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Vinculan una zona del cerebro con el impulso de consumir duces, grasas, sal y otros alimentos



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Noticia | Fecha de publicación: 22/09/2025
Artículo revisado por nuestra redacción

  Científicos del Instituto Zuckerman de la Universidad de Columbia (Estados Unidos) han vinculado una zona del cerebro en ratones con el impulso de consumir no solo dulces, sino también grasas, sal y otros alimentos. Los hallazgos demuestran que esta zona actúa como un regulador que puede amplificar o reprimir el consumo. Este descubrimiento, detallado en 'Cell', podr&...



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Científicos del Instituto Zuckerman de la Universidad de Columbia (Estados Unidos) han vinculado una zona del cerebro en ratones con el impulso de consumir no solo dulces, sino también grasas, sal y otros alimentos. Los hallazgos demuestran que esta zona actúa como un regulador que puede amplificar o reprimir el consumo.


Este descubrimiento, detallado en 'Cell', podría dar lugar a nuevos tratamientos tanto para la sobrealimentación como para la subalimentación. Por ejemplo, los resultados sugieren que encontrar maneras de modular este circuito cerebral podría ayudar a tratar a las personas que sufren la grave pérdida de apetito y el desgaste muscular que suelen observarse en un gran número de pacientes de quimioterapia.


"La relación entre algo que estimula el apetito, como la grasa o el azúcar, y su capacidad para incitarnos a consumirlo ha sido una cuestión abierta en neurociencia" , puntualiza Charles S. Zuker, autor correspondiente del estudio, investigador principal del Instituto Zuckerman de Columbia e investigador del Instituto Médico Howard Hughes.


"Este trabajo aporta nuevas perspectivas interesantes e identifica un centro cerebral que orquesta un control unificado sobre las conductas consumatorias".


El doctor Zuker y sus colaboradores comenzaron analizando el circuito cerebral de ratones que responde a los sabores dulces. Su objetivo era explorar cómo una sensación que puede estimular el apetito incita el deseo de consumir.


Los científicos investigan primero la amígdala, el centro emocional del cerebro, que también ayuda a determinar si diversas sensaciones son agradables o desagradables. Identificaron neuronas, un tipo de célula cerebral, en la amígdala central que se activaban con el dulzor.


Cada una de estas neuronas poseía ramificaciones que llegaban a una región cerebral llamada núcleo del lecho de la estría terminal (BNST), que, según estudios previos, estaba asociada con la alimentación y las respuestas a las recompensas.


La supresión de las neuronas del BNST suprimió considerablemente el consumo de dulces, incluso en animales muy hambrientos.


Los científicos demostraron además que esta región del cerebro estaba asociada con la necesidad de consumir no sólo dulces, sino también sal, grasas, alimentos y otras sustancias.


"Nuestro descubrimiento superó con creces nuestras expectativas" , afirma el doctor Li Wang, coautor principal del estudio e investigador postdoctoral en el laboratorio de Zuker. "No esperábamos que esta región cerebral fuera tan importante y estaría tan involucrada en una gama tan amplia de conductas de consumo de forma tan general".


Los científicos descubrieron conexiones anatómicas entre el BNST y otras partes del cerebro que subrayan su papel en el consumo. Por ejemplo, encontraron vínculos entre el BNST y los circuitos cerebrales que detectan los estados internos de un animal, como la necesidad de comer cuando tiene hambre o de consumir sal cuando sus niveles corporales de sal bajan peligrosamente.


"Ahora tenemos una mejor comprensión de cómo el cerebro integra necesidades internas específicas con señales sensoriales para obtener respuestas consumatorias apropiadas" , agrega José A. Cánovas, coautor principal del estudio e investigador postdoctoral en el laboratorio de Zuker.


Este descubrimiento de un "marcador cerebral" para el consumo podría algún día ayudar a pacientes con cáncer sometidos a quimioterapia, quienes a menudo experimentan caquexia, una afección que puede provocar una peligrosa pérdida de apetito y peso. Cuando se administra a ratones un fármaco de quimioterapia que puede provocar un estado similar a la caquexia, los investigadores descubrieron que estimular el BNST podría protegerlos de la pérdida de peso.


"Los medicamentos de quimioterapia son increíbles porque pueden eliminar el cáncer, pero también suprimen la motivación para comer, lo cual se convierte en un gran problema" , expone el doctor Wang. "Quizás estimular esta área del cerebro pueda ayudar a abordar este problema".


Por otro lado, los investigadores descubrieron que la inhibición del BNST resultó en una pérdida sustancial de peso en ratones. Los científicos también descubrieron que el fármaco para bajar de peso semaglutida (comercializado bajo marcas como Ozempic y Wegovy) actúa sobre las neuronas del BNST, lo que arroja luz sobre cómo podría ayudar a las personas a reducir su consumo.


"Tomar semaglutida puede provocar náuseas y otros efectos secundarios negativos", plantea el doctor Cánovas. "Quizás una mejor comprensión del BNST pueda conducir a terapias que ayuden a suprimir el consumo sin estos efectos".


 

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