Objetivo: Hallar la prevalencia de los trastornos de conducta en la población general catalana de 3, 4 y 5 años en base a los informes de los padres. Se examinará también las relaciones existentes entre el niño/a, los padres y las variables familiares en presencia de altas puntuaciones en los instrumentos de evaluación conductual.
Método: La muestra se tomó de los niños y niñas que vivían en la ciudad de Sabadell (Vallès Occidental, Barcelona) en octubre de 1996. La población de preescolares en dicha área era (N= 5865). Se realizó un muestreo por conglomerados y se seleccionaron 1006 niños/as preescolares. Se solicitó a los padres que completaran una serie de cuestionarios ( CBCL, Achenbach y Edelbrock, 1983; cuestionario de informació demogràfica, cuestionario de acontecimientos vitales y de relaciones familiares). Los datos informados por los padres fueron analizados con el paquete estadístico SPSS. Se calculó la prevalencia en base a la información del CBCL para la muestra completa. Se considero "caso" el niño/a que obtenía una puntuación en el CBCL T = 70 en la puntuación total. Finalmente, se analiza las relaciones entre las variables del niño/a, de los padres y de la familia mediante una análisis de varianza (ANOVA).
Resultados: Se obtiene una prevalencia del 3, 68% de problemas conductuales. El análisis estadístico indica que no existen diferencias ni por sexo ni por edad. Se obtienen una odds ratio significativa entre problemas de conducta en los niños/as y depresión materna (odds= 5. 72) y entre haber sufrido una intervención quirúrgica y presentar problemas de conducta (odds= 2. 83). El análisis de varianza fue significativo en aquellas familias de nivel socioeconómico bajo (F= 7. 226; p < . 0005).
Prevalencia de los síntomas de trastornos conductuales en los niños y niñas
preescolares catalanes: relación niño/a, padres y variables familiares.
FUENTE: PSIQUIATRIA. COM. 2001; 5(2)
Mª Claustre Jané*, Ferrand Viñas**, Nelson Araneda*, Sergi Valero* y Edelmira Domènech-Llaberia*
* Unitat de Psicopatologia Clínica Infanto-Juvenil. Departament de Psicologia de la Salut i Psicologia Social. Universitat Autònoma de
Barcelona (España).
** Universitat de Girona (España).
Correspondencia:
Ma. Claustre Jané i Ballabriga
Edelmira Domènech-Llaberia
Departament de Psicologia de la Salut i Psicologia Social
Facultat de Psicologia
Campus de Bellaterra
Edifici B
Universitat Autònoma de Barcelona
08193 Bellaterra, Barcelona (España).
Tel. : 93 581 11 66 / 93 581 27 78
Fax: 93 581 21 25
E-mail: mjane@seneca. uab. es
RECONOCIMIENTOS: Este trabajo ha sido realizado dentro del proyecto de Fondos de Investigación Sanitaria Ref. : 99/1199.
PALABRAS CLAVE: prevalencia, Problemas conductuales, Niños/as preescolares, Variables del niño/a, padres y familia.
KEYWORDS: Prevalence of behavioral symptoms in catalan preschool children: relationship of child, parent, and family variables. )
Resumen
Objetivo: Hallar la prevalencia de los trastornos de conducta en la población general catalana de 3, 4 y 5 años en
base a los informes de los padres. Se examinará también las relaciones existentes entre el niño/a, los padres y las
variables familiares en presencia de altas puntuaciones en los instrumentos de evaluación conductual. Método: La
muestra se tomó de los niños y niñas que vivían en la ciudad de Sabadell (Vallès Occidental, Barcelona) en
octubre de 1996. La población de preescolares en dicha área era (N= 5865). Se realizó un muestreo por
conglomerados y se seleccionaron 1006 niños/as preescolares. Se solicitó a los padres que completaran una serie
de cuestionarios ( CBCL, Achenbach y Edelbrock, 1983; cuestionario de informació demogràfica, cuestionario de
acontecimientos vitales y de relaciones familiares). Los datos informados por los padres fueron analizados con el
paquete estadístico SPSS. Se calculó la prevalencia en base a la información del CBCL para la muestra completa.
Se considero "caso" el niño/a que obtenía una puntuación en el CBCL T = 70 en la puntuación total. Finalmente,
se analiza las relaciones entre las variables del niño/a, de los padres y de la familia mediante una análisis de
varianza (ANOVA). Resultados: Se obtiene una prevalencia del 3, 68% de problemas conductuales. El análisis
estadístico indica que no existen diferencias ni por sexo ni por edad. Se obtienen una odds ratio significativa entre
problemas de conducta en los niños/as y depresión materna (odds= 5. 72) y entre haber sufrido una intervención
quirúrgica y presentar problemas de conducta (odds= 2. 83). El análisis de varianza fue significativo en aquellas
familias de nivel socioeconómico bajo (F= 7. 226; p < . 0005).
