Autor/autores:
Bushra Farooq, Abigail E. Russell, Laura D. Howe...(et.al)
Las experiencias adversas en la infancia (ACE, por sus siglas en inglés) se reconocen como factores de riesgo importantes para el desarrollo de autolesiones y depresión. A pesar de la frecuente coexistencia de ambos problemas, el impacto del momento en que ocurren las ACE durante el desarrollo y la duración de la exposición a estas experiencias en la comorbilidad entre ...
PUBLICIDAD
Estás viendo una versión reducida de este contenido.
Para consultar la información completa debes registrarte gratuitamente.
Tan sólo te llevará unos segundos.
Y si ya estás registrado inicia sesión pulsando aquí.
Las experiencias adversas en la infancia (ACE, por sus siglas en inglés) se reconocen como factores de riesgo importantes para el desarrollo de autolesiones y depresión. A pesar de la frecuente coexistencia de ambos problemas, el impacto del momento en que ocurren las ACE durante el desarrollo y la duración de la exposición a estas experiencias en la comorbilidad entre la autolesión y la depresión ha recibido poca atención en la investigación. Este estudio se centró en analizar cómo estas variables influyen en la aparición conjunta de autolesión y depresión durante la adolescencia.
El estudio incluyó datos de más de 22, 000 niños y adolescentes de tres cohortes longitudinales del Reino Unido: el estudio longitudinal de Padres e Hijos de Avon (ALSPAC), el Estudio de cohorte del Milenio (MCS) y el estudio longitudinal de Gemelos sobre riesgo Ambiental (E-Risk).
Estos participantes fueron seguidos durante 14 a 18 años para evaluar las asociaciones entre diferentes tipos de ACE y un resultado que comprendía cuatro categorías:
(1) sin autolesión ni depresión,
(2) autolesión únicamente,
(3) depresión únicamente, y
(4) autolesión y depresión coexistentes.
Se utilizaron modelos de regresión logística multinomial para estimar las asociaciones entre cada tipo de ACE y los resultados mencionados. Además, se empleó un enfoque de modelado del curso de vida estructurado para determinar si la duración de la exposición (acumulación de ACE) o el momento específico del desarrollo en que ocurrieron (período crítico) tenía mayor impacto sobre la autolesión y la depresión en la adolescencia.
Los hallazgos mostraron que la mayoría de las ACE se asociaron con la autolesión y la depresión coexistentes, y estos resultados fueron consistentes en las tres cohortes. Sin embargo, la influencia del momento del desarrollo y la duración de la exposición a las ACE varió según el tipo de experiencia adversa y la cohorte analizada.
Por ejemplo, en el caso de problemas de salud mental de los padres, una mayor duración de la exposición a estas ACE se asoció fuertemente con la autolesión y la depresión coexistentes tanto en la cohorte ALSPAC (OR ajustado: 1, 18, IC del 95 %: 1, 10-1, 25) como en la cohorte MCS (OR ajustado: 1, 18, IC del 95 %: 1, 11-1, 26).
En contraste, para otras ACE en la cohorte ALSPAC, la exposición durante la niñez media (6-11 años) mostró una mayor asociación con la comorbilidad entre autolesión y depresión, mientras que en la cohorte MCS, la exposición a ACE en la niñez temprana (0-5 años) y en la adolescencia (12-18 años) fue más determinante.
Este estudio subraya la importancia de la intervención temprana y del apoyo continuo para mitigar los efectos de las ACE en la salud mental de los adolescentes.
La exposición prolongada a ACE, como los problemas de salud mental de los padres, se asoció fuertemente con la autolesión y la depresión coexistentes, lo que destaca la necesidad de prevenir la acumulación de estas experiencias adversas a lo largo de la vida.
Además, la variabilidad en el momento crítico de la exposición a otras ACE sugiere que los programas de intervención deben adaptarse para abordar tanto la niñez temprana como la adolescencia, garantizando un enfoque integral para prevenir el desarrollo de trastornos de salud mental en los jóvenes.
En resumen, los esfuerzos por prevenir la exposición prolongada a ACE deben comenzar desde los primeros años de vida, pero también deben extenderse durante la niñez y la adolescencia, dado el impacto diferenciado que estas experiencias tienen según el momento en que ocurren. Estos hallazgos pueden guiar las políticas y estrategias de prevención orientadas a reducir el riesgo de autolesión y depresión en la adolescencia.
Para acceder al texto completo consulte las características de suscripción de la fuente original:https://acamh.onlinelibrary.wiley.com/
