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La teoría de Karen Horney.

  • Autor/autores: Roberto Valderrama Hernández.

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Artículo | 10/02/2006

Datos Biográficos


Karen Horney, nació cerca de la ciudad alemana de Hamburgo el 16 de septiembre 1885, de padre noruego llamado Brendt Wackels Danielson y madre holandesa, llamado Clotilde pertenecía a una familia poco ortodoxa conformada por un hermano mayor, un medio hermano y dos medias hermanas de dos matrimonios anteriores de su padre; además, la vida en su familia era infeliz. Su educación fue de forma estricta por parte de su tiránico padre que era luterano y capitán de barco; lo cual, provocaba que no estuviera de forma regular en su casa. A pesar de ello, Karen conservo un carácter muy independiente. Su infancia estaba llena de contradicciones; por ejemplo, mientras que la autora describe a su padre como un sujeto disciplinario que prefería a su hermano mayor llamado Berndt sobre los demás; pero, al mismo tiempo le traía múltiples regalos a Karen de todas partes del mundo. Su padre, se oponía a los intentos de Horney de ingresar al campo de la medicina; un interés que empezó en ella desde los 12 años. (Rubins, 1978). A pesar de ello, ella entro a estudiar medicina en la Universidad de Freiburg en 1906, en dicha época los estudios universitarios estaban restringidos a las mujeres, ella entro en un pequeño grupo de mujeres, ha estudiar dicha carrera. Era popular y fue incluida en las fiestas y sesiones de estudio de sus compañeros. En 1909 se caso con un asiduo compañero, Oskar Horney; después de lo cual, se fueron a vivir a Berlín donde la autora continuo sus estudios y los termino en la Universidad de Berlín. Paralelamente Oskar inicio una carrera de negocios, la pareja tuvo tres hijos (Cloninger, 2003). En dicha época, el psicoanálisis era tenido en baja estima por el circuito medico y psiquiátrico. Horney decidió hacer su especialidad profesional en el psicoanálisis.

Mientras era estudiante guardó discretamente silencio acerca de sus intereses. Sin embargo, al recibir su grado psiquiátrico tradicional en 1915 dio una conferencia sobre la controvertida teoría freudiana. Empero, ya empezaba de forma incipiente en la autora, el cuestionamiento de la teoría del psicoanálisis ortodoxo. A diferencia de muchos psicoanalistas de esa época, no conocía de forma personal a Freud (Quinn, 1988). Aunque, Freud presidió una sección en 1922 en la que Horney presento un trabajo sobre: la génesis del complejo de castración en las mujeres (O`Connell, 1980).


De 1918 a 1932 estuvo asociada con el prestigioso Instituto Psicoanalítico de Berlín; durante dicho periodo publico artículos sobre el desarrollo masculino y femenino, las relaciones y el matrimonio. Sus 14 trabajos publicados entre 1922 a 1935 bosquejaron una teoría de la psicología femenina que era claramente critica de la Teoría Psicoanalítica ortodoxa; lo cual, provoco, que la comunidad psicoanalítica ortodoxa desechara sus argumentos y ataco sus motivaciones. Fue durante esta época de su vida que estuvo analizada por Kart Abraham y Hans Sachs,; los cuales, se encontraban vinculados con Freud.. Dentro de la personalidad de Karen tendía a explorar nuevas ideas, y además buscaba alivio a sus problemas personales. La autora sufría de depresión, fatiga e insatisfacción en su matrimonio; lo cual, lo expreso teniendo aventuras extramaritales con un amigo de su esposo. Al mismo tiempo, su padre murió y experimentaba sentimientos ambivalentes hacia él, con los que tenía que lidiar: enojo por la infelicidad del matrimonio de sus progenitores; el cual, culmino en separación unos cuantos años antes de su deceso, pero también sentía más cariño por su padre la cual admiraba. Paralelamente, tenia que hacer frente a las exigencias de combinar una educación en medicina con la vida familiar, sin obtener un apoyo significativo de su esposo. Finalmente se separo de él. Al mismo tiempo, fungió como médico residente en un hospital psiquiátrico de Berlín. Posteriormente ejerció como analista y durante dos años fue docente del prestigioso Berlin Psychoanalitic Institute. Empero, conforme se desarrollaron sus propios puntos de vista, Horney estimó que no podía continuar como freudiana ortodoxa; por todo lo anterior, Horney deseaba que la consideraran neofreudiana.

En 1932 llega a la Unión Americana debido a la hostilidad del ambiente profesional en la Alemania Nazi; no sorprende que Horney aceptara la invitación para ser nombrada directora asociada del Instituto Psicoanalítico de Chicago, junto con Franz Alexander. La invitación llegó con la aprobación de Freud (Berger, 1991 y Clemmens, 1984); dos años después fue a New York, debido a que se sentía insatisfecho en dicho Centro. Irónicamente, el mismo tipo de debates profesionales sobre la ortodoxia teórica que la impulsaron a dejar la Alemania Nazi, dividieron dicho Instituto. Cuando emigro a New York se dedico a adiestrar analistas en el New York Psychoanalitic Institute. También dio conferencias y ejerció la docencia en la New School for Social Research. Al mismo tiempo reinicio su actividad de analista y escribió mucho, mediante los cuales provoco una verdadera revolución, arrojando por la borda los principios más aceptados del freudianismo; lo cual, creo una serie de protestas y de críticas violentas.


En 1941 como consecuencia de su propia teoría resulto evidente tanto para Horney como para los miembros que había graves discrepancias entre sus posturas teóricas y como consecuencia de ello ya no podía enseñar ni ejercer el psicoanálisis dentro del marco ortodoxo; debido a que la sociedad psicoanalítica de New York votó por destituirla de su cargo como maestra y supervisora clínica, degradándola a instructora. Horney y sus seguidores rápidamente formaron una nueva organización la Asociación para el Avance del Psicoanálisis, y fundaron el American Journal of Psychoanalysis. El anuncio del nuevo Instituto de formación contenía una declaración de compromiso con una enseñanza no autoritaria: “Se reconoce que los estudiantes son adultos inteligentes y responsables... El Instituto tiene la esperanza de que continuará evitando la rigidez conceptual y respondiendo a las ideas de que cualquier fuente, en un espíritu de democracia científica y académica (citado por Quinn, 1988, Pág. 353). Fue durante esta este periodo que realiza sus exposiciones más claras de la teoría de la autora; las cuales, se pueden encontrar en las obras. Su muerte ocurrió, el 4 de diciembre de 1952 a causa de un cáncer abdominal.

Su teoría de la personalidad, ella le dio el nombre de psicología holística (Kaplan, y Sadock, 1999); la cual sostiene que toda persona debe entenderse como una entidad global que influye sobre el ambiente y es influida por el entorno.

