Acerca del mal como problema Introducción: ( primeras preguntas)Por qué el mal puede ser un problema.En qué grado es relevante para los psicoanalistas sentar posición en cuestiones que tradicionalmente han sido objeto de preocupaciones para la religión, filosofía, moral, sociología y la ética.Y hasta qué punto no entraríamos en colisión con el “ bien “, referente a que el psicoanálisis no es una cosmovisión.
Estos primeros comentarios no pretenden desmerecer nuestra pertinente injerencia en el problema del mal, y el aceptar con sincera humildad no tener la última palabra de casi nada no nos dispensa de que, como psicoanalistas, algunas palabras sí podamos Es decir que el mal sólo es problema para quienes le conceden realidad de existencia. Además si fuera posible identificar el Mal absoluto, lo que cabría, lo que se esperaría aún a título individual, es una actitud franca de repudio, de distanciamiento de aquello despejado que lo libere a uno de toda sospecha pública de participación privada, encubiertamente gozosa en el mal.Desde cualquier posición convencida de que el mal y/o el bien existe, sobrevendrá la conducta/reacción militante que no hará más que consolidar la retrospectiva creencia para finalmente incidir deletéreamente -delette=borrar-en el lazo social, con las distintas formas de segregación actual. Es decir, borrando o afectando seriamente los vínculos sociales.
Como viejo resabio de la institución del Santo Oficio (1) Sugerimos para este tema variar la fórmula “empresa de salvaguarda del psicoanálisis en la civilización” p.295 de “ El banquete de los analistas” de Miller, por esta otra: el psicoanálisis como salvaguarda de la civilización.Porque al mismo tiempo que apostamos como psicoanalistas por la civilización, resistiendo y alojando sus impases, creamos las posibilidades de profundización de nuestro campo. “deber que le toca al psicoanálisis en nuestro mundo” “Acto de fundación “ de Lacan Ibid p.300Corroboramos en principio que, efectivamente, el discutir sobre el mal es un problema que a los psicoanalistas nos cabe.
Mal que, en sus fundamentos freudianos, estuvo asociado al imperativo Superyoico y que con Lacan aprendimos a matizarlo como a)“ceder en su deseo”, b) hegemonía tiránica del UNO sobre otras lógicas y c) equivocando el sentido de maldición, al mal-decir de lo sexual por estructura inconciente (2), en lugar del sentido tradicional de maldición como expresión de la voluntad de un Otro consistente. Mal que, bajo diferentes fórmulas discursivas arraigadas, dificulta aún más los lazos entre los hombres. (3) Desarrollos: I°)¿Existe Dios?: La pregunta sobre la existencia del mal, hizo deslizarnos a esta otra interrogación aún más antigua y compleja y que probablemente contenga a la primera. Pero entre tantas versiones sobre la existencia de Dios, recogimos especialmente la del panteísta Spinoza, más correctamente aquello que elaboró G.Deleuze en su libro “Spinoza y el problema de la expresión”. De Spinoza en su 1° libro de la Ética, 19 y 20, Deleuze extrae “Por Dios entiendo un ser absolutamente infinito, es decir, una substancia consistente en una infinidad de atributos, de lo que cada uno expresa una esencia eterna e infinita” Ibid p.9Otro alcance en Spinoza, esta vez del “Tratado teológico político”...“ Puesto que nada puede ser concebido sin Dios...” Ibid p.10 Otra de las características importantes, es que “No hay entre los atributos ninguna clase de desigualdad” “Tratado Breve“ de Spinoza Ibid p.62 Siendo todas las forma o atributos iguales, Deleuze concluye que Dios no puede poseer una sin las otras Ibid p.63 y que nosotros apreciamos e interpretamos como el atributo de los atributos, el propio orden inclusivo.Específicamente sobre el mal, Spinoza halla en la tristeza un punto irreductible del Mal, sin que eso suponga que el mal absoluto exista. A lo que pretendemos llegar con estas necesarias referencias es a mostrar que el Mal no es ni siquiera pensable por fuera de esa totalidad primera que es Dios.
