeñita, pero desde muy, muy pequeñita. Según mi padre, porque no lo recuerdo, yo con cuatro años ya decía que quería ser médico. O sea que era un convencimiento. Nunca pensé en otra carrera.

¿Volvería a elegir Medicina?

Absolutamente, sin ninguna duda. Porque es que no me planteo otra profesión. Sí que me planteo estudiar otras áreas de conocimiento. Pero claro, siempre dije que cuando me jubilara a lo mejor estudiaba Historia o algún otro tipo de carrera, pero no para dedicarme profesionalmente a ello, solamente por 'hobby' y por saber algo más.

Y del sueño de esa niña pequeña, la realidad, ¿cómo fue entrar a estudiar esa carrera? ¿Cómo vivió esos años?

Pues bueno, fue desde pequeña. Como digo, lo estudié y quizá el único estrés que pude vivir en cuanto a en cuanto a entrar en Medicina, que fueron aquellos años, y entré en el año 81 en la Facultad de Medicina, en los que empezaban los números clausus y la selectividad con aquellas manifestaciones tremendas que tuvimos los estudiantes que teníamos que enfrentarnos a ese número clausus por el miedo a no poder entrar en Medicina. Y yo lo viví con angustia. Pasé la selectividad casi como como un examen MIR de ahora, no sabiendo que si me quedaba fuera de la nota no podría cumplir el sueño que durante tantísimos años había tenido, que era el de ser médico.

¿Y tenía claro que iba a escoger Medicina de Familia?

Jamás tuve claro que iba a escoger Medicina de Familia. De hecho, yo no escogí Medicina de Familia siempre. No sé por qué me gustó la Medicina de Urgencias y siempre confié en que  sería una especialidad MIR en este país, que llegaría incluso mucho antes que en otros. A día de hoy en Europa no es así, quedan sólo dos países sin esa especialidad y uno de ellos es España. Me negué durante mucho tiempo a hacerlo, pero en el último examen de homologación a Medicina de Familia que se convocó, que fue en el año 2012, cuando me dijeron que iba a ser el último, decidí presentarme porque siempre he sido muy terca y de marcarme objetivos y muy y muy perseverante. Siempre dije que yo no iba a coger ninguna otra especialidad, sino que fuera de la Medicina de Urgencias, pero al final me presenté a esa homologación, pues me dijeron que era la última oportunidad, pero sigo esperando y espero que sea antes de jubilarme. Creo que ya va a ser muy complicada esa homologación o ese curso puente a la Medicina de Urgencias, que yo creo que es una especialidad que España y los pacientes de nuestro sistema de salud se merecen, ya.

Que está ahí como reto en el futuro, ¿no?

Sí, sí, absolutamente. Para ser médico de urgencia hospitalaria puedes tener cualquier especialidad exactamente igual la especialidad que tengas e incluso ser médico generalista del 95. Y a través de eso ha sido toda mi vida profesional, la he desarrollado toda mi vida profesional.

Y esa vida profesional comenzó como médica de urgencias hospitalarias en el Hospital La Mancha Centro de Alcázar de San Juan (Ciudad Real)...

