En un mundo cada vez más globalizado y complejo, la salud mental ha emergido como una preocupación central. Los psicólogos, como agentes de cambio, desempeñan un papel fundamental en la promoción del bienestar individual y colectivo. Sin embargo, ¿cómo preparamos a los futuros psicólogos para enfrentar los desafíos de una sociedad diversa y en constante transformación?
Una respuesta radica en la formación de competencias ciudadanas (CC). Estas habilidades, que van más allá del conocimiento técnico, permiten a los individuos interactuar de manera efectiva con otros, resolver conflictos, y contribuir al bien común. Este artículo explora la importancia de integrar las CC en la formación de psicólogos, basándose en el marco conceptual de la UNESCO y en la evidencia científica disponible.
La vida en comunidad se ha vuelto cada vez más compleja, demandando un equilibrio delicado entre el bienestar individual y colectivo. Alcanzar un desarrollo sostenible que priorice la salud mental se ha convertido en un desafío crucial para las ciudades y sus habitantes. El derecho a la salud mental se entrelaza con el derecho a la ciudad (Lefebvre, 1978), generando tensiones entre lo individual y lo colectivo. En una era de constante cambio e incertidumbre, donde la seguridad choca con lo desconocido y lo conocido se ve desafiado por lo nuevo.
Por otra parte, la valorización de la individualidad que caracteriza la posmodernidad exacerba estas tensiones, poniendo a prueba la cohesión social.
Para construir una sociedad más saludable, es fundamental recuperar el cuidado como eje central. Como plantea Butler (2017), una 'sociedad del cuidado' puede fomentar el bienestar colectivo. A su vez, la perspectiva salutogénica de Antonovsky (1979) nos invita a entender la salud como un estado de equilibrio y significado. Al cultivar un sentido de coherencia en las personas, es decir, la sensación de que la vida es comprensible, manejable y significativa, podemos promover un bienestar más profundo y duradero. Esta visión resulta esencial para los profesionales de la psicología, quienes pueden contribuir a fortalecer los recursos personales y comunitarios que favorecen la salud mental.
La formación de los psicólogos debe incluir una sólida base en las ciencias sociales, que permita comprender cómo los factores socioculturales influyen en la salud mental. Las competencias ciudadanas, adquiridas a través de procesos de socialización y aprendizaje, son fundamentales para el bienestar individual y colectivo. La 'alfabetización sanitaria', como la describen Nielsen y sus colegas (2004), es un ejemplo de cómo la educación puede promover conductas saludables y fortalecer los lazos sociales.
Al integrar estos conceptos en los planes de estudio, podemos formar psicólogos capaces de abordar los desafíos de la salud mental desde una perspectiva holística, promoviendo la prevención, la promoción y la intervención en los diversos contextos en los que se desenvuelven.Los psicólogos, como agentes de cambio, pueden desempeñar un papel fundamental en la promoción de las competencias sociales, tanto en sus prácticas profesionales como desde su labor docente.
Al fortalecer las habilidades sociales y emocionales de usuarios y estudiantes, los psicólogos contribuyen a crear comunidades más saludables y resilientes. Los hallazgos de nuestro estudio "Formación de psicólogos desde las competencias sociales: un estudio Delphi" (2025) respaldan esta afirmación y subrayan la necesidad de una formación inicial que integre las CC de manera más profunda.
Guillermo Staaden M. Docente investigador Universidad Metropolitana, Programa de Psicología, Grupo DEHUMS. Barranquilla, Colombia.