Si a la persona que empieza a leer le tienta pensar en términos de género, mejor que no siga.
Este post no va de eso. Si piensa en términos estéticos, ¡qué mal suena ese palabro!, va más atinada. Y si lo hace en términos de originalidad, que significa volver a los “orígenes”, al principio, ¡caliente, caliente! Vayamos.
“En el principio fue el verbo… y el verbo engendro la vida”. Eso dicen algunos creyentes de ciertas religiones, pero es difícil entenderlos. Digámoslo de otra manera.
En el principio fue el grito, para pedir ayuda, y del grito vino la palabra, para nombrar las cosas, para comunicarnos. Esto se entiende mejor, ¿verdad?
Y es que casi todo en la mente humana empieza con las palabras que nombran las cosas y al nombrarlas cobran existencia: mesa, estrella, amor, gratis, etcétera.
También hubo un día que nació la palabra psiquiatría. No hay seguridad absoluta, pero parece que el inventor fue el alemán Johann Christian Reil en 1803, en la publicación Rhapsodieen über die Anwendung der psychischen Curmethode auf Geisteszerrüttungen, donde aparece el término "Psychiatrie" con el significado de "medicina del alma" (1).
En español es difícil saberlo, pero posiblemente se usó por primera vez en 1855, en el Diccionario enciclopédico de la lengua española de Gaspar Maristany y Roig Oliveras (2,3). Indaguemos en su origen.
Las palabras psiquiatría, y psiquiatra, como casi todo en ciencia, proviene del griego, concretamente de unir ψῡχή (psyche = alma), con ἰατρός (iatrós = médico). Está claro, ¿verdad?
Pero casi todo lo griego proviene a su vez de lo indoeuropeo, el primer grupo humano que invento un lenguaje. Ellos crearon los sonidos de los que proceden nuestras palabras, para nombrar las cosas y entenderse entre ellos: fuente, árbol, perro, palo. Luego dijeron “este palo es mío”, añadiendo un verbo a las palabras y así aparecieron los idiomas, con su Babel incluido.
Pero dejemos esto para otro día y busquemos nuestro origen protoindoeuropeo.
Psyche viene de la raíz PIE *bhes-2, que significa respirar. ¡Qué belleza!, nuestra psique respira con palabras, crea y recrea con palabras, sana y enferma con palabras, y si bien necesita oxígeno para vivir y glucosa para trabajar, sin palabras, no sirve para nada. Hasta ahí todo bueno y bonito.
Pero el problema viene con el “iatros”, cuyo origen es más complicado. Proviene de los elementos griegos ἰατήρ = īātḗr, ῑ̓ᾱτρός = īātrós, que denominan al médico, curandero, sanador y cirujano. Se trata en todo caso de sustantivos masculinos, ya que en la Grecia clásica eran muy raras las mujeres médicas o curanderas. Pero yendo aún más atrás, encontramos que Iātrós, deriva del verbo iastâi (curar, cuidar), relacionado con iaīno, que significa consuelo, ánimo. ¡Qué interesante!, resulta nuestro nombre dice todo eso, somos médicos de la mente que dan consuelo y ánimo.
Todo eso está en nuestra palabra definitoria. ¡Estupendo!1Pero no sé si se ha percatado que en todo esto hay dos trampas. La primera está en el propio título, psiquiatro, en masculino, y la segunda en el iatros. Me explico.
En puridad, recurriendo al origen etimológico, deberíamos llamarnos psiquiatros, tanto los hombres como las mujeres que ejercen esta profesión. Insisto en que en esto no hay nada de género, esto es pura etimología. Pero, coincidirán conmigo que esa palabra suena fatal, si ya caemos bastante mal llamándonos psiquiatras, imagínense si además nos llamáramos psiquiatros. Miedo da pensarlo. Menos mal que, tas pasar el término iatros por el latín, se acomodó mejor en su versión femenina, iatras, con lo que la palabra resultante fue un poco menos fea, aunque no por eso menos dura.
En efecto, el resultado de unir una palabra preciosa, psyche, “la mente que respira”, con una terminación bastante fea, iatros o iatras, no fue muy buena idea. Compárese con unirla a logos, como en psicólogo, sin duda la mezcla es más resultona, pero ya está ocupada. Es como si el logos adecentara todo lo que toca, por ejemplo, sociólogo, cardiólogo o enólogo. Se tiene la sensación de que son personas sabias en lo que hacen, la sociedad, el corazón o el vino.
Ahora le propongo que hagamos la siguiente pirueta mental, añadamos iatros o iatras, a las siguientes profesiones: Enólatra, Sociólatra, o a la medicina, Ginecólatra, Traumatólatra, Cardíolatra, Oftalmólatra, Odontólatra… Le pido que responda sinceramente, como persona necesitada de su ayuda, ¿iría usted tranquila a sus consultas?, ¿bebería su vino?
Creo que, en ese “desliz original”, es donde reside buena parte de la mala presa que ha tenido siempre nuestra profesión, el final iatros/iatras suena mal: psiquiatros/as. No es bonito ni elegante. Por eso, siempre me pareció que nos deberíamos haber llamado, desde el principio, psico-logos, pero alguien fue más listo que nosotros, o bien “psico-pato-logos”, es decir
médicos que entienden de la mente enferma o patológica.
¡Ay si nos hubiéramos llamado psicopatologos!, tal vez nos hubiera ido mejor históricamente,
y sin duda, ahora, en tiempos de crisis social de nuestra profesión, en los que incluso las personas que nos necesitan les da miedo pronunciar nuestro nombre, y solo hablan de “salud mental” o “psicología”, algo nos ayudaría. Me pregunto, os pregunto, si aun estaríamos a tiempo de cambiarla. ¿Qué opinas?
1. P. Jaime Ruiz, J.M. de Jaime Loren. Presencia de la palabra “psiquiatría” en los diccionarios y en la prensa española (1855-1900) Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. 2019; 39(135): 67-90. doi: 10.4321/S0211-57352019000100005 https://scielo.isciii.es/pdf/neuropsiq/v39n135/2340-2733-raen-39-135-0067.pdf
2. Gaspar Maristany J, Roig Oliveras J. Diccionario enciclopédico de la lengua española. Madrid: Imprenta y librería de Gaspar y Roig, 1855; 2, p. 1118. (v. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. 2019; 39(135): 67-90 doi: 10.4321/S0211-57352019000100005) https://scielo.isciii.es/pdf/neuropsiq/v39n135/2340-2733-raen-39-135-0067.pdf
3. Gaspar Maristany J, Roig Oliveras J. Diccionario enciclopédico de la lengua
española. Madrid: Imprenta y librería de Gaspar y Roig, 1855; 2, p. 1118. (v.
Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. 2019; 39(135): 67-90 doi: 10.4321/S0211-57352019000100005) https://scielo.isciii.es/pdf/neuropsiq/v39n135/2340-2733-raen-39-135-0067.pdf
Psiquiatra y escritor, actividad libre.
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