En síntesis Horney afirmaba que la personalidad y su desarrollo reciben más bien una influencia considerable de la cultura y por ende varían de una sociedad a otra. Esta mujer propuso nuevos entendimientos sobre las mujeres y los hombres; los cuales, tienen hoy mayor aceptación que la teoría psicoanalítica ortodoxa, a la que cuestionó. Es elogiada, como un importante modelo de rol para las mujeres en la psicología (O` Connell y Russo, 1980). No solamente se le considera neofreudiana, sino también “una humanista por su visión holística y su énfasis en la autorrealización; y una feminista por su desarrollo en una psicología femenina” (O`connell, 1980, Pág. 81). Además, su enfoque teórico tiene mucha similitud con la teoría de Adler; pues ambos, teóricos tienen la necesidad de estudiar a la persona dentro de su entorno social; como consecuencia de esto, también se le considera como neoadleriano (Sarason, 1978 y col., 1986). Chaplin y col.,, 1968 la clasificaron como psicoanalítica social; pues enfatizaba la percepción de metas y la auto percepción en relación de las metas de la vida como factores básicos en el desarrollo psicológico en el ajuste del entorno Horney desarrollo una teoría sistemática general de la neurosis en la cual, las diferencias sexuales no eran inevitables sino más bien desarrollados dentro de un contexto cultural determinado (Eckardt, 1991; Symonds, 1991; Cloninger, 2003)



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Antecedentes históricos; al margen de Freud: la escuela sociológica


1. Cultura versus naturaleza.

Si se le hubiese preguntado a Horney; sobre la naturaleza humana, lo más probable es que hubiesen contestado algo así: la cultura es el determinante de la personalidad. La naturaleza humana es como consecuencia de la cultura y las relaciones interpersonales son la base para interpretar el misterio de la naturaleza humana. Los llamados teóricos neopsicoanálitico, tal como, Otto Rank, Melanieklein van a defender la hipótesis de que la sociedad es la primera causa en psicología. Este aserto los va a situar más allá de los límites del psicoanálisis ortodoxo.

2. Clima social.

El hecho de que sugiera y se desarrollara el neopsicoanálisis con orientación sociológica en la Unión Americana no es coincidencia, pues en dicho País han aparecido estudios sociológicos, antropológicos y de la psicología social de culturas comparativas en un volumen sin precedentes. Por lo tanto, los científicos de la Unión Americana; las cuales, pudieron o no ser influenciadas por Freud, han descubierto nuevas posibilidades de investigación y nuevas técnicas para estudiar las distintas pautas culturales y relaciones de grupo.

Esto genero una gran diversidad de investigación, llevadas a cabo por autores como Benedict; Mead, Erickson; etc. Gracias a este ensanchamiento para entender el fenómeno de la cultura dentro de la psicología es posible para el ámbito científico y en especial dentro de la psicología tener una visión más realista de cómo interactúan la cultura y la sociedad dentro de la psique del individuo.
La Unión Americana de la década de los 30 del siglo XX era un País de inmigrantes y de múltiples diferencias raciales y religiosas, invita a este tipo de enfoque y estimula los estudios comparativos.

3. El denominador común dentro de la escuela sociológica.

Dentro de cada uno de los marcos teóricos del enfoque sociológico existen grandes diferencias: Horney, Sullivan y Fromm y aun son mayores entre la primera y los dos últimos. Empero, tienen los tres autores varios elementos en común; los cuales son:

En primer lugar, los tres autores tienen como una de las principales característica que los aglomera, es el hecho de que todos descartan los fundamentos biológicos del psicoanálisis

En segundo lugar, todo el grupo sociológico representa el punto de vista ambientalista. Minimizan la importancia de las fuerzas hereditarias y; como consecuencia, son más optimistas en lo que refiere a la naturaleza humana. La autora y Fromm y en especial Sullivan creen que el ser humano puede ser modificado, debido a que es un producto de factores ambientales.

En tercer lugar, la llamada escuela sociológica, trata de aplicar solamente ciertos conceptos de la teoría de Freud a la interpretación de la conducta humana en un ambiente que se modifica. No pueden ser considerados como una escuela distinta constituida, puesto que la mayor parte de sus teorías están siendo formuladas, pero no cabe duda que han hallado nuevos caminos que conducen lejos del psicoanálisis ortodoxo.




Puntos de discordia y concordancia con la teoría psicoanalítica ortodoxa


Karen esta de acuerdo con el psicoanálisis ortodoxo en:
Determinismo psíquico. La causa y el efecto de la conducta humana son inevitables para entender la dinámica del hombre. Para cada acción debe existir una razón causal que la preceda. Por ende, la conducta no sucede al azar.
Acepta como la etiología de la desviación de la conducta normal en la primera infancia.

Motivación inconsciente. La autora esta totalmente de acuerdo con dicho principio. La motivación inconsciente es uno de los postulados generales del psicoanálisis. Tiene menos relación con la teoría científica de la personalidad; más bien se trata de un principio metodológico general. Fundamentalmente se trata de una forma de interpretar la conducta humana, basándose en que las conductas del individuo pueden ser dirigidas por factores desconocidos para sí mismo. Empero, Horney da un paso adelante, pues admite que estos factores inconscientes son emocionales; por ende, conceptualiza al ser humano como un animal no racional.

Dinámica emocional. Se refiere a que los deseos inconscientes pueden ser reprimidos y entonces se hacen manifiestos de forma distorsionada.

Mecanismos de defensa del ego. Aunque la autora le agregó su muy particular punto de vista al uso de parte del paciente de sus mecanismos de defensa, luego de haber ampliado los significados de dichas defensas en sus propio marco conceptual; empero, hay que resaltar el hecho de que Horney, consideraba los mecanismos de defensa como un inapreciable recurso terapéutico para entender la propia psicopatología del paciente.

Principio del placer. En términos generales lo acepta; aunque, no lo circunscribe a la esfera sexual; sino, más bien lo generaliza a toda la gama de experiencias placenteras o satisfactorias, debido a que no se ha podido demostrar que toda satisfacción se derive del sexo y este principio no es el único de la conducta humana. Es necesario aclarar el hecho de que la autora no rechaza el rol del placer que emana de la actividad sexual como una de las necesidades fundamentales e innatas; empero, se opone a lo que denomina generalidad freudiana del instinto sexual.

Técnicas terapéuticas. En la psicoterapia con enfoque de la escuela sociológica sigue el método que descubrió de forma brillante Freud, se refiere a la asociación libre, el fenómeno de la transferencia y el análisis de los sueños.

