De acuerdo con el DSM-IV-TR los trastornos del control de impulsos comprenden:
el trastorno explosivo intermitente,
la cleptomanía,
la tricolomanía,
el juego patológico,
la piromanía y
otros trastornos.
Los trastornos del control de impulsos se caracterizan por la dificultad en resistir el impulso a realizar un acto perjudicial para sí mismo o para los demás.Los trastornos del control de impulsos son un grupo de condiciones psiquiátricas en las que una persona tiene dificultades para resistir la urgencia de realizar actos que podrían ser dañinos para ellos mismos o para otros.
Estos trastornos pueden afectar significativamente la vida social, laboral y personal de un individuo. Aquí algunos de los más comunes:
Trastorno explosivo intermitente: Caracterizado por episodios de agresión desproporcionada a la situación o provocación. Las personas con este trastorno pueden tener explosiones verbales o físicas hacia objetos, otras personas o ellos mismos.
Cleptomanía: La incapacidad de resistirse al impulso de robar objetos que usualmente no son necesarios para el uso personal o por su valor monetario. Este robo no es cometido para expresar ira o venganza y no se debe a un delirio o una alucinación.
Piromanía: Involucra una fascinación compulsiva por el fuego, así como la impulsividad en iniciar incendios repetidamente sin motivos obvios y sin considerar las consecuencias. Los individuos con piromanía sienten una tensión o activación emocional antes del acto.
Juego patológico o ludopatía: Se define por la necesidad recurrente de apostar, a menudo con apuestas más grandes o asumiendo mayores riesgos para sentir excitación, y con frecuentes intentos fallidos de controlar o detener el comportamiento de juego.
Trastorno de compras compulsivas: Se caracteriza por una compra desmedida e irresistible que resulta en angustia emocional o problemas financieros, sociales o laborales. A menudo se compra durante períodos de sentirse angustiado.
El tratamiento de los trastornos del control de impulsos puede incluir terapia cognitivo-conductual, que ayuda a las personas a aprender a identificar y cambiar los patrones de pensamiento que llevan a comportamientos impulsivos. También se pueden usar medicamentos, como antidepresivos o estabilizadores del estado de ánimo, para ayudar a controlar los impulsos. El apoyo de grupos y la intervención temprana son vitales para manejar estos trastornos efectivamente.