No se recomienda la prescripción rutinaria de benzodiacepinas para prevenir o tratar los episodios de delirio (o síndrome confusional agudo)”. Esta es la conclusión del último informe Essencial (sobre prácticas de poco valor) de la Agencia de Calidad y Evaluación Sanitarias de Cataluña (AQuAS).
El delirio (o delirium) tiene una alta prevalencia en pacientes de edad avanzada hospitalizados, especialmente en unidades de cuidados intensivos (UCI), y se asocia a mayor mortalidad, riesgo de demencia e institucionalización, mientras que las benzodiacepinas son a menudo prescritas para tratar el delirio, sobre todo en personas mayores, aunque se ha demostrado que pueden aumentar el riesgo de sufrirlo, especialmente en pacientes con demencia, pacientes quirúrgicos o ingresados en cuidados intensivos.
Según esta revisión de la AQuAS, las benzoadicepinas pueden triplicar el riesgo de delirio, especialmente en pacientes vulnerables; aumentando el riesgo de caídas, fracturas y deterioro cognitivo, así como la probabilidad de desarrollar demencia.Y la agencia autonómica recomienda que, para el manejo del delirio, hay que tratar la causa, priorizando las intervenciones no farmacológicas.
Si es necesario el tratamiento farmacológico, se recomiendan antipsicóticos a dosis bajas y en monoterapia. Las benzodiacepinas solo se recomiendan en casos de delirio por retirada de alcohol o sedantes, o asociado a convulsiones.
“No se recomienda la prescripción rutinaria de benzodiacepinas para prevenir o tratar los episodios de delirio (o síndrome confusional agudo)”. Esta es la conclusión del último informe Essencial (sobre prácticas de poco valor) de la Agencia de Calidad y Evaluación Sanitarias de Cataluña (AQuAS).
El delirio (o delirium) tiene una alta prevalencia en pacientes de edad avanzada hospitalizados, especialmente en unidades de cuidados intensivos (UCI), y se asocia a mayor mortalidad, riesgo de demencia e institucionalización, mientras que las benzodiacepinas son a menudo prescritas para tratar el delirio, sobre todo en personas mayores, aunque se ha demostrado que pueden aumentar el riesgo de sufrirlo, especialmente en pacientes con demencia, pacientes quirúrgicos o ingresados en cuidados intensivos.
Según esta revisión de la AQuAS, las benzoadicepinas pueden triplicar el riesgo de delirio, especialmente en pacientes vulnerables; aumentando el riesgo de caídas, fracturas y deterioro cognitivo, así como la probabilidad de desarrollar demencia.Y la agencia autonómica recomienda que, para el manejo del delirio, hay que tratar la causa, priorizando las intervenciones no farmacológicas.
Si es necesario el tratamiento farmacológico, se recomiendan antipsicóticos a dosis bajas y en monoterapia. Las benzodiacepinas solo se recomiendan en casos de delirio por retirada de alcohol o sedantes, o asociado a convulsiones.
A la pregunta de por qué el uso rutinario de benzodiacepinas en episodios de delirio es una práctica clínica de poco valor, la AQuAS responde que el delirio “es un síndrome geriátrico clínico con alta prevalencia que suele ser temporal y potencialmente reversible.
Tiene una etiología multifactorial, y puede ser desatado por diversos factores, como enfermedades físicas agudas (infecciones, insuficiencia orgánica o enfermedades neurológicas, entre otros), cirugías, desorientación asociada a estar hospitalizado, consumo de fármacos (especialmente aquellos con actividad anticolinérgica) o desequilibrios electrolíticos por deshidratación o desnutrición”.
“Las principales manifestaciones incluyen alteraciones cognitivas, trastornos del ciclo sueño-vigilia y cambios en la actividad psicomotora, que pueden ser de exaltación o reducción. En algunos casos, también pueden aparecer alteraciones del afecto o síntomas de la esfera psicótica.
Sin embargo, el diagnóstico del delirio a menudo pasa desapercibido, especialmente en los casos de delirio hipoactivo, donde los síntomas principales son letargo y somnolencia, y no agitación o alucinaciones”, añade.
Tampoco son efectivas en profilaxisEl uso de las benzodiacepinas no se recomienda para el tratamiento del episodio agudo de delirio y tampoco son efectivas en la profilaxis del delirio en personas mayores hospitalizadas, ya que aumentan la probabilidad de sufrirlo, subraya la agencia en su informe.
Además, preocupa especialmente el uso de benzodiacepinas con una vida media intermedia o prolongada, “ya que pueden aumentar los efectos adversos, como el agravamiento del delirium o el riesgo de caídas y fracturas”.
Recuerda que las guías de práctica clínica y los documentos de consenso recomiendan que el manejo adecuado de la agitación en pacientes con delirio se centre en identificar y tratar las causas reversibles, priorizando las medidas no farmacológicas y restringiendo el uso de tratamientos farmacológicos.
“Las medidas no farmacológicas para prevenir el delirio son la estrategia más efectiva para prevenir el delirio en personas hospitalizadas”, asevera. Algunas de estas medidas son la fisioterapia, la estimulación cognitiva, la movilización precoz o favorecer la hidratación.
En este sentido, apunta, las aproximaciones multicomponente no farmacológicas pueden reducir el delirio en un 43 % respecto a la atención hospitalaria habitual, previniendo dos de cada cinco casos en adultos hospitalizados fuera de la UCI. También pueden reducir la estancia hospitalaria y, si se produce delirio, acortar su duración en un día.
Por otro lado, solo en Cataluña hubo más de 69.000 episodios anuales de estado confusional (delirio y desorientación no especificada) atendidos entre 2017 y 2020.
La edad media de las personas que presentaban delirio en 2020 fue de 81,4 años en mujeres y 77,8 años en hombres.