La irritabilidad refleja una propensión a la frustración y la ira, y es un síntoma transdiagnóstico de psicopatología tanto externalizada como internalizada.
Si bien las experiencias adversas tempranas se asocian con niveles más altos de irritabilidad, las experiencias de privación psicosocial temprana y si las colocaciones familiares pueden mitiga...
La irritabilidad refleja una propensión a la frustración y la ira, y es un síntoma transdiagnóstico de psicopatología tanto externalizada como internalizada.
Si bien las experiencias adversas tempranas se asocian con niveles más altos de irritabilidad, las experiencias de privación psicosocial temprana y si las colocaciones familiares pueden mitigar el impacto en la irritabilidad posterior siguen sin explorarse.
El estudio actual examinó la irritabilidad en 107 jóvenes de 16 años con antecedentes de cuidado institucional de un ensayo controlado aleatorio de cuidado de crianza como alternativa al cuidado institucional y 49 niños de comparación comunitaria.
A los 16 años, la irritabilidad se evaluó utilizando formularios de informe de los padres y de los propios pacientes del Índice de Reactividad Afectiva.
En comparación con los adolescentes de la comunidad, aquellos con antecedentes de atención institucional exhibieron niveles de irritabilidad significativamente elevados.
Entre aquellos que experimentaron atención institucional, los asignados al azar a hogares de acogida tuvieron niveles más bajos de irritabilidad en comparación con los participantes asignados al azar al grupo de atención habitual, y este efecto persiste después de controlar la emocionalidad negativa inicial.
Estos hallazgos sugieren un vínculo causal entre el cuidado de crianza de alta calidad y una menor irritabilidad después de la privación psicosocial.
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