Así es, desde un hospital comarcal pequeñito que había en un principio a un hospital comarcal un poquito mayor, a un Hospital General. Eso ha sido toda mi trayectoria profesional asistencial. Yo cuando entré es verdad que hay algo que llamaba mucho la atención, y era que mujeres se dedicaran sobre todo al mundo de la urgencia. Entonces a mí se me veía muy niña, muy pocos pacientes, y todos llegaban y decían: "¿Dónde está el médico? Búscame al médico". E incluso algunos que eran mayores se perdían en mitad de la exploración, y me volvían a preguntar: "¿Pero y el médico? ¿Cuándo viene?" O sea, era realmente difícil hacerte hacerte con la confianza del paciente porque no te veían como una profesional de la Medicina. Pero fue una etapa muy ilusionante. Fue la construcción de nuestro sistema de salud. Estamos hablando del año 88, que fue el año en el que yo empecé a trabajar y pasamos de los de los consultorios de los médicos de a pie de sanidad, de que pasaban consulta en sus casas, de las pequeñas urgencias, sobre todo en las zonas rurales, a un sistema de salud potente y que construimos entre todos, un sistema de salud del que estamos muy, muy, muy orgullosos. Es una etapa muy ilusionante. Yo siempre comento que yo he llegado incluso a coser algún paciente porque se nos iba la luz en el hospital, aparcando mi coche y encendiendo largos faros y sacando al paciente a la puerta. ¿Por qué? Porque eran los medios que teníamos en aquella época, parecían casi medios de guerra. Y pasar de eso al Sistema Nacional de Salud y haber vivido esa renovación, yo creo que es lo más bonito que nos ha podido pasar a los profesionales sanitarios que hemos vivido toda esta etapa.

Y esa parte de transformación, años después la viviría también como Directora Médica, ¿no es así?

Exactamente. Luego a nivel local y como directora del Hospital de Alcázar. Pues yo he hablado de una transformación global de todo el sistema de salud a la universalización también. Yo he conocido la cartilla de beneficencia que tenían algunos pacientes que por caridad eran atendidos en el sistema público. Y sí que he vivido una transformación como Directora Médica muy importante del Hospital de Alcázar. Es un hospital que empezó como comarcal, que ahora es un Hospital General que tiene un área de unos 200.000 habitantes en algunas especialidades de referencia y que empezó con gente muy joven. Estoy hablando del año 94, cuando empezaron a salir las primeras especialidades, con gente muy bien formada, con mucha ilusión también por regenerar este nuestro sistema de salud, y se hizo un hospital con muchísimo conocimiento y con muchísimas capacidades y con una actitud maravillosa hacia la población, con otro concepto de la Medicina que no tenía nada que ver con el que había en los años 50, de paternalismo, de cuidado del paciente.

Hemos vivido una generación de servicios a la ciudadanía desde el sistema de salud muy bonita y muy importante, y además consolidando áreas de la sanidad que son muy importantes de mantener como son la formación que es nuestra verdadera sostenibilidad, ser capaces de trasmitir todo el conocimiento a las nuevas generaciones de profesionales sanitarios que se integran en el sistema y esa formación hay que potenciarla, hay que incrementarla. Tenemos la mejor formación que hay en el mundo de profesionales sanitarios y hay que apoyarla y mantenerla. Y la investigación que creo que es capital, porque es imperdonable que todo ese conocimiento se quede en donde está y no sirva para generar innovación dentro del sistema.

¿Cuál fue el mayor reto que le presentó el hecho de ser directora médica?

La verdad es que para mí en mi visión de los retos nunca es demasiado demasiado. Una vez que yo decido abordarlos, los hago sencillos en mi cabeza para que sean fáciles de abordar. Pero es verdad que era un hospital comarcal que tenía una estructura para atender a unos 40.000 habitantes y hubo que hacerlo crecer para poder llegar a atender a una comarca de cerca de más de 200.000 habitantes. Y ese fue un trabajo muy difícil, convencer a a nuestros jefes y a nuestros superiores de que aquel hospital era necesario para ese área. Haberlo conseguido me hace sentirme muy orgullosa, junto con todos los compañeros que ayudaron en aquella misión, porque al principio incluso lo potenciamos desde una plataforma de profesionales sanitarios que éramos los que diseñamos ese plan funcional de lo que pensábamos que tenía que ser ese área sanitaria.

"Una vez que decido abordar retos, los hago sencillos en mi cabeza para que sean fáciles de abordar"
Estamos hablando de Medicina rural. ¿Lo ha vivido de cerca? ¿Qué desafíos presenta hoy en día?

