Someter al paciente a un seguimiento estrecho durante el primer año reduce significativamente el riesgo de una nueva tentativa de suicidio. Además, la prevención y acompañamiento personalizado son las claves para transformar la atención en salud mental en España y reactivar un plan nacional, según se desprende de la casuística del programa Código 100, con más de una década de implantación.
La Dra. Ana María de Granda, especialista del Servicio de Psiquiatría de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, explicó para Medscape en español: "El Código 100 es un programa destinado a la prevención y tratamiento de la conducta suicida en pacientes a quienes se identifica con un alto riesgo de suicidio".
El proyecto se inició en el año 2012 en su centro sanitario, tras publicarse en la comunidad un estudio que ponía de manifiesto deficiencias en la atención de la conducta suicida, "fundamentalmente el escaso porcentaje de pacientes que tras atención en urgencias llegaban a la primera consulta ambulatoria".
Por tanto, "uno de sus principales objetivos es garantizar la continuidad de cuidados tras atención en el servicio de urgencias", conociendo al paciente así como dónde y por quién será atendido en los siguientes días.
"Tras la primera atención en urgencias, el paciente recibe una cita ambulatoria conmigo en los siguientes siete días y en esa primera consulta se generan todas las citas de revisión que tendrá a lo largo de un año de seguimiento intensivo, tiempo que dura la atención en el programa".
Además de la continuidad de cuidados, entre sus objetivos se encuentra evaluar cuidadosamente el riesgo de suicidio, intentar prevenir la repetición de nuevas conductas suicidas, así como el diagnóstico y tratamiento precoz de posibles enfermedades subyacentes.
Sólido vínculo terapéuticoLos logros más destacables conseguidos con este programa, según la Dra. De Granda, son que, "en primer lugar, permite la atención frecuente y personalizada de las personas en riesgo, generando un vínculo terapéutico sólido que es la base de la atención". Se han hecho varios estudios y publicaciones a este respecto, que han demostrado la eficacia y eficiencia del programa.
En su tesis doctoral, la Dra. Teresa Pacheco recogía que al contactar con los pacientes a los tres días y al mes se reducía en un alto porcentaje el riesgo de repetir la conducta suicida en los seis meses siguientes: "Se puso de manifiesto que había más riesgo de repetir la conducta al mes y a los seis meses, por tanto, sería un periodo por destacar en el tratamiento de estos pacientes y que con el programa intensivo anual conseguimos cubrir adecuadamente".
Por otro lado, se hicieron estudios de comparación con el programa ARSUIC (atención al riesgo suicida), instaurado en los distintos hospitales de la Comunidad de Madrid, que consta de una cita en los primeros siete días tras la asistencia en urgencias) y un programa de psicoterapia intensiva semanal durante dos meses.
En un primer artículo del Dr. Martínez-Ales, publicado en 2019, "se evidenció que tanto el Código 100 como el programa de psicoterapia intensiva eran más eficaces que el programa ARSUIC". Hicieron también otro estudio de coste-efectividad del Dr. Martínez-Ales, "y se vio que el Código 100 era más costo-eficiente que los otros dos programas".
La diferencia fundamental con otros programas similares, destacó la Dra. De Granda, es el bloque de citas que generamos y que garantizan el seguimiento continuado durante un año entero. "Esto nos permite estar presentes en momentos de especial vulnerabilidad, ya que en estudios que se ha visto que hay un importante riesgo de repetir la conducta al mes del intento y a los seis meses".
Situación alarmante en EspañaLa situación en España es alarmante, ya que, según los últimos datos disponibles del Instituto Nacional de Estadística, en 2022 se registraron 4.227 suicidios.
Por su parte, el Dr. Diego Palao profesor titular, director del Departamento de Psiquiatría y Medicina Legal de la Universitat Autónoma de Barcelona y miembro de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental que coordina el Plan de Prevención del Suicidio de Catalunya desde 2021, comentó para Medscape en español:
"El Ministerio de Sanidad ha elaborado por primera vez un Plan de Acción Nacional de Prevención del Suicidio 2025-2027", que se basa en las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS): integrar acciones con evidencia científica en todos los niveles de la prevención.
"Así incorpora medidas de prevención universal en la población general, de prevención selectiva en grupos de mayor vulnerabilidad y de prevención indicada en personas con alto riesgo, como los supervivientes de tentativas de suicidio a través del Código Riesgo Suicidio". El Plan está pendiente de una aprobación por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud y de que pueda contar con una asignación presupuestaria adecuada.
Planes territoriales heterogéneos
En esa línea, cabe recordar que la mayoría de los países de la Unión Europea contaban con planes nacionales que siguen las directrices de la OMS y de estrategias como la Alianza Europea contra la Depresión (EAAD). En España, la mayoría de las comunidades autónomas habían elaborado planes territoriales con una implementación muy heterogénea y la gran mayoría sin dotación presupuestaria específica o una estrategia de mejora de la información para su evaluación.
