Debido a la responsabilidad familiar, los hermanos de niños con TEA presentan un riesgo elevado de retrasos en el lenguaje. Los procesos que contribuyen a los retrasos en el lenguaje en esta población siguen sin estar claros.
Métodos
Teniendo en cuenta los vínculos bien establecidos entre la atención a las señales audiovisuales dinámicas inherente...
Debido a la responsabilidad familiar, los hermanos de niños con TEA presentan un riesgo elevado de retrasos en el lenguaje. Los procesos que contribuyen a los retrasos en el lenguaje en esta población siguen sin estar claros.
Métodos
Teniendo en cuenta los vínculos bien establecidos entre la atención a las señales audiovisuales dinámicas inherentes a la cara y el procesamiento del habla de un hablante, investigamos si la atención a la cara y la boca de un hablante difiere en bebés de 12 meses con alto riesgo familiar de TEA pero sin diagnóstico de TEA (hr -sib; n = 91) y en bebés con bajo riesgo familiar (lr-sib; n = 62) de TEA y si la atención a los 12 meses predice los resultados del lenguaje a los 18 meses.
Resultados
A los 12 meses, los bebés hr-sib y lr-sib no difirieron en la atención a la cara ( p = 0, 14), la preferencia por la boca ( p = 0, 30) o en las puntuaciones del lenguaje receptivo y expresivo ( p = 0, 36, p = . 33).
A los 18 meses, los bebés hr-sib tenían puntajes más bajos de lenguaje receptivo ( p = 0, 01) pero no expresivo ( p = 0, 84) que los bebés lr-sib. En los bebés lr-sib, una mayor atención a la cara ( p = 0, 022) y una preferencia por la boca ( p = 0, 025) contribuyeron a mejores resultados del lenguaje a los 18 meses. En los bebés hr-sib, ni la atención a la cara ni la preferencia por la boca se asociaron con los resultados del lenguaje a los 18 meses.
Conclusiones
A diferencia de los bebés de bajo riesgo, los bebés de alto riesgo no parecen beneficiarse de las señales prosódicas y del habla audiovisuales al servicio de la adquisición del lenguaje a pesar de la atención intacta a estas señales.
Proponemos que el procesamiento deficiente de las señales audiovisuales puede constituir el vínculo entre los factores de riesgo genéticos y los malos resultados del lenguaje observados en todo el espectro de riesgo del autismo y puede representar un endofenotipo prometedor en el autismo.
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