A que el saber sobre el Mal es una forma del Otro consistido y consistente. Y que tal vez sea imposible separar Dios de Mal, de Bien, o de cualquier saber absoluto. (4)Haría falta confirmarlo en una revisión teológica exhaustiva que nos excede.Nos surge una frase que indirectamente confirmaría nuestra hipótesis de partida, un dicho de la resignación popular que es más o menos así:“ no hay mal que por bien no sea ”, (5); expresión que llevada a la lógica de Spinoza podría ser del modo infinito inmediato. Ibid p.226El mal, la mala fortuna, la dystychia (6) armonizarían bien en la Providencia bajo el modo expresivo del infinito existente. Ibid p.226Modo en que se salva y justifica la consistencia de Dios, al mismo tiempo que se extermina lo contingente. II°) Articulación y discusión: Somos infelices debido a que la renuncia misma que exige la cultura es un movimiento perpetuo. El precio de la renuncia es ilimitado. Es decir que la cultura siempre demandará más, verdadero meollo del Superyo. Donde Freud plantea lo irrealizable del programa del principio del placer; Lacan va a sostener que hay un objeto imposible de encontrar según el programa del principio del placer. (7) (8)Como para el Superyo es lo mismo hacer el mal que desearlo, (9) es por esta problemática central por donde transitará lo específicamente psicoanalítico. Afín a esta incidencia del deseo se situó Kant, que no valora la bondad y la acción sino la buena a mala voluntad. Como ante el Superyo nada se puede ocultar, Lacan sostendrá que la resistencia del ser humano a esta vigilancia permanente es no cumplir el quinto mandamiento y que la mentira es necesaria para la existencia de un sujeto ético.Lo que Lacan va a situar después de Freud, es que el único motivo moral es la egoísta angustia frente a la posibilidad de pérdida de amor del objeto amoroso. Siendo lo malo todo aquello por lo cual uno es amenazado con la pérdida de amor. Y es a partir de esto malo que, secundariamente, habrá discernimiento del bien o del mal.Freud coloca al amor en un plano central, no sólo como solución al sufrimiento, sino en la definición misma de un sujeto ético. Un sujeto que no puede resignar ser amado ni al ser amado.|Pero, para Lacan, esa dependencia al amor es previa a la existencia de un sujeto ético, y en el seminario VII se pregunta por qué el psicoanálisis, que llegó tan lejos en pensar al amor, no dio una nueva erótica, otra erótica distinta del amor cortés, de los trovadores. (leer III°) En otro orden, creemos que para sentar posición respecto de la posición freudiana ante Dios–Padre, a su teísmo, es necesario articular ”Totem y Tabú” con el“ Moisés y la religión monoteísta”. De esta relación puede desprenderse que, aunque de corto alcance, efectivamente hubo para Freud Padre que nos salvó y del que nos servimos a su muerte (el asesinato del padre primordial pudo devenir en un orden no caprichoso,(10) un tipo de sacrificio asociado a la ley que permite el acceso al deseo; y, a través del subrogado identificatorio en Moisés de la figura divina, el pueblo judío alcanzó libertad, dignidad y tradición).Al mismo tiempo como fueron soluciones que implicaron asesinato y desmentida, resultaron ineficaces a la hora de alcanzarse estabilidad o resguardo ante el Superyo y sus imperativos, entre lo que se encuentra el de la felicidad.Para Freud la cultura, al menos bajo su forma religiosa occidental, no nos salva, ya que tanto si hay Dios Padre o Hijo se lo elimina. De esa culpa y mal moral queda establecida y justificada la desdicha y la infelicidad existencial del hombre. Para el pecado (el mal), la única solución hallada por esas corrientes religiosas fue la absolución sacrificial.