Ahora mismo tenemos una escasez de profesionales que hace que casi todo el capital humano de los sistemas de salud se dirijan a áreas atractivas desde el punto de vista de la conciliación familiar de los hijos, tener suficiente oferta lúdica... Es decir, las zonas rurales un poco atractivas para llevar a profesionales que que son escasos en el sistema. No solo pasa en Castilla-La Mancha, también en el resto de comunidades. Todavía hay muchísima gente vocacional a la que le gusta ese reto, y es ese tipo de relación con el paciente, que es mucho más estrecha, mucho más estrecha que la que se pueda tener en una gran ciudad y que vocacionalmente optan por esta solución. Tenemos que ayudarles. Yo creo que el sistema de salud, uno de los retos que tiene, es ser capaz de darle a estos profesionales vocacionales los recursos suficientes como para que puedan atender a su población de manera adecuada, sin necesidad de grandes desplazamientos y sin necesidad de de tampoco incorporar tecnologías que no son necesarias en áreas pequeñas. La telemedicina, la digitalización y las comunicaciones, en definitiva, creo que son la solución para que estos profesionales se sientan parte del sistema y estén junto con sus compañeros, atendiendo en red a sus pacientes con las condiciones de equidad que es exigible, que nosotros vemos al ciudadano.

¿En qué momento entra la política en la ecuación?

Pues entra en el momento en el que yo reivindico desde una plataforma unas necesidades para un área sanitaria que por ser rural estaba un poco olvidada, y lo reivindico junto con muchos compañeros convirtiéndome en líder de ese movimiento. Pues alguien que está en la política y que fue un gran alcalde de Alcázar de San Juan, que es donde yo vivo, se fija en mí y me dice que si le acompaño, todo esto que propongo, que pienso y que pido lo podré hacer yo misma. Creo que es una asignatura pendiente que tiene esta sociedad a día de hoy, que pedimos mucho pero nadie quiere entrar a hacer eso que se pide y llevarlo a la realidad. Me lo ofrecieron y yo he sido siempre muy lanzada, muy valiente y no lo pensé. Es verdad que siempre he luchado por esto. Esto era lo que yo quería hacer en el área sanitaria y ahora tengo la gran oportunidad de ser Concejala de Sanidad del Pueblo y Directora Médica del hospital. Y con ese tándem, con esa unión, estoy segura de que conseguiremos llevar a a este área donde yo creo que debe estar. Y me ilusionó el proyecto y ahí me metí.

¿Considera que es un valor añadido el hecho de seguir siendo sanitaria en activo y conocer el sistema de primera mano?

Sí, yo creo que además que todos los gestores deberíamos conocer el sistema por dentro. Es verdad que hablamos mucho de la profesionalización de los directivos en cuanto a una formación específica que sea 'ad hoc' para directivos, y es muy necesario también. O sea, no estoy en nada en contra, pero es tan importante como eso. Es conocer el sistema, cómo funciona, cuáles son sus debilidades, cuáles son las oportunidades de mejora y también cómo se siente el ciudadano y cómo ve el sistema para reformarlo y adecuarlo a sus necesidades.

Desde hace siete años es directora gerente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha, del Sescam. ¿En qué ha cambiado su perspectiva de la sanidad al pasar primero de Urgencias a la Concejalía y más tarde directora G¡gerente? ¿Cómo ha ido transformándose esa idea de la Medicina en general?

Yo creo que aquí la única diferencia que yo noto entre entre un puesto y otro es que mi objetivo ya se ha cambiado absolutamente. El objetivo de la gestión y del trabajo que yo realicé en un área local, que era la mejora de ese área, hacía que lo viera como un área independiente que necesitaba ciertas reformas. Y sin embargo, ahora desde aquí lo veo con una visión mucho más integradora. Yo ahora sí que creo que para que cada una de las áreas sanitarias y para que consigamos esa equidad tan deseable en el sistema es realmente una utopía a la que todos los gestores tenemos que atender como un objetivo principal. Lo veo con una visión mucho más integradora y creo que los localismos no son buenos para el sistema e incluso la cohesión que hemos conseguido a día de hoy en todo el Sistema Nacional de Salud. Se lo digo no sólo a nivel local y autonómico, sino también a nivel interautonómico. Toda la cohesión, todo el aprovechamiento de recursos y toda la colaboración e integración que podamos tener dentro del sistema sanitario redundará en beneficio de todos y hará crecer muchísimo más al sistema. Todos juntos creceremos más y llegaremos mucho más lejos de lo que podemos hacerlo de forma individual.