Horney no esta de acuerdo con Freud en:

Horney desafía a Freud en varios puntos. En términos generales no admite que el desarrollo de la personalidad dependa de fuerzas instintivas e inmutables. Niega que la sexualidad sea el factor omnipresente

Construyo un nuevo modelo personalidad. En el cual, ha dejado un escasísimo papel a los factores innatos, y subrayando intensamente los adquiridos. Considera el miedo y la angustia como las emociones humanas fundamentales, mientras Freud las veía en el amor y el odio. No obstante, esta diferencia no es tan acusada como aparenta. Ambos autores consideran la naturaleza humana como consecuencia de la interacción entre la herencia y el medio ambiente; de hecho, el modo como el infante pasa de una fase a otra, el hecho de que si permanece fijado o en regresión, sublima o establece una formación reactiva, es todo ello como consecuencia de las fuerzas del entorno. El amor y el odio innatos se moldean según distintas pautas de conducta por la acción de las influencias externas y del equilibrio interior establecido bajo la presión de estas influencias. Como consecuencia de lo anterior, se puede decir que el miedo es el factor que guía el ego; el miedo se halla orientado hacia la realidad y es un producto de la competición entablada con los factores externos. Para Horney concibe al miedo como producto de la experiencia.

Por lo tanto, para la autora, los conflictos son excrecencias de las condiciones sociales
Complejo de la repetición compulsiva. “El hombre no repite ciegamente conductas infantiles, sino que reacciona a situaciones de ansiedad surgidas de una estructura de carácter que el hombre deriva de su vida anterior.” (Bischof, 1980, Pág. 229)

Las etapas psicosexuales y el Complejo de Edipo. Karen no acepta de la teoría psicoanalítica ortodoxa las fases del desarrollo psicosexual. Ella esta encontra de ver al complejo de Edipo / Electra como un acontecimiento general; en su opinión, la contribución de dicho complejo estaba sobrevalorado en lo relativo a su contribución a la psicopatología adulta, aunque Horney aceptaba el hecho de que las actitudes de los padres o de aquellos que cuidan al infante son rígidas sobre la sexualidad van a causar que la persona tenga una excesiva preocupación por los genitales. Con base a lo anterior, se puede desprender que la envidia del pene es un fenómeno cultural (Horney, 1926). Envidia de pené. Para Horney, 1932 es igual de valido decir que el infante puede presentar la envidia la capacidad materna de dar la vida.

Libido. “Al descartar la libido no puede significar otra cosa que la negación de las esencias fundamentales del psicoanálisis.” (Wolman, 1968, Pág. 413). Por lo tanto, la autora va a considerar a la conducta humana como resultado de las influencias culturales y no de las fuerzas instintivas. Horney prefiere tomar la libido como una urgencia emocional, antes que como un instinto sexual (Eros), lo cual, tendría como consecuencia que la conducta humana tendría un fuerte componente animal que acosa al ser humano eternamente

En síntesis, la autora pensaba que la verdadera y más importante contribución de Freud era haber facilitado su comprensión de los problemas existenciales a los que se enfrenta el ser humano.




Constructos básicos y postulados


1. Principio del optimismo – positivismo

Horney confiaba en la capacidad del ser humano de cambiar para mejorar; y así adaptarse mejor a su entorno social; además, de que tenia una concepción optimista en lo referente a la evolución humana desde sus niveles pasados. Estaba animada por sus potencialidades positivas del Homo sapiens y creía en lo constructivo de su teoría, debido, a que con el paso del tiempo ayudaría a resolver la neurosis. Como la conducta neurótica es parte fundamental de su modo de pensar, consideraba que descifrar esa clase de conducta favorecería al desarrollo de una sociedad más feliz y saludable.

Horney tiene una forma de concebir el problema del crecimiento humano y de la lucha de perfeccionarse a través de la imagen idealizada que se refiere al mandamiento cristiano: “busca ser perfecto”. Su aseveración no esta en sentido de ser completamente bueno; sino, más bien lo dice en el sentido de que el que el ser humano debería luchar por ser perfecto, de modo que alcanzara la felicidad y el control de su conducta neurótica. La autora, parte del supuesto de que sin este enfoque, posiblemente la especie humana se hubiese extinguido desde hace mucho tiempo. Hay que resaltar, que no es de manera alguna ingenua; pues, comprendía las repercusiones que tenían los problemas existenciales; los cuales, van a tener una influencia importante en la vida de las personas en su permanente lucha por la perfección.

2. Principio de la estructura de carácter: seguridad y satisfacción.

El ser humano no esta exclusivamente gobernado por el principio del placer; sino, por dos principios principales: seguridad y satisfacción. Esta aseveración es la piedra angular de su teoría.

Cada persona va a contar con unas necesidades fundamentales determinadas; las cuales, están relacionadas con el alimento, el descanso, y el sexo. Dichas necesidades deben ser satisfechas. No puede sintetizarse en una sola; por ejemplo, el sexo como lo postula el psicoanálisis ortodoxo. No obstante, todas estas necesidades pueden agruparse bajo la etiqueta de la búsqueda de la satisfacción; las cuales, representan el principio del placer.

A pesar del hecho de que el alimento y el sexo constituyen las necesidades primarias, no van a ser factores decisivos de la conducta humana. El ser humano puede renunciar a la satisfacción de dichas necesidades cuando se halla expuesto a un peligro ya sea real o imaginario. Por lo tanto, la fuerza decisiva para la autora va a ser la necesidad de estar a salvo y libre de temores. Por ende el miedo y la seguridad van a ser los dos polos de las necesidades. El ser humano va a buscar obtener la seguridad y va a tratar de evitar el miedo. No puede gozar de la de la satisfacción de las necesidades a menos que se sienta seguro. El miedo es el enemigo principal de la salud y de la felicidad del ser humano, siendo la búsqueda de la seguridad el principio que rige la conducta del ser humano. La seguridad está muy cerca de la autorrealización y la compensación de Adler.

Horney hace la diferencia entre el miedo y la angustia. Va a conceptuar como miedo a la reacción emocional ante un peligro real; en cambio, la angustia la ve como una reacción ante una situación que subjetivamente es considerada como peligrosa. La falta de aceptación durante el periodo de la infancia va a producir la angustia básica. Además, ve a la angustia como la antitesis del amor.

Con base a todo lo expuesto anteriormente de puede ver que la autora define la fuerza impulsora del ser humano de una forma no instintiva; sino, lo define en términos de la polaridad.

3 Principio del concepto del yo real contra la imagen idealizada del yo.

El ser humano al describirse a sí mismo, va a recurrir a su propio concepto del yo, el cual, puede ser o no una representación exacta de nuestro yo real (es ahí donde, radica su verdadera fuerza). Paralelamente a este proceso, también poseemos una noción más o menos vaga de lo que desearíamos ser, es decir, el yo ideal. Para la persona normal esta distinción se mantiene; empero, para el individuo neurótico, la versión idealizada del yo se adopta como el yo real; lo que se traduce en tensión psicológica y conflictos internos.

