El estrés "positivo" en niños controlado por los padres puede ayudar a prevenir trastornos mentales en la edad adulta, como depresión, ansiedad, adicción a las drogas y psicosis, según concluyen expertos reunidos en el International Center for Scientific Debate (B·Debate), organizado por Biocat y Obra Social La Caixa.
Lo ha dicho en rueda de prensa la colíder del congreso e investigadora del Instituto de Neurociencias de la UAB, Roser Nadal, junto a la investigadora de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza), Carmen Sandi; el director de Investigación y Conocimiento de Fundación Bancaria La Caixa, Jordi Portabella, y el director de Biocat, Albert Barberà.
"Tener a los niños en una burbuja sin estrés no les hace ningún favor", según Roser Nadal, y ha añadido que el estrés positivo puede hacer que el menor se adapte mejor a futuras situaciones de estrés cuando sea adulto, según datos experimentales con ratones y primates, y estudios epidemiológicos con humanos.
Para ella, el estrés es "controlable" con aproximaciones a la situación estresante bajo la supervisión de los padres, que ejercen de reguladores del comportamiento del niño, lo que hará que en el futuro tolere más las situaciones estresantes y evite trastornos mentales.
La investigadora propone incluir en los centros educativos "pequeñas meditaciones" para que los pequeños aprendan a regular las emociones y sepan adaptarse mejor al estrés futuro.
EL ESTRÉS SE HEREDA
Nadal ha advertido a los investigadores: "Si no se invierte en los jóvenes y los niños, perdemos dinero y dejamos una huella a las generaciones que vienen", y ha destacado el componente hereditario de las situaciones de estrés, además de subrayar que el 20% de los niños sufren algún trastorno mental.
El estrés negativo puede proceder de la misma familia, con actitudes negligentes hacia los hijos y, en menor medida, con el maltrato físico del menor, y también de los compañeros de clase cuando hay 'bullying': "Quien experimenta violencia es muy posible que se convierta en maltratador, y se debe romper con la transmisión de la violencia".
Según algunos estudios, el estrés traumática se transmite de generación en generación, pero los cambios epigenéticos --el carácter de los genes-- son muy plásticos, por lo que son reversibles con la exposición a un enriquecimiento ambiental a través de actuaciones positivas, de manera que se detendría la transmisión intergeneracional.