Y en cuanto a retos, ¿qué supone ser directora gerente de un servicio de salud autonómico?

Aquí hemos tenido muchos retos porque pensábamos que había muchísimas cosas que reformar en el sistema. Es verdad que tecnológicamente y en cuanto a estructura y dotación de recursos, nosotros teníamos y habíamos tenido unos recortes muy duros, había que reformar, había que recuperar todo aquello que habíamos perdido. Pero sobre todo y a nivel global, el sistema necesita ser un sistema más humanizado. Nuestros profesionales tienen que saber ponerse en el lugar del paciente para para afrontar el proceso del diagnóstico, del tratamiento y del apoyo a ese paciente durante toda su atención, de una forma mucho más empática y más comprensiva. No digo que no lo haga, sino que tenemos que mejorar mucho en ese área. Tenemos que tener un sistema mucho más participativo aquí en Castilla-La Mancha. Hemos creado un sistema con más de siete redes de profesionales de Urgencias, de seguridad del paciente que integran toda una región tan dispersa y tan grande como esta y que son los que nos hacen las propuestas de mejora para para poder implementarlas a nuestro sistema. Tenemos que tender a mejorar la calidad de la atención sanitaria.

En cuanto al 'no hacer', tenemos un sistema que garantiza que a todos los pacientes que tienen una enfermedad les tratamos y los profesionales sanitarios no valoran o no valoramos. Me incluyo porque también he sido profesional y esto no es algo que haya sido ajeno a mí y que muchas veces no intervenir y no hacer causa menos daño que el hacer. Y ese no hacer, ese no tratar, no provocar efectos secundarios y complicaciones está poco establecido en nuestro sistema sanitario. Es algo que le pasa al sistema sanitario español y ahí yo creo que tenemos que hacer un cambio de modelo y es importante que tengamos en cuenta siempre la opinión de los pacientes. Los pacientes generalmente se dejan siempre llevar por la opinión del profesional sanitario. Y hay una frase que casi siempre te dicen: '¿Y usted qué haría si yo fuera su madre?' Y los profesionales sanitarios muchas veces no somos lo suficientemente sinceros para decirle: 'Pues si fuera mi madre, probablemente yo no haría nada. Pero usted no es mi madre, usted es mi paciente y yo tengo determinados recelos a que por no intervenir en usted, le pueda pasar algo. Y no tengo ningún recelo a que la intervención tenga usted un efecto secundario de un problema'. Ese cambio de mentalidad en los profesionales sanitarios yo creo que es fundamental en nuestro país.

¿Estaríamos hablando, puede ser, de Medicina paternalista?

De medicina paternalista y del no hacer. Es muy importante también porque una intervención de una prótesis de rodilla que no va a mejorar la calidad de vida del paciente y ni siquiera su dolor somete al paciente a un riesgo de de complicaciones en una intervención quirúrgica e infección posterior que a veces no compensa el beneficio que va a obtener con ese riesgo. Y somos muy intervencionistas en el sistema sanitario español. Ese es mi criterio, probablemente muchos no estén de acuerdo conmigo, pero los profesionales sanitarios tenemos que enseñarnos, y me incluyo también, a evaluar todos los cursos de acción de todas las posibilidades terapéuticas y no terapéuticas que tenemos. Evaluar cuáles pueden ser las consecuencias una vez que ya tenemos todas las consecuencias, ponerlas en una balanza y ver cuál es el beneficio-riesgo que le damos al paciente.