A partir del yo real o verdadero, el ser humano va a esperar lograr alcanzar la plena realización de sus potencialidades íntegras tanto como su máximo desarrollo. Para la autora, tal psicodinámia es universal. Empero; para poder lograr la autorrealización de su yo, el individuo debe poseer, o al menos considerar que ha de poseer, un yo idealizado que le sirva de modelo; esto lo lleva a la salud mental. En cambio, el camino a la psicopatología es frecuente que se pase por alto la meta genuina de la autorrealización y entonces se realice activamente conductas copiadas del yo ideal; las cuales, son imposibles de alcanzar; que, representa una imagen ilusoria, falsa y ajena a la realidad y esto, por fuerza, va a producir que se enajene su yo real. De esto va a resultar un conflicto interno, que se manifiesta en forma de conducta neurótica, cuya causa son los vanos intentos por resolver el conflicto.

4. Principio de complementación – conflicto básico.

Para Horney va a percibir a la personalidad en constante flujo; dicho movimiento por lo regular fluye hacia una meta específica. Horney pensaba que, hiciese lo que hiciese el individuo, nunca estaba quieto; pues, el vivir implica estar en movimiento.

Según la naturaleza del niño; lo cual, implica lo siguiente: i. experiencias de aprendizaje; ii. Su temperamento; y iii. Sus habilidades. Y por otro lado, esta la naturaleza de los padres; los cuales si crean un ambiente hogareño adverso; dará como resultado que la interacción entre niño – padres va a adquirir un patrón fijo de comportamiento; los cuales, son: i. Cumplimiento y la obediencia de lo que los progenitores desean; es decir, hacer lo que piden y demandan; ii. La agresividad y la resistencia a los deseos de los progenitores, si se sostienen durante un periodo suficiente, también obtendrán los resultados deseados; o iii. La estrategia de escapar, alejarse físicamente. Los cuales, le permiten al infante hacer frente a su amenazador sentimiento de inseguridad.

Estas tres estrategias pueden ser sintetizadas como moverse hacia, contra y lejos de los otros significativas. Estos tres tipos de reacciones a la vida son topológicas; la autora negaba ser en un sentido estricto una tipologista. Horney consideraba conveniente tener una tipología, debido a que ésta va a facilitar el entendimiento de las cosas; va a permitir categorizar conductas, identificarlas rápidamente para hacerlas corresponder con determinada psicoterapia e incluso para poder analizar las reacciones propias que se dan a lo largo de la vida.

La mayoría de las personas utilizan las tres técnicas para resolver las vicisitudes de la vida cotidiana. Sin embargo, es necesario recordar que ninguna persona está por completo libre de conductas irregulares, ya sea de forma franca y abierta neurótica o bien, solo limiten con lo neurótico. Por esta razón, toda persona elige uno de los tres métodos de conducta cuando los conflictos resultan demasiado difíciles de resolver por las vías ordinarias. Empero, hay que hacer notar que la mayoría de la humanidad usa las tres técnicas, aunque, siempre existe la inclinación a preferir y utilizar una sola de ellas cuando la persona se enfrenta a situaciones donde la ansiedad domina; lo cual, es más frecuente de lo que se cree. Es precisamente esta situación del uso compulsivo de una técnica determinada se traduce en conflicto. Por ende, el yo real es incapaz de usar espontáneamente el método más cómodo, basándose en sus capacidades predominantes.

También puede ocurrir un conflicto interno; el cual, surge del conflicto con los otros significativos debido a que la persona posee los tres métodos con iguales fuerzas; por lo cual, aparecen una trivalencia, con lo que la acción cae en un evidente atolladero. Este tipo de conflicto trivalente es poco común, y es considerado más un rasgo neurótico que un patrón de conducta.




Debido al abuso de una de esas técnicas, el ser humano fundamentalmente tiene problemas con el mismo ser humano.

Lo que lo lleva prácticamente a tener una serie de conflictos, las ansiedades, las preocupaciones, los cuales, van arrasar la existencia humana. De lo anterior, se desprende que el punto central de la persona son sus relaciones interpersonales de las personas que le rodean y su propia reputación ante los otros significativos. Inclusive no importa que los conozca o no personalmente; solamente le basta que conozca su reputación para generarle ansiedad.

Desde el punto de vista cronológico, la personalidad va a pasar por tres tipos de técnicas de ajuste; las cuales, se van a dar en los siguientes periodos: infancia, adolescencia y adulto maduro, cada nivel de edad queda orientado hacia el correspondiente método. En la infancia el individuo se inclina más a ganar con amor que con hostilidad o aislamiento; es decir, utiliza básicamente el razonamiento: si me amas no me lastimaras. En la infancia utiliza su principal encanto como arma para ganar lo que quiere. Es contra natura que el niño se muestre hostil o aislado por el simple hecho de depender grandemente de los otros significativos para satisfacer sus necesidades. Al llegar a la adolescencia, es probable que la persona dé la impresión de estar actuando agresivamente. Puede mostrarse hostil hacia los padres y en general a las figuras de autoridad. No siendo todavía ni hombre ni niño, el adolescente puede reaccionar contra la gente al buscar el puesto que desea ocupar como adulto. Particularmente durante los últimos años de la edad adulta, es posible descubrir que la técnica de ajuste consiste en apartarse de las personas; lo cual, en este estadio es más notorio que antes. El patrón general de conducta adulta tardía es la segregación y aislamiento. Cualquiera de estas tendencias se vuelven psicopatológicas cuando solamente utiliza una de ellas en detrimento de las otras dos.

Las tres tendencias las visualiza Horney como estilos de vida o tendencias neuróticas, las cuales; son glorificados por la literatura, el drama, los padres e incluso de una forma más general, por los portadores de la cultura. Estas tres tendencias llevarían al individuo a la desadaptación social y por ende a la neurosis.

A. Moverse hacia las personas, desamparo. (Horney 1945 y 1950)

La clave de esta técnica es: si me amas, no me herirás, y por lo tanto, no seré lastimado, además para ellos el amor lo vence todo. Con base a dichas premisa, la persona hace esfuerzos supremos por ganarse el afecto de quienes lo rodean, fundamentalmente sus otros significativos. A continuación se tratara en forma sintética la conducta que se manifiesta cuando aparecen conflictos internos que perturban el equilibrio de su vida.

Ha tratado de ser superior una y otra vez. Al parecer, todos los métodos usados para tratar de ser superior resultan insatisfactorios y lo han dejado descontento. A la larga, acaban aceptando su propio desamparo para enfrentarse a sus otros significativos. Por lo tanto, al aceptar su desamparo pueden recurrir a él como medio de ganar la aprobación de los otros significativos. Sin embargo; en la persona existen fuertes impulsos agresivos que se reprimen con el fin de preservar su sentimiento de unidad; por ejemplo, y de evitar la posibilidad de hostilidad por parte de los otros. Por consiguiente; la persona no puede amar realmente a los demás.

Ya aceptado su desamparo al enfrentarse a figuras más fuertes que él. La persona va a realizar un gran esfuerzo para sentirse a salvo, y se une a la persona o al grupo más poderoso y dispuesto a aceptarlo. Por el sentimiento de pertenencia y apoyo que el individuo le da, ya sea real o aparentemente, se siente más fuerte y capaz de enfrentarse a la vida.

