Para el DSM-IV-TR comprenden las disfunciones sexuales, las parafilias, los trastornos de la identidad sexual y el trastorno sexual no especificado.
Los trastornos sexuales, también conocidos como disfunciones sexuales, se refieren a problemas que ocurren durante cualquier fase del ciclo de respuesta sexual (deseo, excitación, meseta, orgasmo y resolución) que impiden que la persona o la pareja disfruten de la actividad sexual. Los trastornos sexuales pueden ser de varios tipos y afectan tanto a hombres como a mujeres.
Algunos de los más comunes incluyen:
Trastornos del deseo sexual:
Deseo sexual hipoactivo: Falta de interés en la actividad sexual.
Trastorno de aversión sexual: Evitación activa y miedo extremo hacia el contacto sexual con otros.
Trastornos de la excitación sexual:En mujeres, se manifiesta como una incapacidad para lograr o mantener la lubricación o la excitación sexual.En hombres, se conoce como disfunción eréctil, que es la incapacidad de lograr o mantener una erección adecuada para el coito.
Trastornos del orgasmo:
Eyaculación precoz: Eyaculación que ocurre demasiado pronto durante la relación sexual.
Eyaculación retardada: Retraso o ausencia de eyaculación a pesar de una adecuada excitación y deseo.
Anorgasmia: Dificultad o incapacidad para alcanzar el orgasmo tras una fase de excitación normal.
Trastornos del dolor sexual:
Dispareunia: Dolor genital persistente o recurrente durante el coito.
Vaginismo: Contracción involuntaria de los músculos del suelo pélvico que rodean la vagina, haciendo difícil o imposible la penetración.
Las causas de los trastornos sexuales pueden ser físicas, psicológicas, o una combinación de ambas. Las causas físicas pueden incluir problemas médicos, efectos secundarios de medicamentos, y condiciones hormonales. Las causas psicológicas pueden incluir estrés, ansiedad, depresión, preocupaciones sobre el rendimiento sexual, conflictos de relación, y traumas sexuales pasados.
El tratamiento varía dependiendo de la causa subyacente y puede incluir terapia psicológica, terapia de pareja, educación sexual, medicación, o una combinación de estos. La terapia sexual es especialmente efectiva para abordar los aspectos emocionales y relacionales del trastorno. La comunicación abierta y honesta con la pareja también es fundamental para el manejo y la mejora de los trastornos sexuales.