 Entendemos que ha habido un reto con mayúsculas, como ha sido la pandemia, que usted ha gestionado ya como directora gerente de este servicio. ¿Cuáles han sido los mayores desafíos? ¿Cómo ha vivido este proceso, esta crisis?

Ha sido una etapa durísima, muy dura para todos los profesionales sanitarios. También para los gestores e incluso para los directores de los centros que estaban al lado de esos profesionales apoyándolos día y noche. Una etapa durísima donde lo primero que se nos vino encima y quizá fue el primer gran reto que tuvimos en pandemia, fue el sistema residencial de bienestar social. Un sistema que ya estaba sufriendo una presión asistencial muy grande por un incremento de demanda exponencial que tiene que asumir de repente también. Algo que no tenía integrado y poco coordinado como es la atención a los pacientes que estaban en residencias. Y no solamente desde el punto de vista sanitario, porque el sistema de bienestar social surgió desde todos los puntos de vista. En algunas residencias, todos los profesionales que tenían estaban contagiados de covid, y era difícil encontrar a alguien que cocinara o que limpiara los pasillos de las habitaciones y las habitaciones de los residentes Y todo ese soporte se hizo desde el sistema sanitario y fue un reto bastante duro. Lo que estamos viendo en los medios es lo que pasó. Había mucho de esto en esa época. Se rompió el mercado de la compra de productos sanitarios en cuanto a equipos de protección, en cuanto a respiradores, en cuanto a fármacos, nos preguntan. A veces decimos: 'ahí no llegamos a romper el sistema', porque tenemos unos muy buenos procedimientos de compra y porque también Farmaindustria fue, fue seria en este momento y muy colaboradora con el sistema. Pero es verdad que los mercados se rompieron y los procedimientos de compras cambiaron como del día a la noche y fue muy complicado. Y también la gestión de los recursos humanos fue muy complicada en cuanto a garantizar su protección.

Garantizar también que teníamos el número suficiente de profesionales para atender ese incremento de demanda tan impresionante. Y ahí Castilla-La Mancha tuvo la suerte, entre comillas, y podemos llamarle suerte a eso de que va a ser una de las primeras comunidades afectadas. Fuimos de los primeros que empezamos a contratar profesionales sanitarios y ahí sí que tuvimos un incremento muy importante de más de 5000 sanitarios contratados. Yo creo que valorando y mirando hacia atrás, el sistema ha respondido muy bien para los recursos que teníamos. Yo en las primeras etapas pensé que nos quedamos sin sistema sanitario. Lo digo como lo pienso y hubo un momento en que pensé esto se hunde, no damos abasto y va a ser imposible, va a ser una catástrofe como la guerra de Ucrania. Pero bueno, fuimos capaces, reaccionamos rápido, reaccionamos bien. Teníamos y tenemos magníficos profesionales sanitarios que lo dieron todo, todo. Y hemos conseguido salir de ésta de una forma yo creo que muy digna y habiendo aprendido mucho.

Nos decía antes que en sus primeros pasos como médica, los pacientes se sorprendían de ver una mujer en la consulta. ¿Sigue ocurriendo ahora en el despacho de directora gerente?

Yo creo que ya me conoce todo el mundo. Al principio sí que es verdad que sí, que llamaba un poquito más la atención uno, pero pero realmente yo creo que no, que la sociedad también ha cambiado, que nos acepta a las mujeres directivas de de una forma mucho más normalizada. Y yo creo que la sociedad lo acepta a día de hoy bastante bien. En la mesa que presidía el Consejo Interterritorial, estaba la Ministra, estaba la Secretaria general, estaba la Directora General de Salud Pública, estaba la directora de cartera, estaba la directora de Ordenación y solamente había un director que era el que es el de Salud Digital. Fue un orgullo de mesa y la gente y la sociedad yo creo que lo ha normalizado y lo ha interiorizado ya de otra forma.