Si fracasa, le rescatarán otras personas del grupo. Incluso si ningún grupo particularmente identificable lo acepta y protege, el individuo persiste en esforzarse a fondo para obtener el favor de todos. Estas personas sufren mucho si se les rechazan. Su psique no resiste la falta de amor y de afecto; por ello, este tipo de personas, se les puede pedir casi cualquier cosa; para que se sientan obligados hacia él. De esta manera, ganan amigos e influyen o manipulan a las demás personas. Eso queda ejemplificado con la siguiente oración: haz a los otros lo que esperas que los otros hagan por ti.

Si no logra obtener afecto se puede valer de la estrategia de volverse hipocondríaco o bien victima de múltiples padecimientos psicosomáticos pues infiere que la sociedad siempre tendrá conmiseración de un inválido.

Cuando se casa o bien mantiene una relación de noviazgo, va a abrumar a la persona amada con su empeñoso afecto. La relación se basa en un largo servicio desinteresado; se inclina a salir y a casarse con alguien más fuerte que él, pues dicha persona más poderosa puede darle fuerza y protección. Si se llega a unir con otra persona igual de débil que él la relación tendera a fracasar, pues en este tipo de situaciones la persona que utiliza la tendencia neurótica de moverse hacia las personas va a consumir a las dos con su amor; por ende, estas personas se neutralizan; si se llegan a casar y lo más probable es que termine en divorcio.

B. Moverse contra las personas, hostilidad. (Horney 1945 y 1950)

El individuo que usa este método se vale del siguiente tipo de razonamiento: si tengo poder, nadie me va a lastimar, el principal deseo es ser poderoso y poder de notar a la oposición, pues existe una desconfianza implícita hacia los otros. Cierto tipo de neurótico recalca excesivamente su agresividad hacia los demás. A continuación, se trataran en forma sintética la conducta que se manifiesta cuando aparecen conflictos internos que perturban el equilibrio de la vida.

Ante todo acepta y da por cierto que vive en un mundo hostil. Lo cual, se da tanto de forma consciente e inconsciente, está decidido a presentar pelea contra el mundo hostil y a resistir la hostilidad que le rodea. Empero, la forma de dominio va a depender de sus dones nativos y en parte de sus tendencias contrarias, tratará de dominar a la gente, por las buenas o por las malas. Luchará por eclipsar a los demás, y por quedar encima de ellos. Mira todo pensando en lo que puede sacar de ello.
Una manifestación de este estilo de vida, es el perfeccionismo; el cual, hace que las personas se esfuercen por obtener altos estándares; y por ende, se traduce en recompensas económicas, sociales, políticas, etc. Empero, el perfeccionismo cobra su cuota a la persona: cuando la persona piensa sobre metas inalcanzables, se vuelve ansiosa, deprimida e insatisfecha con la vida (Flett, y col., 1998; Hewitt y col., 1996; Martín y col., 1996; y Minarik y Ahrens, 1996). Mediante investigaciones se ha podido establecer que existe relación entre perfección y el riesgo de suicidio (Blatt, 1995; Chang, 1998). Sin embargo, hay que hacer notar que no todos los perfeccionistas tienen tendencias al suicidio, pues poseen una alta autoestima, y son capaces de esforzarse con éxito por el logro y no están en riesgo (Rice y col., 1998). En cambio, en la otra cara de la moneda, el perfeccionista autodestructivo; el cual, cuando es acompañado por otros indicadores de disfunción; tales como, trastornos del estado de ánimo, ansiedad y abuso o dependencia de drogas (Gould y col., 1998), va a tender a autodestrucción; la cual, puede incluir el suicidio. El punto de transición de perfección sano al que padece ese rasgo psicopatológico resulta difícil de identificar.

Verbigracia, el ejercicio sano, pero no lo son los patrones de ejercicio excesivo de personas que realizan fisicoculturismo. Incluso puede llegar aún más lejos pues aun logrando el éxito se sienten como impostor (Henning y col., 1998). Otra manifestación del perfeccionismo, es la relación que guarda la competitividad y agresividad endémica en muchos campos profesionales; lo cual, puede representar desventajas para la sociedad; lo primero que se viene a la cabeza, es el mundo de la industria y en algunas otras áreas; tales como, la actitud machista en la investigación científica (Suzuki, 1988).

Hay que hacer notar que no todas las acciones agresivas que emprende son francas o directas. La persona hostil puede tratar de ayudar a otros mediante métodos de lo más humanitario, sin embargo, en la ayuda ofrecida queda implícito el fin no declarado de ser poderoso y de tener control sobre las demás personas. Acaso este tipo de individuos se siente atraído por trabajos de beneficencia social sin darse cuenta de que su verdadera satisfacción surge de sentirse superior y de controlar a los otros. Por lo regular estas personas, motivados neuróticamente pueden estar en plena ignorancia de las motivaciones internas de sus actos o, aparentar estar ayudando a otros, pueden estar luchando abiertamente por lograr superioridad sobre gente más débil que ellos.

Los tipos agresivos no necesitan comportarse de formas que se ganen el cariño de los demás. El querer poseer el poder hace que el amor parezca una debilidad innecesaria. Desde la experiencia clínica, Horney notaba que los pacientes de este tipo parecen tener dificultades particulares cuando, en el curso de la psicoterapia comienzan a acercarse a sus amistades o a otras personas amadas.

La relación que se establece entre un individuo orientado contra las personas con una persona orientada a moverse hacia las personas estará marcada con una mezcla de desprecio y diversión.




C. Moverse para apartarse de las personas, aislamiento o alejarse de la gente: la solución de la renuncia o desapegado. (Horney 1945 y 1950)

Esta estrategia para resolver el conflicto de la infancia queda muy bien representada por el zorro de Esopo, el cual, no podía alcanzar las uvas que colgaban sobre su cabeza. Después de que fracasaron todos los intentos por alcanzarlos, el zorro, finalmente se rindió evitando la desilusión, diciéndose que de cualquier manera las uvas probablemente estarían verdes. Lo anteriormente expuesto, implica que algunas personas tratan de seguir sin otras personas, habiendo renunciado a solucionar el problema de la ansiedad básica por medio del amor o del poder; esto implica que tiene la necesidad de poner una distancia emocional entre ellos y las personas sobre todo las significativas. No quiere verse envueltos con los demás en forma alguna. La intimidad les produce una insoportable ansiedad. De ahí, que vaya a tender a bastarse a sí mismo.

Horney, 1945 se refiere a ellos como tipos de personalidad desapegada. Parecen vivir con el lema “si me alejo, nada podrá lastimarme” (Horney, 1937, Pág. 99).

El aislamiento puede ser físico, mental o ambos. Para la autora, no es necesario el aislarse físicamente.