Basta recordar que el poder, tanto de la casta de sacerdotes del viejo testamento como el de los profetas, se abastecía en que había que penar y padecer, porque el pueblo se había alejado de los preceptos de Dios. La tradición judeocristiana abreva en esa deuda simbólica fatalmente contraída. Emulando a los sacrificios mayores de Moisés en el judaísmo y de Jesús en el cristianismo.Creemos que Freud fue un notable miembro de esa tradición y que es en este sentido que a Tótem y Tabú –escrito varios años antes que “Más Allá del principio del Placer” y del “Malestar...”– se le puede reconocer inconcientemente esta tendencia restauradora de la ley del Padre. (Otro no barrado)La torsión que Lacan realiza sobre Freud, donde pareciera que se supera la dialéctica del sacrificio, se anuncia en el campo de la erótica en aquellos pensadores, como Sade, que tomaron en serio lo erótico como una solución al campo ético. (11) Si bien es cierto que Freud reconoció haberse inspirado en la tragedia de Cristo al escribir “Totem y Tabú”, donde entrevió el asesinato como primordial en la cultura. También es cierto que consideró al cristianismo en el “Moisés...” como la victoria de Dios Hijo sobre el Dios Padre.En “Moisés y el monoteísmo”, lo que efectivamente se pregunta Freud es cómo se moldeó el carácter del pueblo judío, y en base a qué renuncias. La propia hipótesis del asesinato de Moisés -por las rebeliones que supone- atestigua claramente de la dificultad de muchos libertos de renunciar al goce de dioses encarnados. Es muy probable que tales renuncias al goce y elevadas a un bien, se creyeran como la voluntad del Padre.Si Moisés fue el gran libertador y estadista del pueblo judío, debe haber ocupado el lugar del ideal para su pueblo que lo amaba. Pero eso, más que un empalme cristiano, nos parece más del orden de psicología de las masas. Por supuesto, de masas neurotizadas que harán ingentes sacrificios por el amor y el goce del Otro.La dificultad de pensar a la castración por fuera de un Otro que se satisface, nos parece que es, por estructura, de psicología colectiva, y este andamiaje debería ser previo y condición de las tradiciones.
Tal vez sólo por el artificio del análisis se pueda llegar a considerar las limitaciones o “sacrificios” como algo que nadie me pide, e inherentes al propio hablante. Lacan, no sabemos si en una antiquísima y actuada revival, confronta a Freud. Sostiene que el despeje psicoanalítico freudiano de que Dios haya muerto no resuelve nada, porque no sería un novedoso aporte. El propio cristianismo ya lo había dramatizado mejor que nadie (anunciación, nacimiento, vida, vía crucis, muerte). Lo verdaderamente novedoso respecto de Freud es el dogma cristiano de la resurrección según los cuatro evangelios.Desde luego que es demás probable que la insistencia freudiana de que Dios Padre ha muerto asesinado, no logre más que prolongarle su vigencia.También pensamos que por este más allá de la muerte que es la resurrección, y por la negación de la muerte y de la castración que implica, el cristianismo es una globalizada solución universal. Aquella misma solución en la que Freud se detuvo por el “Amarás a tu prójimo, como a ti mismo”(12) como lo más contrario a la naturaleza humana.A medida que la doctrina del amor universal se fue extendiendo por el mundo, más intolerancia ha habido (Cruzadas Inquisición Nazismo). Y cuanto más se centra una cultura en el todos más insoportables se hicieron las diferencias. III°)Amor cortés ¿una verdadera erótica?Hemos visto que cuando se pretendió salir de la dialéctica deseo-interdicción, parecería que, forzosamente, salimos del campo de la moral para llegar a lo que es una erótica. Ponemos en consideración si la poesía amatoria, desplegada en Europa Occidental a principios del segundo milenio, comúnmente llamada amor cortés y confundida con lo Cátaro (13), era una erótica.Si reúne la idea de “Eros”, como punto de intersección entre amor, goce y