"El Pla de Prevenció del Suïcidi de Catalunya (PLAPRESC 2021-2025) ha contado con un presupuesto específico, lo que nos ha permitido desarrollar múltiples acciones de prevención universal y selectiva, con campañas de sensibilización en medios públicos que por primera vez hablaban directamente de la prevención del suicidio", explicó el Dr. Palao.
Además, "se ha mejorado el Código Riesgo Suicidio que existía desde 2015 y se puso en funcionamiento un teléfono de prevención integrado en el 061 de Emergencias Médicas y atendido por profesionales expertos que complementa el trabajo de otros teléfonos comunitarios de prevención, como el 024 a nivel nacional o el de la esperanza, en Barcelona".
Impulso formativo en diversos ámbitos
El programa en cuestión no solo evalúa factores generales como antecedentes familiares y conductas previas, sino que también individualiza cada caso. La creación de un plan de seguridad, con herramientas prácticas para manejar crisis y el desarrollo de un vínculo terapéutico, es clave. "Es fundamental que el paciente sienta la consulta como un lugar seguro y al profesional como un aliado al que decidan pedir ayuda en un momento de riesgo", destacó la Dra. De Granda en la nota de prensa de su centro sanitario.
Fundación Jiménez Díaz. "Código 100", programa de la Fundación Jiménez Díaz para la atención inmediata y adaptada de pacientes en riesgo de suicidio, previene nuevos intentos y trata de forma precoz posibles enfermedades subyacentes.
Además, el éxito de este proyecto también radica en la formación continua del personal sanitario y la concienciación de la población de los recursos disponibles. Se subrayó la importancia del médico de familia, además de la importancia del apoyo familiar y del entorno cercano para prevenir el suicidio.
El médico de atención primaria desempeña un papel clave en el abordaje de la conducta suicida, apuntó la Dra. De Granda. En muchas ocasiones va a ser el primer profesional con el que el paciente se sincere "y esto representa una importante oportunidad para ayudar". No debemos olvidar que la relación médico-paciente que se forja en estas consultas es muy importante.
En cuanto a formación sobre prevención del suicidio en nuestro país, el Dr. Palao indicó: "Se han realizado múltiples acciones formativas con profesionales de la salud impulsadas por los planes de prevención territoriales, pero es fundamental que se mantengan en el tiempo".
No solo hay que actuar en el campo de la salud, es esencial mejorar el conocimiento y acabar con el estigma, para lo cual son necesarios todos los profesionales potencialmente implicados en la prevención. "Es la única forma de mejorar la detección y la gestión del riesgo a todos los niveles".
En el Pla de Prevenció del Suïcidi de Catalunya, la detección transcurre a través de guías implementadas en educación secundaria, universidades, policía, personal de prisiones o de la atención a la infancia. "Pero también se deben impulsar acciones formativas en jóvenes para mejorar su resiliencia y la búsqueda de ayuda efectiva en casos necesarios. Hay mucho trabajo por hacer en formación y sensibilización y las asociaciones de supervivientes están contribuyendo notablemente a ello", señaló el especialista.
Ascenso en población infanto-juvenil
En otro orden de cosas, la Dra. De Granda compartió que las principales enfermedades subyacentes que han detectado en estos pacientes son, fundamentalmente, los trastornos afectivos, trastorno por uso de sustancias, esquizofrenia y trastornos de la personalidad.
El riesgo de suicidio de las y los pacientes con diagnóstico de depresión mayor es tres veces mayor que en la población general y se estima que "80 % de los suicidios consumados presentan un cuadro depresivo. Se debe evaluar cuidadosamente y en caso de presentar una enfermedad mental, iniciar el tratamiento adecuado".
Finalmente, cabe recordar que en los últimos años la conducta suicida en población infanto-juvenil ha ido creciendo significativamente, "convirtiéndose en un problema de salud pública que merece especial atención". Según la OMS, el suicidio es la tercera causa de defunción en las personas entre los 15 y los 29 años, y desde 2010 hasta la actualidad, las cifras han aumentado considerablemente.
Además, "hay que señalar también el aumento de autolesiones no suicidas que incrementan el riesgo de suicidio y que se encuentra extendido entre nuestros jóvenes", enfatizó la Dra. De Granda. Se trata de una población en la que hay que hacer hincapié, "no solo desde el medio sanitario, sino también en coordinación con el medio educativo".
La Dra. De Granda y el Dr. Palao han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.Este contenido fue publicado originalmente en Medscape en español, parte de la Red Profesional de Medscape.