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Factores psicosociales y sintomatología depresiva en ancianos de una comunidad de Bayamo

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Autor/autores: Valia Elena Carreño Figueras , Andrés Vázquez Machado
Fecha Publicación: 15/01/2019
Área temática: Psiquiatría general .
Tipo de trabajo:  Artículo original

Especialista de primer grado en Psiquiatría. Hospital Carlos Manuel de Céspedes

RESUMEN

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Palabras clave: Ancianos, depresión, eventos vitales, factores psicosociales


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Psiquiatría.com 2019 VOL 23

Artículo original

Factores psicosociales y sintomatología depresiva en
ancianos de una comunidad de Bayamo
Valia Elena Carreño Figueras 1,Andrés Vázquez Machado2.
1.

Especialista de primer grado en Psiquiatría. Hospital Carlos Manuel de Céspedes.

2.

Especialista de segundo grado en Psiquiatría. Policlínico Jimmy Hirzel

RESUMEN
Introducción: Las cifras de prevalencia de depresión en ancianos son elevadas. Objetivo:
Identificar la presencia de sintomatología depresiva y algunos factores psicosociales en
ancianos. Métodos: Estudio transversal con 286 ancianos de una comunidad de Bayamo. Se
estudiaron características demográficas, sintomatología depresiva, enfermedades físicas,
consumo de medicamentos, eventos vitales tempranos y actuales. Análisis estadístico
mediante porcentajes, odds ratio y chi cuadrado. Resultados: La prevalencia de síntomas
depresivos fue de 20,6 % y son factores de riesgo: ser mujer, ama de casa y estar divorciado o
viudo. La diabetes mellitus, las enfermedades cerebrovasculares y los tumores malignos se
asociaron con la sintomatología depresiva. Los eventos adversos actuales y de la infancia se
presentan con una frecuencia significativamente mayor en ancianos deprimidos.
Conclusiones: Los eventos adversos tempranos predisponen a la presencia de síntomas
depresivos en los ancianos y ellos parecen ser más susceptibles para el efecto depresogénico
de los eventos vitales actuales.

Palabras clave: Ancianos, depresión, eventos vitales, factores psicosociales.

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ABSTRACT
Background: The prevalence of depression in the elderly is high. Objective: to estimate the
prevalence of depressive symptomatology among elderly in a community as well as some
psychosocial factors related. Methods: A cross-sectional study with 286 elderly in a Bayamo
community was performed. We studied the demographic characteristics, depressive
symptomatology, chronic diseases, drug use, early and current events. Statistical analysis
using odds ratios, percentages and Chi-square. Results: The prevalence of depressive
symptomatology was 20,6%. The analysis showed a relationship between depressive
symptomatology and gender, housewife and being divorced or widowed. Diabetes mellitus,
cerebrovascular diseases and cancer were significantly associated with depressive
symptomatology. The early adverse life and current life events were higher in elderly with
depressive symptoms. Conclusions: Childhood adversities are strongly related to late ­life
depressive symptomatology and depressed elders have a special susceptibility to the
depresogenic effect of current life events.

Key words: Elderly, depression, life events, psychosocial factors.

Introducción
La depresión constituye un serio problema de salud en el mundo. Las cifras de prevalencia de
la enfermedad en ancianos son elevadas; así como los costos económicos y de mortalidad por
suicidio y enfermedades médicas (1). Algunos reportes señalan frecuencias de 21,7 % en
México (2), 42,7 % en el estado de Tamil Nadu en la India (3), 18,8 % en Brasil (4) y 40,6 % en
Karachi (Pakistán) (5). En Estados Unidos (EE.UU) en 2010 entre 1,2 y 1,8 millones de adultos
mayores tenían un trastorno depresivo (1,6).
Estudios en Cuba describen frecuencias de depresión geriátrica que van de 14,9 % en una
comunidad del municipio Playa, en La Habana (7), a 25,4 % en un área de salud del municipio
de Matanzas (8).
A pesar que numerosos estudios han puesto en evidencia diversos mecanismos que subyacen
en los trastornos depresivos, la causa específica de la misma aún permanece sin aclarar. Se
han invocado diversos factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales que parecen
tener relación con la presencia del trastorno. Los factores psicosociales están estrechamente

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relacionados con la depresión que padecen los ancianos; estos determinan el inicio del
trastorno, empeoran el curso, o interfieren con un resultado favorable del tratamiento.
Diversos eventos vitales actuales y otros que afectaron al individuo en la infancia parecen
relacionarse con la presentación de cuadros depresivos (2-5).
El objetivo de esta investigación es identificar la presencia de sintomatología depresiva y su
asociación con algunos factores psicosociales, en población anciana de una comunidad,
partiendo del supuesto que:
Diversas

características

sociodemográficas,

enfermedades

físicas,

consumo

de

medicamentos, eventos vitales actuales y de la infancia están relacionadas con la presencia
de síntomas depresivos.