Ha sido jurado de los Premios Sanitarias 2022. Nos decía que efectivamente se está normalizando el hecho de ver a mujeres en puestos de responsabilidad, con lo cual podríamos decir que es una meta a corto plazo. ¿Todavía queda camino por recorrer?

Todavía queda camino. Es verdad que las mujeres tenemos otra forma de ser, que tenemos que cambiar. Esto es, no considerar solamente a una parte de los humanos como culpable de de de la situación en la que está la mujer. También la mujer se tiene que empoderar y tiene que cambiar. Y es verdad que ya en en altos cargos yo creo que está muy normalizado y la gente se incorpora porque son retos con muchísimo interés, o sea que nos motivan. ¿A quién le ofrecerían una gerencia de un servicio de salud gustándole la gestión y diría que no ? Es imposible pensarlo, pero es verdad que en puestos todavía intermedios y puestos directivos de hospitales todavía no tenemos la misma penetración. Es muy difícil encontrar mujeres directivas que quieranllevar hospitales. Es difícil también que las mujeres se animen a ser Jefe de Servicio y a enfrentarse a sus compañeros hombres en las en las convocatorias, porque somos poco ambiciosas y poco dadas al enfrentamiento. En cuanto hay un candidato hombre, la mujer dice: 'bueno, pues eres tú, yo te ayudo, no pasa nada'. Yo creo que ese reto todavía hay que superarlo, porque no tenemos la misma proporción de mujeres directivas que las que tenemos de profesionales sanitarias, que como sabes, son casi el 80 por ciento. Todavía nos queda un largo camino por andar y depende de todo, depende de las mujeres y depende de los hombres.

Yo cada día veo más mujeres que se enfrentan a estos retos y creo que desde la administración tenemos que ayudar también, intentando que esa conciliación familiar que tan importante es para que una mujer se pueda incorporar al trabajo, sea una realidad. Y también tenemos que hacer de los puestos de gestión puestos amigables, que que dejen compatibilizar a la mujer su trabajo con la familia. No tienes mañana, no tienes noches, no tienes fines de semana y eso es muy difícil de compaginar con la vida familiar. Tenemos que hacer que la gestión sea más humana también y que tenga posibilidades de conciliación con la vida laboral, con la vida familiar, sino nunca llegaremos a tener mujeres, tantas mujeres como los hombres en gestión.

No sé si lo dice por experiencia propia, es decir, porque ha tenido que renunciar a ciertas cosas por asumir estos cargos de responsabilidad...

Pues ciertamente se pasan etapas. Yo tengo dos hijos y ahora mismo dos nietos. Y además lejos de mi familia, porque ha vivido siempre en Granada y yo me vine a vivir a Castilla-La Mancha allá por el año 88. Por lo tanto, el apoyo familiar para mí era escaso, nulo prácticamente. Entonces, conciliar ha sido complicado. Sí que es verdad que yo he ido abordando retos, pero cuando concluían etapas, etapas familiares en las que no era tan necesaria en casa, como por ejemplo cuando mis hijos se fueron a la universidad. Ahí, como tuve a mis hijos joven, yo ya podía dedicarme a la gestión y tenía mucho más tiempo para mí. Te lo tienes que plantear en etapas, no puedes compaginar muchas veces el hecho de llevar una familia, tener hijos y poder dedicarte a la gestión. Mi hijo sigue viviendo en mi casa, pero vamos ya con 29 años que tiene, me da igual si no ha comido. Que vaya al bar y que compre algo, que no pasa nada.
 
¿Qué dicen sus hijos de su madre?
 
Que es muy trabajadora. Desde pequeñitos siempre les decían "¿Y eso de que tu madre se vaya para acá y para allá...". Y mi hija decía con mucho orgullo - yo creo que en eso he podido darles ejemplo también a ellos-  "pero mi madre no se va a ningún sitio, mi madre se va a trabajar, mi madre es que es muy trabajadora". Siempre decía lo mismo y yo espero haberles enseñado que el trabajo hace muy felices a las personas. Yo creo que la felicidad, y eso siempre se lo he dicho a mis hijos, es marcarse metas y conseguirlas. En eso consiste la felicidad humana y se consiguen solamente a base de trabajo.
 