Abstract
Objective: We present the prevalence among a comunity sample of 3, 4 and 5-years-old Catalan children of
behavioral problems found in a parent-completed checklist of child behavior, and examine the relationship
between child, parent, and family variables and the presence of high scores on the behavior checklist. Method:
The sample was drawn in october 1996 from children in the Sabadell city (Vallès Occidental, Barcelona). This area
encompasses over (N= 5865) preschool children. The sampling selection was done by stratified, clustered and
random sampling. A total of 1006 children aged 3-5 was selected. The parent were requested to complete a
battery of questionnaires {CBCL 4/18 (Achenbach & Edelbrock, 1983); demographic information; Life-events and
reports of family relations}. Data from the parent-reported was analyzed using the statistical package SPSS.
Prevalence rates for the CBCL data could be calculated for entire sample. Child was considered a "case" based on
CBCL data if he or she obtained a score at or above Tscores³70 in CBCL total scores behavior. Finally, association
of the remaining child, parent and family variables with behavior checklist scores was addressed using variance
analysis (ANOVA). Results:The rates of disorders on the total behavior problems scale was 3. 68%. Statistic
analysis indicated no sex and age differences for overall rates. Significant odds ratios for CBCL total behavior
problems scale were obtained for depressive mother (odds=5. 72) and surgical interventions (odds=2. 83). ANOVA
analysis was significant in minority family status (F= 7. 226; p<. 0005). Key Words: Prevalence, Behavioral
Problems, Preschool children, Child, Parents and Family variables.
This research is supported by grant Nº 99/1199 the "Fondos de Investigación Sanitaria" (FIS).
Introduccción
En los últimos años se ha producido en nuestro país una alarma social generalizada a cerca de los problemas de
conducta de los escolares y de los adolescentes. Han salido a la luz pública multitud de acontecimientos
protagonizados por escolares y adolescentes que han hecho mella en todos los estamentos sociales del país. En el
ámbito escolar, día a día los educadores alertan de la alta frecuencia de conductas agresivas y delictivas
protagonizadas por sus alumnos en el mismo marco escolar.
La definición de los trastornos de conducta en los niños pequeños debería incluir cuatro factores: 1) presencia de
un patrón o constelación de síntomas; 2) El patrón de síntomas debe de mostrar una cierta estabilidad que va
más allá de un ajuste transitorio por estrés o cambio; 3) este grupo de síntomas deberá ser evidente en distintos
lugares y con personas diferentes de los padres y 4) el patrón de síntomas deberá ser suficientemente severo
para afectar el funcionamiento normal del niño (Campbell, 1990).
Importantes estudios prospectivos han evidenciado que los niveles altos de problemas de conducta en el período
preescolar son altamente predictivos de este tipo de problemas de los 7 años en adelante (Campbell, Ewing,
1990; Egeland, Kalkoska, Gottesman, Ewing, 1990; McGee, Silva, Williams, 1984; Richman, Stevenson, Graham,
1982; Rose, Rose, Feldman, 1989). Los estudios longitudinales llevados a cabo indican así mismo que los
problemas de conducta detectados en la edad preescolar persisten en la edad escolar insistiendo en el hecho que
la estabilidad de los problemas de conducta es particularmente alta para aquellos preescolares que muestran
problemas de conducta en distintos ámbitos como por ejemplo la escuela y la familia (August, McDonald,
Redmuto y Skara, 1996; Egeland, Kalkoska, Gottesman, Ewing, 1990; Egeland y Ogawa, 1996; Moffit, ; Quay,
1986).
Una de las quejas más frecuentes expresadas por los padres de niños/as preescolares son los trastornos de
conducta (Gordon, Schroeder y Hawk, 1992). Los problemas de conducta más tempranos detectados por los
padres son la hiperactividad de 1 a 2 años, la obstinación alrededor de los 3-4 años, seguido de los problemas de
atención a los 4-5 años, crueldad hacia los animales a los 5 años y fuertes conductas oposicionistas unidas a
mentiras, robos y conductas incendiarias alrededor de los 6 años (Loeber, Green, Lahey, Christ y Frick, 1992).