Material y método
Se realizó un estudio transversal (estudio de prevalencia) con las personas mayores de 60 años
de una comunidad perteneciente al policlínico 13 de Marzo, Bayamo, Granma, en el periodo
de enero de 2012 a diciembre de 2014.
De un universo de 338 personas se seleccionó una muestra autoponderada (muestreo
sistemático) calculada según el tamaño y precisión para estimación de una proporción
poblacional, quedando constituida por 286 ancianos (femenino: 62,6 %; 60 ­ 79 años: 41,9 %;;
escolaridad alta: 67,8 %, sin empleo: 84,3 %; sin pareja: 67,1 %).
A todos los individuos de la muestra (previo consentimiento informado) se les aplicó la escala
de depresión geriátrica (EDG) de 30 ítems (8) y una encuesta que recoge variables
demográficas, antecedentes de enfermedades crónicas y consumo de medicamentos
(psicofármacos y no psicofármacos). Se exploraron los eventos estresantes que afectaron al
anciano antes de los 15 años (eventos tempranos) y en los últimos 12 meses (eventos
actuales). Para determinar la presencia de discapacidad y el apoyo familiar inadecuado se tuvo
en cuenta los registros del Consultorio Médico relativo a los resultados de la Escala Geriátrica
de Evaluación Funcional que se aplica a todas las personas de 60 años o más.
Análisis estadísticos
Se realizaron análisis bivariados para establecer posibles asociaciones entre las variables
estudiadas y la presencia de depresión, utilizando como estadística inferencial el Chi
Cuadrado, considerando significativa la asociación que tenía una probabilidad igual o menor
que 0,05. Para conocer si las variables estudiadas se convierten en factores de riesgo de tener

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síntomas depresivos se calculó la razón de disparidad (Odds Ratio) con un intervalo de
confianza del 95%.

Resultados
Según la EDG 20,6 % de los ancianos puntuó para sintomatología depresiva, la mayoría con
síntomas depresivos leves (17,5 %).
El análisis bivariante encontró una correlación positiva entre sintomatología depresiva y
género femenino, ser ama de casa y estar divorciado o viudo. Entre las enfermedades
crónicas: la diabetes, las enfermedades cerebrovasculares y tumores malignos se asociaron
con la presencia de sintomatología depresiva (Tabla 1).
No existió asociación significativa entre el consumo de medicamentos y la presencia de
síntomas depresivos.
Los ancianos que tienen síntomas depresivos sufren significativamente más eventos en la
infancia que ellos vivencian como estresantes [X2=10,9068; p=0,0000]. También los eventos
vitales actuales fueron significativamente más frecuentes en los que tenían sintomatología
depresiva [X2=36,1681; p=0,0000].

Discusión
La prevalencia de sintomatología depresiva en los ancianos de este estudio es congruente con
la afirmación de que la depresión es frecuente en este grupo poblacional y que es erróneo
considerarla como una manifestación normal del envejecimiento (2). Los ancianos se
deprimen porque se ven afectados por la reducción de los ingresos y el rendimiento físico,
ocurren cambios en su estilo de vida que van unidos a una disminución de su capacidad
psicológica y física para adaptarse a esos cambios, se pierde el apoyo familiar y de amigos lo
que contribuye a crear desesperanza y sentimientos de soledad.
Hay una merma del sentido de la productividad que se produce a menudo con la jubilación o
con la pérdida de
responsabilidades en el hogar; el duelo es frecuente en esta etapa de la vida debido al
fallecimiento de amigos, familiares y cónyuge.
Otras investigaciones en distintas regiones de la India informan resultados muy superiores a
este. En Sembakkam, se reportó que 42,7 % de los ancianos estaban deprimidos (3).