Los tipos desapegados intentan ser autosuficientes; por lo tanto, no desean luchar o pertenecer; tan solo prefieren permanecerá apartados. Esta conducta se debe al hecho de que considera que las personas son la fuente principal de infelicidad y conflicto, su deseo imperioso es sentirse por completo libre de nexos. Su ideal es lograr la total independencia; lo cual, le garantiza, no tener relaciones dolorosas; por ende, busca no depender de otros y, en especial, que otros no buscarán apoyo en él, y así, evitar toda clase de problemas. De todo lo anterior, se puede deducir que vive por sí y para sí. No cree tener nada en común con los demás y piensa que éstos, de todos modos, no lo entienden

Al no tener un grado normal de participación social, la persona que utiliza dicha orientación va a buscar diversión y alivio en libros, sueños, fantasías, arte e Internet. De ahí que el sujeto construye un mundo propio y, por consiguiente, es de su exclusiva propiedad hace en él lo que desea. Puede cambiarlo, ampliarlo o destruirlo y construir otro. Debido a que vive en su propia burbuja, puede ignorar el proceso democrático o la lucha por sobrevivir. De lo anterior, se puede fácilmente desprender que lo que posee es solo suyo, pues él lo hizo así. En consecuencia, la mayor parte de sus manejos se manifiestan por medios sustitutos. Escribe, sueña, lee para así poder tener material que le sirva para mantener su inmunidad del entorno que constantemente lo ataca. Por consiguiente; su lema es: Nada se compara con un buen libro.

Para poder existir apartado de otros, ya sea de forma mental o geográfica, es necesario que sea lo suficientemente fuerte para apoyar las exigencias propias.

Por ende; los débiles y los que se aburren consigo mismos no pueden adoptar este modo de ajuste. Lo anterior implica que el aislacionista es autosuficiente; pues, no existe nadie a quien acudir en momento de crisis o de necesidad. En caso de no ser hábil en múltiples aspectos, va a limitar su existencia estrictamente a lo que sí es capaz de lograr. Tiende a volverse experto; lo cual, es fuente generadora de placer y de paso se opone a todo cuanto haga la mayoría. Considera que la fama es cosa de tontos. La persona tiende a razonar que la popularidad la dan los otros, y pueden retirarla cuando lo deseen; por ende se vuelve vulnerable y llega a la conclusión de que: solo los fuertes resisten no ser populares.

Para mantener su individualidad recurre a volverse individualista extremo. En el instante en que la muchedumbre descubre sus reductos, los abandona y busca otros más lejanos. Su principal deseo, es permanecer solo la mayor parte de su vida. Su forma de garantizar su individualidad es mediante la conservación celosa de su propia singularidad.

Él tener citas es cuestión de conveniencia. Sale con otras personas, por ser el único modo de que se le admita en ciertas actividades con las que podría divertirse. Por lo general tiende a buscar personas parecidas a él; y de manera sistemática tiende a evitar a los tipos afectivos; y a las personas agresivas. Si se llega a casar, lo realizará cuando este alrededor de los treinta años.

Prefiere la vida de soltero, aunque anhela encontrar una compañera que también aprecie la soledad y el guste alejarse de la gente. Para este tipo de personas, los aspectos sexuales del matrimonio son transitorios y solo los realiza para satisfacer un apetito físico; lo cual, se debe, al hecho que la intimidad del acto sexual exige manifestar una emoción que le es imposible mantener. El matrimonio es un contrato para vivir juntos, al que se llegó debido a que le era conveniente el vivir juntos y en el cual no le exija mucho emocionalmente. Para este tipo de personas van a considerar a los niños como una molestia y son el grupo que son más afectos a la utilización de métodos anticonceptivos.

La rigidez con que se aísla los sentimientos propios del control ajeno pueden deberse a que: en sus primeros años de vida, el infante dio su generoso amor a sus progenitores o a algún otro significativo. En algún momento de su vida, el objeto amoroso pudo en cierto momento rechazarlo. Para él, ese rechazo resultó brutal y abierto. Lo cual, lo lleva a descubrir que sus emociones, su confianza, su fe, sus esperanzas y sus objetos amorosos se le habían negado. Lo que puede dar como resultado que la experiencia resultó terriblemente traumática y por lo mismo el infante se jura nunca más darle su corazón a persona alguna, jamás volver a perder el control de sus sentimientos. Habiendo sufrido porque otra persona se posesionó de sus emociones, se aísla para evitar futuros daños. Es probable que al ir por una senda aislada descubra que la soledad es preferible al dolor. De ello resulta su determinación a no enamorarse de nadie.

La persona despegada necesita una gran cantidad de independencia y soledad. Le molesta compartir experiencias y es muy sensible a cualquier cosa que se asemeje a: coerción, influencia, u obligación. Aunque como bien se sabe, todos los neuróticos tienen una gran necesidad de sentirse importantes, la de este tipo es significativamente intensa para así poder soportar el aislamiento. Si su sentimiento de superioridad se turba momentáneamente, puede no ser capaz de soportar el aislamiento y hacerse dócil.

Este tipo de personas va a ser capaz de emoción profunda y apasionada; sin embargo, va a tender a suprimirla en todos los aspectos de la vida, a fin de mantenerla fuera de sus relaciones con la gente. Las relaciones sexuales pueden ser amables siempre y cuando ellas sean transitorias. En otros casos, no son posibles. Cualquier deseo o interés constituye para la persona una seria amenaza a su independencia.

El desapego no es autómata. Se niega a sentir ciegamente con la mayoría, y de este modo va garantizar que preserve parte de su integridad, incluso contra la fuerza corrosiva de la neurosis. Su despego le permite, si es lo suficientemente inteligente, el lograr cierto grado de pensamiento y sentimiento originales. Dichos factores, combinados con la actitud contemplativa, puede, en algunas circunstancias, contribuir al desarrollo y expresión de habilidades creadoras.

Empero, la condición de este individuo no es envidiable. En una situación de un nivel significativo de estrés va ocasionar que la persona no pueda conciliar; ni luchar, cooperar e incluso ni siquiera dictar condiciones; todo esto lo puede llevar a un más lejos, pues es incapaz de amar o ser despiadado. Es tan inerme como un animal que sólo tiene un medio de hacer frente al peligro; el cual, es escapar o bien ocultarse.

En la historia de la vida de la persona desapegada existen muchas luchas contradictorias. Existen periodos de docilidad, y otros de agresividad. El despego es una defensa que la gente opone frente a los dos compañeros más activos del conflicto básico. El desapego tiene por función el evitar que operen los conflictos mayores. Empero, la necesidad de afecto y la dominación agresiva permanecen aun reprimidas y turban a la persona. Por ende, no hay paz ni libertades posibles mientras existan esas dos tendencias contradictorias.

Finalmente, pueden desarrollar recursos e independencia considerables, o bien, pueden restringir sus necesidades. Algunas de este tipo de personas pueden ser creativas o incluso ingeniosas. Pueden expresar sus sentimientos con un desapego seguro, pero creativo, facilitado por el aislamiento que reduce las distracciones.