Como diplomada por la Universidad Carlos III, ¿qué importancia cree que tiene la Bioética en un área como la sanidad?

Yo creo que es fundamental. Apoyo tanto la formación en Bioética, que tendría que ser obligatoria en las universidades, como el reciclaje, o sea como la formación continuada de los profesionales en Bioética. Porque te enseña el método que creo que es imprescindible para ejercer la práctica, para ejercer una actividad sanitaria. Y el método es analizar muy bien primero los cursos de acción y luego los diferentes caminos que puede seguir una persona dependiendo de la intervención que tú vayas a realizar con ella. Y una vez que, en ese curso de acción, has llegado a la consecuencia y has virtualizado y descrito a dónde va a llegar si tú sigues ese camino, tienes que evaluar y sopesar cuál va a aportar una mayor mejora al paciente. Ese es el método que se utiliza para el análisis bioético de todos los casos y yo creo que es lo más importante de lo que puede aportar a la práctica clínica. Si hablamos de respeto a las decisiones de la persona es algo que el profesional sanitario debe tener interiorizado sí o sí. Yo creo que el método que enseña el análisis biótico es muy importante y pensar todo lo que hacemos. Algo que esta sociedad no hace. Antes de hacerlo no pensamos.  Esto verán mal que lo diga, pero yo me incluyo también. Entonces, es importante pensar antes de hacer y pensar antes de opinar, tener una visión crítica y absolutamente analítica de todo lo que se nos dice y de todo lo que vamos a hacer. Y con eso construiremos una sociedad mucho más sólida. No podemos pensar que todo es reversible.

"La formación en Bioética debería ser obligatoria en las universidades"
Estamos acostumbrados a que una sociedad de bienestar, con un nivel de bienestar tan alto que pensamos que nada puede volver para atrás y nuestras actuaciones pueden dar al traste con muchas mejoras y con muchas avances de la sociedad moderna. Y esto lo estamos viendo, lo estamos viendo en Ucrania y en muchas de las cosas que nos pasa en el mundo a día de hoy.
 
Vamos a utilizar esa visión crítica en el caso de un sistema autonómico como este. A diez años vista, ¿qué debería tener el Sescam para que siga funcionando bien y para que sus profesionales estén contentos?
 
Yo estoy muy contenta de cómo funciona el Sescam pero tenemos que seguir trabajando en formación, en relevo generacional, en transmisión de conocimiento a los nuevos profesionales y en hacer atractivo este sistema de salud. Tenemos que seguir avanzando en participación. Nuestros profesionales tienen que trabajar en red. Hace mucho tiempo que los investigadores nos demostraron cuáles eran las ventajas de las redes de profesionales, en este caso para potenciar, sumar conocimiento y llegar mucho más lejos en sus investigaciones. Y el sistema de salud también debe trabajar en red y coordinado. Y tiene que ser un sistema transversal, sin áreas, sin delimitaciones, sin localismos y sin compartimentos estancos. Con eso y una digitalización que nos viene y que va a ser muy importante. Hablamos de Historia Clínica común en el Sistema Nacional de Salud, hablamos de Telemedicina con nuestros pacientes. Eso en equidad puede aportarnos muchísimo. Dése cuenta lo que supone en esta comunidad ser de la Sierra de Guadalajara. Áreas muy despobladas que tienen un centro sanitario a más de una hora de camino. Entonces, la Telemedicina también va a ser fundamental, pero hay que tener mucho cuidado para que toda esta innovación que vayamos incorporando haga un sistema todavía más humano. Porque es verdad que la digitalización despersonaliza mucho la atención y tenemos que saber mantener el equilibrio. Y ser también sostenibles para que esa digitalización se vea como una ventaja y no como un inconveniente para el paciente.