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En Faridkot 60 % tenían una depresión leve y 17 % una depresión severa (9). En Visakhapatnam
la prevalencia fue de 31,7 % (10).
Otros autores reportaron frecuencias inferiores. En Xia'n, China, 15,8 % de los ancianos
estaban deprimidos según la EDG (11). El estudio coreano con personas de edad avanzada
(KLoSA) reportó que 16,1 % tenían depresión (12). Entre la población estadounidense de 65 y
más años, 9,1 % reportó alguna forma de depresión en 2006 de acuerdo al estudio NHANES
(6).
Las diferencias entre estos resultados pueden ser explicados por los criterios diagnósticos
utilizados, el tipo de depresión diagnosticada (algunas investigaciones buscan síntomas
depresivos, otras solo trastorno depresivo mayor u otros tipos de depresión); también influye
el tipo de instrumento de tamizaje, el diseño de los estudios, los tamaños de las muestras y la
forma de selección de las mismas.
Algunas variables sociodemográficas se asocian con la presencia de sintomatología depresiva
(2-5,9,11). Las amas de casa se deprimen con más frecuencia debido al estrés que
experimentan por las tensiones propias de las tareas del hogar, matizado por las carencias y
otras necesidades comunes en los hogares cubanos, las demandas intergeneracionales y la
incomprensión por otros miembros de la familia; todo esto se ve agravado por la disminución
de las capacidades y habilidades que son resultado de la edad avanzada.
El estatus de divorciado o viudo contribuye a aumentar la sensación de soledad que
experimenta el anciano, la cual muchas veces es real ya que con la jubilación se pierden las
relaciones sociales que se tenían en el centro laboral; en esta etapa ya los hijos tienen formada
su familia, incluso también los nietos. La ocupación de ellos impide que le dediquen tiempo al
anciano; de ahí el papel que juega la pareja como fuente de apoyo social, emocional y
económico.
El estudio KLoSA encontró que las personas deprimidas son mayormente de sexo femenino y
que la viudez se asoció con la depresión en el caso de las mujeres (12).
Las enfermedades físicas crónicas son frecuentes en ancianos y constituyen factores de riesgo
de depresión.

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El malestar general, la discapacidad y el dolor que producen son predictores de síntomas
depresivos. Algunos medicamentos (hipotensores, esteroides, AINES, quimioterápicos)
utilizados en el tratamiento de las enfermedades físicas son alteradores del estado de ánimo
(2,8,9,12).
Los eventos adversos que afectan a la persona en la infancia, son predictores de depresión en
la edad avanzada, debido a cambios que producen en el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal y los
receptores de serotonina. Datos del primer estudio de depresión en adultos mayores de
Holanda (NESDO) informó que las personas deprimidas refirieron más abuso en la niñez que
los controles (13). En EE.UU la prevalencia de depresión fue significativamente elevada en las
personas de 60 años y más, que reportaron experiencias adversas en la infancia (14). Ritchie
y colaboradores reportaron que la exposición al menos a un evento adverso temprano
incrementa el riesgo de depresión en ancianos (15).
Los eventos vitales actuales son circunstancias que ocurren en la vida, alteran el
funcionamiento normal y la persona lo vivencia como muy estresante. Estudios de cohorte
longitudinales han identificado varios factores de riesgo para depresión en la tercera edad,
como son la muerte de seres queridos, enfermedades médicas y discapacidad (1).
Varios investigadores consideran la condiciones socioeconómicas desfavorables como factor
de riesgo de depresión en ancianos (3,4,11). El pobre apoyo social puede disminuir la
resistencia psicológica y fomentar una respuesta depresiva a los estresores (1). En Karachi,
Pakistán, se encontró asociación entre la falta de apoyo familiar y tener un puntaje para
depresión según la EDG (5). En la investigación de Lee y Kim la discapacidad que limita la
realización de las actividades diarias de manera independiente, se asoció con la presencia de
depresión (12).
A pesar que la evidencia muestra que los eventos vitales son frecuentes en personas con
depresión (2,9), existe controversia en cuanto al rol que ellos juegan en la enfermedad,
algunos señalan que tienen que ver con el inicio y curso del trastorno (1,4), otros que tienen
capacidad solo para precipitar el primer episodio depresivo; también se considera que están
relacionados con la gravedad de los síntomas depresivos, con la respuesta al tratamiento
antidepresivo y con la recurrencia de la depresión (16); sin embargo lo más acertado sería
pensar que las ancianos deprimidos, al igual que los deprimidos de otras edades, tienen una
susceptibilidad especial (genética o adquirida) para el efecto depresogénico de los estresores

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que acontecen en la vida, que ellos usan mecanismos de afrontamiento menos eficaces y con
mayor frecuencia perciben como estresantes algunos acontecimientos que para otras
personas no tienen el mismo significado.

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