Variabilidad del sueño y consecuencias negativas del alcohol en estudiantes universitarios: asociaciones dinámicas con el TDAH

Antecedentes

Los estudiantes universitarios presentan con frecuencia altos niveles de consumo de alcohol y patrones de sueño deficientes, dos factores de riesgo que suelen interactuar y potenciarse mutuamente. Estas dificultades son aún más pronunciadas en quienes presentan trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), ya que este grupo es especialmente vulnerable tanto a los problemas de sueño como a las consecuencias negativas del consumo excesivo de alcohol.

Aunque gran parte de la investigación previa se ha centrado en los promedios de sueño (por ejemplo, la cantidad de horas dormidas o la hora promedio de acostarse), un aspecto menos explorado es la variabilidad del sueño, es decir, las fluctuaciones diarias en los horarios de acostarse, despertarse y en la duración del sueño. Dicha variabilidad puede ser un indicador más sensible de problemas de autorregulación, un componente central tanto en el TDAH como en los patrones de consumo de alcohol.

Métodos

El estudio empleó un diseño de diarios diarios durante dos semanas en una muestra de 101 estudiantes universitarios que reportaban consumo elevado de alcohol (51 con TDAH y 50 sin TDAH). Se utilizaron Modelos de Ecuaciones Estructurales Dinámicas (DSEM) para analizar las diferencias entre grupos en la variabilidad y los promedios del sueño (hora de acostarse, hora de despertarse y duración del sueño), así como su relación con las consecuencias negativas asociadas al alcohol.

Resultados

Los análisis mostraron que los estudiantes con TDAH se despertaban, en promedio, más tarde que sus compañeros sin TDAH, aunque no se observaron diferencias significativas en la hora promedio de acostarse ni en la duración total del sueño. No obstante, los participantes con TDAH presentaron mayor variabilidad en todas las medidas de sueño (hora de acostarse, hora de despertar y duración del sueño), junto con mayores consecuencias negativas relacionadas con el alcohol.
De forma notable, cuando se ajustaron los modelos estadísticos, el TDAH no se mantuvo como un covariable significativo. En cambio, fue la variabilidad en la duración del sueño —independientemente del diagnóstico de TDAH— la que predijo un aumento en las consecuencias negativas vinculadas al consumo de alcohol.

Conclusión

Estos hallazgos subrayan la importancia de la regularidad del sueño como un posible mecanismo de riesgo para los efectos adversos del alcohol en universitarios. En particular, sugieren que las fluctuaciones en la duración del sueño pueden ser un factor clave que exacerba los problemas de autocontrol y aumenta la vulnerabilidad a las consecuencias negativas, tanto en jóvenes con TDAH como en aquellos sin el trastorno. Promover hábitos de sueño consistentes podría, por tanto, constituir una estrategia preventiva eficaz para mitigar el impacto del consumo de alcohol en esta población.

Resumen modificado por Cibermedicina

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