La depresión es causa principal de discapacidad y constituye en el anciano un problema prioritario de salud pública por sus relevantes consecuencias en morbimortalidad, especialmente en mujeres.
Se seleccionan los registros de edad igual o superior a 65 años de la Encuesta Europea de Salud en España 2014 (n=6.520). Se realiza un análisis descriptivo estratificado por sexo de variables relevantes sociodemográficas, socioeconómicas, de estado de salud, asistencia sanitaria y determinantes de salud, estudiando su asociación con la presencia de trastornos depresivos diagnosticados mediante el cuestionario PHQ-8. En una segunda fase se ajustan modelos de regresión logística para evaluar los trastornos depresivos en función de las variables significativas.
Se detectan un 12,6% de trastornos depresivos (16,8% mujeres; 7,1% hombres). Gran parte de las variables estudiadas se relacionan con los trastornos depresivos en el análisis bivariante, mientras sólo un estado regular o malo/muy malo de salud percibida (ORh =6,7; ORm=3,8), la permanencia en cama, la dificultad o no poder caminar y el dolor severo (ORh =3,5; ORm=2) y extremo (ORh =5; ORm=3,9) permanecen después del ajuste multivariante en ambos sexos. De manera diferencial se asocian con la depresión en la mujer el no saber leer/escribir, la presencia de enfermedad crónica y la falta de interés de otras personas, y en el hombre el grado moderado de dolor.
La mayor frecuencia y vulnerabilidad de depresión en mujeres ancianas puede guardar relación con el nivel educativo, la patología crónica y el apoyo social. Es necesario emprender estudios longitudinales que ratifiquen el papel e influencia de éstos y otros factores.
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