D. Uso sano contra uso neurótico de las orientaciones interpersonales.

Se puede decir que las relaciones armoniosas son una fuente muy importante de satisfacción con la vida, aunque en mayor medida en algunas culturas que en otras (Kwan, col., 1997). La persona sana a diferencia de la neurótica se adapta, cuando es apropiada la utilización de alguna de las tres orientaciones. En cambio, el neurótico solamente utiliza una de los tres tipos de orientación interpersonal. Por ejemplo, la agresividad, puede ser psicopatológica si es agresiva hacia todo el mundo; en cambio la persona sana, debe ser capaz de una agresividad adecuada o utilizando la jerga actual, ser asertivo (Horney, 1967e).

Las orientaciones interpersonales van a influir en la salud física. Por ejemplo, Bornstein, 1998; encontró que la dependencia excesiva pone a las personas en un mayor riesgo de padecer enfermedades físicas, tales como: úlcera, asma, epilepsia y cardiopatías. El estudio de Miller y col., 1996 descubrieron que las personas que presentan niveles elevados de hostilidad; por lo tanto, presentan la orientación interpersonal de ir contra la gente tienen un mayor riesgo de desarrollar cardiopatía coronaria.

D. Narcisismo.

Para Horney, conceptualiza al narcisismo como la inflación del ego. Por lo tanto, es una tendencia neurótica. “Esto significa que la persona se ama y se admira por valores que carecen de fundamento adecuado” (Mullahy, 1970, Pág. 66). Esto implica que este tipo de personas esperan el amor y la admiración por parte de los demás, según los conceptos de Horney, por razones espurias, por cualidades que no posee, o por lo menos que no tiene en el grado que cree. Estos conceptos falsos le van a servir de sustituto del genuino sentimiento del yo de que se le ha privado.

Cuanto más se separa de los demás, sus fantasías adquieren mayor realidad psíquica. De este modo se consuela de no haber sido amado ni apreciado. Es demasiado superior para que los demás lo amen o lo aprecien. El valorar la cualidad que uno tiene, o bien el desear que los demás la valoren, no es, para Horney, narcisismo.

Un medio desfavorable, va a producir una tendencia narcisista. Una actitud derogatoria, la preferencia por otros hermanos, etc., va a causar que el niño se sienta débil y dependiente. Explotado por los padres para que sirva de instrumento de sus tendencias neuróticas, se aparta de los demás. Sus relaciones emocionales se debilitan y pierde su capacidad de amar. Si el infante no experimenta amor y respeto, no va a poder desarrollar dichas cualidades. No se ama a sí mismo ni a los demás.

Los padres hacen sentir al niño que para que pueda ser querido y aceptado, tiene que ser lo que de él esperan los demás significativos. Por lo tanto; no puede desarrollar su voluntad propia, sus gustos y sus antipatías; en decir, en su forma más general su personalidad.

Horney sugirió que quizás estas satisfacciones sustitutivas le salven de verse completamente abrumado por su fundamental sentimiento de aislamiento y pequeñez. Empero, como en todas las demás tendencias neuróticas, la persona va adquirir necesidades neuróticas; las cuales, le van a ocasionar un sin fin de dificultades; como por ejemplo, la necesidad de una admiración sin límites, como sustitutivos del amor.

Las relaciones interpersonales enfermizas tienen un origen en la psicopatología de sí mismo. Si una persona presenta el rasgo de inseguridad de su valía interpersonal puede intentar parecer valiosa a través de las diversas orientaciones interpersonales poco sanas. Mediante dar la impresión de parecer más poderosa que los demás, o más amada, o bien más independiente, una persona puede ocultar una incertidumbre central acerca del valor personal. Sin embargo, el narcisismo grave, al cual, se le llama trastorno narcisista de la personalidad (APA, 1994) tiene una presencia mínima, siendo menos de una persona en cada 100 personas.. El estudio de Farwell y Wohlwend-Lloyd, 1998; descubrió que los estudiantes que padecen el trastorno narcisista de la personalidad van a tender a sobreestimar las calificaciones que recibirán.

E. La enajenación del yo

Horney por enajenación no quiso significar un extrañamiento cultural ni el rechazo de los demás, lo cual; es el significado verdadero de la palabra; la autora le da el significado mucho más amplio del proceso devastador de la perdida del yo real.

Horney creo una vivida analogía a la que llamo el pacto con el diablo, para describir el proceso de enajenación del yo real por el yo ideal. La base de tal pacto es el deseo imperioso de grandeza; así mismo, como un fuerte anhelo similar por lograr soluciones mágicas y por ello fáciles. Por lo tanto; la autora va a describir a la enajenación como el conflicto central; de ahí que es una forma extrema de abandono total del yo real a favor del yo ideal. El despreciable yo real se desecha a cambio del glorioso yo ideal. Sólo hace falta renunciar al yo real. La persona neurótica realiza esta acción sin dificultad, ya que desprecia al yo real porque es tan inferior al yo ideal. Sin embargo, esta acción resulta, en un costo muy alto, debido a que la personal literalmente vive en el infierno.

Las personas que rechazan su yo real han perdido contacto con su mayor origen de fuerza (May, 1953). Todo ser humano va a enfrentar dicho conflicto. Al luchar por mejorar el yo real, se forma la imagen del yo perfeccionado y se usa como guía. La imagen puede ser irreal o bien la persona puede pensar que esta más cercana del perfeccionamiento de lo que en realidad está. Son difíciles de valorar estos asuntos y es muy fácil cometer errores.

El proceso para que la persona se convierta en su yo ideal se da de forma gradual. Siendo mucho más atractivo que el yo real, el yo idealizado fácilmente se identifica como si fuera su yo real. Cuando el niño que ha sido sometido a la frustración y de repente descubre su yo ideal; lo cual, es un acontecimiento de primordial importancia, debido al hecho, de que abre al niño una diversidad de posibilidades que anteriormente no tenia. Incluso, va a ofrecer las perspectivas de solucionar todos los problemas del infante. Los sentimientos de insuficiencia, alejamiento de los demás, discordia interna; los cuales, va a experimentar de forma continua; empero, al poseer el yo idealizado puede de una forma fácil la racionalización, debido a que el niño se ha convertido en realidad, según su punto de vista, en una persona magnifica, maravillosa, con extraordinarios poderes y dones que nadie ha descubierto todavía. Ser nuestro yo ideal se convierte en algo tentador que se busca con toda tenacidad. Las personas frustradas se van a dejar impulsar; no es quien impulsa. Es tan fuerte la identificación con el yo ideal que las personas se aferran al mismo a toda costa. El precio más alto que pagan es el descuido de sus autenticas potencialidades; lo cual, implica, que dichas personas persiguen los talentos y las habilidades que no tienen.

