Resumen
La supervisión clínica debe ser un esfuerzo proactivo y considerado, no reactivo. Para ello, los supervisores deben elegir procesos de supervisión que son dirigidos teóricamente, disponer de una mejor investigación y tener experiencia clínica. Estos procesos deben estar dirigidos a ayudar a los alumnos a desarrollarse como clínicos. Destacamos 3 procesos de supervisión que creemos que se deben utilizar en cada sesión: el ajuste de la agenda, el fomento de la práctica en resolución de problemas y la retroalimentación formativa. Aunque se trata de habilidades principalmente cognitivo-conductuales, pueden ser útiles en combinación con otros modelos de supervisión. Proporcionamos ejemplos de diálogos en los intercambios de supervisión y discutimos el apoyo teórico y la investigación de estos procesos. El uso de estos procesos no sólo fomenta el desarrollo de los aprendices, sino que también modela cómo utilizar los mismos procesos y enfoques con los clientes.
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