deseo. Y fundamentalmente si fue capaz de recortar y ceñir lo Real imposible.1° Parte “Los cátaros”(14): Se extendieron por el sur y el este de Francia, por media Italia, por un tercio de Alemania, por el reino de Aragón-Cataluña- hasta llegaron a Inglaterra. Pero fue en el país de Oc - condado de Toulouse- donde adquirieron el mayor predominio, al verse favorecidos por el nacimiento de los trovadores.Los cátaros tienen su origen en el maniqueísmo evolucionado. Los Perfectos y Perfectas se consideraban herederos de los apóstoles de un Jesús espiritual, nunca material(15), por lo tanto jamás pudo morir en la cruz. Tenían como su máximo libro al Evangelio según San Juan.Su doctrina enseñaba que existían dos principios antagónicos, muy diferentes en su valoración, pero eternos tanto el uno como el otro.El Mal poseía la misma fuerza real que el Bien, y no era ignorado por Dios.( Otro consistente)La creación del mundo era atribuida a un ángel malvado o a Satán. Suponían que todo lo material representaba lo negativo y pecaminoso.Para salvarse del Mal había una única forma: imitar a Jesucristo que, por ser Espíritu superior, nunca fue sacrificado, mostrando el camino de la Redención.Para los “buenos hombres y “buenas damas”, estaban prohibidas las guerras y la muerte de los animales. No reconocían la autoridad de los reyes, obispos y del papa.Fue su mensaje humano, caritativo, tolerante, lo que aproximó al pueblo y facilitó su difusión.Por ejemplo: advertían a los que acusaban y reprochaban a otros de caer en pecado o de haberse enfermado, que no deberían hacer tal cosa, ya que el ser humano encerraba al enemigo en su propia naturaleza, el mismo cuerpo que le impulsaba a pecar. Sus principales méritos para granjearse admiración, reconocimiento y preferencia por sobre los sacerdotes católicos fue que no mentían. Lo que predicaban lo llevaban a la práctica. También que trabajaban y no vivían de la caridad, aunque aceptaban donaciones que, inmediatamente, empleaban en construir o reparar bienes comunales que todos podían contemplar.Comenzaron a verse en el siglo XI en los Pirineos, como gentes que caminaban siempre en parejas.Solicitaban alojamiento y comida, tanto en las aldeas como en los castillos, siendo sus palabras lo único que daban a cambio. Muy distinto a lo que “pagaban“ los trovadores por el mismo favor.También se diferenciaban de los primeros poetas cantores, por llevar el báculo de los peregrinos, vestir hábitos negros y hablar de cuestiones religiosas.Eran muy humildes, tanto que andaban de a pie. Asombraban por su gran habilidad manual y su generosidad para ayudar a campesinos y aldeanos. Rechazaban cualquier pago, conformándose con un montón de paja para dormir, algo de comer y beber.Por eso los lugareños comenzaron a llamarles “cátaros”, “Perfectos”,”Buenos hombres”, “Albigenses” o “Arrianos”.El mayor prestigio de los cátaros en relación a los sacerdotes cristianos, se debió a que no imponían dogmas ni rituales, se adaptaban a las costumbres locales, no imponían la asistencia a misa y liberaban de pecado en menesteres como el beneficio económico en las ventas, préstamos con intereses etc.
Una cosa era que los Perfectos hubieran abandonado todos los placeres carnales y otra lo que pedían a sus seguidores: no debían renunciar a nada, ni a la opulencia, ni a la sensualidad, siempre que no se olvidaran de los pobres, se arrepintieran de los pecados y, en especial, fueran sinceros con ellos mismos y con los demás.( Ha lugar a cierta división subjetiva) Los cátaros convivieron con los trovadores, algunos de los cuales formaron parte de la Iglesia cátara.Toulouse en esa época llegó a ser la tercera ciudad de Europa, después de Roma y Venecia. Allí se amaba el saber y lo diferente, siempre que se lo considerara bello y pacífico.Habían aceptado el catarismo y se estaba “inventando“ el amor cortés y el refinamiento de las costumbres.
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