En cuanto a la historia clínica, yo creo que es un objetivo que marcamos diría a corto plazo. O a corto plazo para lo que es una historia clínica. Creo que en dos o tres años podremos tener una común. También los catalanes y otras comunidades están trabajando en ello. Se trata de construir arquetipos que sean comunes entre nosotros para que tengamos la historia que tengamos, todas puedan hablarse entre sí y rompamos esta Torre de Babel que construimos en su día, que fue muy necesaria y aportó mucho. O sea, yo no soy crítica con lo pasado. Hicimos distintas historias porque cada uno evolucionó como pudo y la introdujo como pudo. La historia digital es uno de los grandes avances que ha tenido el Sistema de Salud en estos últimos 20 años y hoy en día planteamos la necesidad de que sea cómodo.
 
En la parte personal, si miráramos por un agujerito, ¿qué descubriríamos? ¿Cómo es Regina en su tiempo libre?
 
Yo me evado poco. Pero realmente soy una persona muy normal. Trabajo aquí en Toledo y vivo en Alcázar de San Juan. Sigo llegando a dormir todas las noches a mi casa. Me gusta ver a mis nietos antes de dormir todos los días, si puedo llegar antes de que estén acostados. Me gusta mucho leer, la música, viajar... Ya no puedo viajar, prácticamente no tengo tiempo para viajar, pero cuando no me dedicaba a esto, también me dedicaba a viajar. Es cuestión de dedicarse al trabajo, que lleva muchas horas pero luego pasará esta etapa y podremos volver a hacer cosas de las que antes podíamos hacer y me gustaban, como por ejemplo viajar.
 
Si le dijeran de hacer una película o una serie sobre su vida, ¿cómo cree que se titularía?
 
Pues yo a esa película la llamaría 'Compromiso'. He sido siempre una persona muy comprometida con todos los proyectos en los que me ha embarcado. Siempre he llegado hasta el final, he sido perseverante y si me he comprometido con un proyecto de crecimiento de un área como el Hospital de Alcázar, he llegado hasta las últimas consecuencias. Y ahora me he comprometido con este proyecto. Me ocupa todo el tiempo y para mí lo principal. Y también mi compromiso familiar. Como cuando yo quise tener dos hijos y mi compromiso con ellos hasta que han crecido ha sido también absoluto. Yo me definiría como una persona muy comprometida. Ya desde pequeñita me decían 'abogado de pobres 'en el colegio y siempre que he visto una casa o un reto o un proyecto que me gustaba, pues he estado ahí y he sido capaz de participar y de trabajar hasta el final.

Regina, ¿qué metas quedan por conseguir?
 
Pues esta especialidad de Urgencias puede ser una gran meta y yo ya pienso en jubilarme también. O sea, no es que no me guste vivir la vida, me gustan mis compromisos, mis objetivos, mis trabajos, pero también estoy pensando que va llegando la época de jubilarme. Todavía me quedan unos años, pero espero jubilarme con que, si no soy yo la specialista en Medicina de Urgencias hospitalarias, hayamos dejado a otros la oportunidad. Espero que esto, que fue para mí un reto hace 25 años, pueda hacerse realidad.
 
¿Qué consejo le daría a la Regina que estaba empezando a estudiar Medicina?
 
Mi consejo para mí siempre ha sido el mismo: no hables tanto, no seas tan bocazas. Pero es el mismo consejo que me doy todos los días por la mañana. Y sin embargo no hago caso. Quiero con esto decir que, sabiendo que no soy perfecta en absoluto, que tengo muchísimos defectos, estoy contenta conmigo. Estoy a gusto conmigo en como soy. Por lo tanto, tampoco creo que que variara muchas cosas de mi vida, ni que cambiaran muchas cosas. Estoy contenta con la vida que he tenido y como me he hecho a mí misma y como soy. Con muchos defectos, pero bueno, todos tenemos que tenerlos.


 

Fuente: Redacción Médica
Palabras clave: SNS, Regina Leal
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