En síntesis, el yo ideal se hace más autentico para la persona que su yo real. Como siempre hay una fuerza natural hacia fuera, hacia la propia expresión, la vida de la persona va a cambiar radicalmente hacia la expresión de un yo fascinante. Por ende, los auténticos valores son soslayados e incluso son menospreciados a favor de las cualidades ideales.




La teoría de la personalidad


Como ya se sabe la necesidad de seguridad se crea socialmente. Por lo tanto, se deduce que los rasgos de personalidad deben ser un producto de las fuerzas ambientales. Además para la autora, la motivación humana y las fuerzas conducentes son emocionales, y no racionales.

Así mismo, las propias emociones humanas son un resultado del ambiente y de las experiencias iniciales y principales de la primera infancia; de ahí, que Horney, no ignora en ninguna forma las experiencias que se tuvieron en la infancia. Empero, es necesario destacar el hecho de que es imposible comprender por completo la conducta humana sin estudiar desde sus condiciones infantiles; sin embargo, afirmaba la autora de forma contundente, el hecho de que el enfoque genético hacía confuso el tema, en vez de aclararlo.

Horney admite, al igual que Freud, que el carácter y la neurosis se desarrollan en la primera infancia. Para Horney existe “la conexión entre las peculiaridades posteriores y las primeras experiencias es más complicada de lo que presumía Freud; no existe nada parecido a una experiencia aislada; lo que ocurre es que la totalidad de las experiencias infantiles se combina para formar una estructura caracterológica determinada, y de esta estructura emanarán las dificultades posteriores... Así pues, la estructura del carácter actual trasciende hasta el primer plano de la atención” (Horney, 1939, Pág. 9).

Empero, la autora suponía que las primeras experiencias infantiles no van a decidir la personalidad, sino, solamente van a formar una parte de la siempre dinámica estructuración de aquélla. Por lo tanto, el ser humano va a ser producto de su entorno y éste se encuentra siempre con él y lo sigue transformando. Las condiciones vitales moldean el carácter. Dentro de todo esto, las relaciones humanas en general y obviamente las que se mantienen con los otros significativos van a ser el eje de toda la estructura de carácter. Todo su concepción del hombre se puede sintetizar en que “el hombre va a tener la capacidad de dirección interna, y es algo más que un trozo de madera que flota libremente en el mar de la vida” (Bischof, 1980, Pág. 234).

Horney partía del hecho de que el total de la experiencia infantil se combinan para formar lo que Bischof, 1980, pág. 233 llamo “estructura de carácter”. Ahora bien, dicha estructura de carácter va a aludir a las experiencias totales que el ser humano adulto va a acumular durante su existencia que, a al mismo tiempo, van a restringir su capacidad. La estructura de carácter no solo limita sus habilidades, sino que también puede aumentar su potencialidad, dicho efecto va a depender de las experiencias acumuladas a lo largo de su vida.

Horney defiende que el desarrollo del infante va a depender del trato que éste reciba durante este periodo. Por ende, “Las necesidades del niño pueden ser tratadas adecuadamente por los padres, lo que contribuye a su salud mental. Sus necesidades también pueden ser desbaratadas y frustradas. Él puede ser intimidado, castigado severamente, o incluso totalmente rechazado por sus padres. Puede percibir su ambiente hogareño como desleal, injusto, rastrero, e inhumano, y esto influirá tanto en su conducta actual cuanto en su desarrollo futuro” (Wolman, 1968, Pág. 416).

La autora va admitir una mayor flexibilidad de la personalidad adulta que la aceptada por el psicoanálisis ortodoxo, y por ende, va a tener visión más optimista respecto de la posibilidad de modificar una personalidad adulta. Su optimismo radica fundamentalmente en el rechazo de las fuerzas instintivas y en la ferviente creencia del que en el ser humano existe una tendencia general hacia la constructividad.




La teoría de la neurosis


La teoría de Horney es posiblemente la mejor de las teorías que existen sobre las neurosis. Ella, ofreció una perspectiva bastante distinta de entender la neurosis, considerándola como algo bastante más continuo en la vida normal que los teóricos previos. Concretamente entendió la neurosis como un intento de hacer la vida más llevadera, como una forma de control interpersonal y adaptación. Esto seria, por supuesto, aquello a lo que estamos dirigidos en nuestra vida cotidiana, solo que parece que la mayoría de nosotros lo hacemos bien y los neuróticos parecen que se hunden más rápidamente. (Gautier, 2002).

Por lo tanto, la neurosis es una obstrucción para las fuerzas interiores constructivas, que son básicas y fundamentales en la naturaleza humana. Los conflictos internos no son inherentes a la esencia de la naturaleza humana; sino, más bien son creadas. Horney acertadamente afirmaba que podemos convertirnos en victimas de nuestra cultura identificarnos excesivamente con sus valores y practicas; es decir, el individuo neurotizado va a tomar las prescripciones y atractivos culturales demasiado en serio.

Horney va a conceptuar a la neurosis como el comienzo del derrumbe de los mecanismos de adaptación, algo que el yo sufre pasivamente, contra la voluntad y no una combinación planeada activa, de formas de adaptación a determinadas circunstancias contradictorias como prefieren creerlo ciertos autores que no han discernido el carácter instintivo de los fenómenos neuróticas (Fenichel, 1966 y Horney, 1937).

Debido a que Horney, estudia a la personalidad de forma ambientalista, va a investigar la desviación de la conducta normal de acuerdo a este enfoque. Según la autora, la normalidad es una expresión cultural. Empero, lo normal es un concepto un poco vago. Entre nosotros, pasaría por neurótica o psicótica una persona que hablara cada hora con su abuelo muerto, mientras en algunas tribus indias esta comunicación con los antepasados es una pauta reconocida, deseada e incluso normal (Horney, 1945). De lo anterior se puede desprender que el concepto de normalidad ofrece serios problemas. El confundir lo que se considera normal en la cultura de uno con el patrón universal de normalidad puede conducir a graves consecuencias teóricas y terapéuticas. Además, para Horney afirma de forma contundente que no hay una psicología normal universal, y por ende; no existe el ser humano normal. (Mullahy, 1970).

“Sin embargo, como la desadaptación social por sí misma no puede explicar totalmente la naturaleza y el origen de la neurosis, deben existir unos factores más específicos relacionados con ella. Horney dice que determinados rasgos de la personalidad impiden una adaptación adecuada” (Wolman, 1968, Pág. 418). Por lo tanto, la neurosis no se puede utilizar sin tener en cuenta su significado cultural. La autora define a la neurosis como: “cierta rigidez en la reacción y una discrepancia entre las potencialidades y las realizaciones” (Horney, 1937, Pág. 19). Por ende; el conflicto interno central se da entre las potencialidades reales del sí mismo de uno y la satisfacción del sí mismo imaginario de uno (Horney, 1950). De dicha definición se puede desprender que la autora cree firmemente que la neurosis no e


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