En los niños/as preescolares la conducta oposicionista y agresiva se caracteriza por la desobediencia a los padres,
contestar a los padres, burlas, bromas, actos destructivos, golpear, morder, dar patadas y maldecir. Estos niños
suelen ser antipáticos con sus compañeros de clase y corren el riesgo de ser rechazados por ellos (Ladd y Price,
1987). Los preescolares hiperactivos y con déficits de atención son niños/as irritables, malhumorados, con
problemas en el dormir y en la alimentación, tendencia al peligro, son destructivos e impulsivos y agreden a sus
compañeros. La conducta antisocial severa es rara en los preescolares ya que suele aparecer alrededor de los 6
años, pero cuando se presenta en edades inferiores y se manifiesta en distintos contextos puede servir de
indicador temprano del posterior desarrollo de patrones de conducta perturbada parecidos a los trastornos de
conducta de los niños mayores (Lyman y Hambree-Kigin, 1994).
Los problemas conductuales aparecidos en la etapa de preescolar tienen un sentido muy particular: por un lado,
se trata de un período evolutivo con cambios muy rápidos en el desarrollo global de la personalidad y, por otro
lado, algunos de los problemas que muestran los preescolares como la rebeldía, inatención y agresividad son
algunos de los normales y simples reflejos de los cambios producidos por el desarrollo que solamente se
convertirán en desviaciones conductuales si su frecuencia se mantiene a lo largo del período evolutivo (Campbell,
1995). Desgraciadamente, existen evidencias de que los trastornos de conducta severos que presentan los
preescolares sitúan estos niños/as en un alto riesgo de presentar trastornos de conducta en la edad escolar y en
la adolescencia (Campbell, Breaux, Ewing y Szumowski, 1986; Campbell y Ewing, 1999; Hinshaw, 992; McGee,
Partridge, Williams y Silva, 1991).
Una de las principales finalidades de la evaluación de los niños de edad preescolar es detectar aquello que puede
ser una simple característica comportamental desde un punto de vista evolutivo y lo que en realidad es un factor
de riesgo o un desencadenante de un trastorno de conducta o de un trastorno oposicionista o antisocial. Los
trastornos de conducta de los preescolares tienen un alto riego de continuar en términos de desinhibición
conductual, actos antisociales y rendimiento académico pobre (Barkley, Fisher, Edelbrock et al. , 1990; Fisher,
Barkely, Edelbrock, et al. 1990; McGee, Patridge, Williams y Silva, 1991)
La detección precoz de los trastornos de conducta podría reducir la existencia de éstos en la edad escolar y en la
adolescencia. La evaluación de los signos, síntomas y factores de riesgo del trastorno de conducta de los niños
debe de incluir información de múltiples fuentes, no obstante los padres son con toda probabilidad los informantes
más importantes en la observación de la conducta de sus hijos durante el período de preescolar, ya que suelen
ser quienes mejor conocen al niño (Robinson, Eyberg y Ross, 1980).
El objetivo de este estudio es evaluar en la población general de 3, 4 y 5 años los problemas conductuales en la
población de Sabadell (Vallès Occidental, Catalunya).
Método
Sujetos
Se parte de la población de niños/as preescolares de edades comprendidas entre los 3 y los 6 años y
escolarizados en los centros de enseñanza pública y privada de la ciudad de Sabadell en el año 1977 (Vallès
Occidental, Barcelona) (N= 5865). De esta población se extrae una muestra de sujetos mediante un muestreo
sistemático por conglomerados y se obtiene una muestra de 1392 casos seleccionados. La mortalidad
experimental es del 27. 8% debido a que tres de los colegios seleccionados aceptaron participar en el estudio, pero
en el momento de retirar los cuestionarios informaron que se retiraban de la investigación y nos fue imposible
poder reemplazar la muestra perdida debido al variable tiempo. Finalmente, de los 1392 casos considerados
muestra teórica, se logra una muestra real de 1006 niños/as produciéndose una mortalidad experimental en la
respuesta de los padres del 22. 4% (N= 775). (Tabla I)
tabla I: Sujetos de estudio.
Instrumentos
Información demográfica: Los padres completaron un cuestionario del status socioeconómico (SES) (Hollingshead,
1975), datos de la historia evolutiva de su hijo/a, familia, sexo y tipo de familia.
"Child Behavior Checklist" (CBCL/4-16) (Achenbach, 1979)
El origen de la CBCL se halla en la checklist de problemas de conducta de Achenbach (1966) diseñada para ser
contestada por el evaluador a partir de los datos de las historias clínicas. Posteriormente, se adecua para que sea
contestada por los padres simplificando el vocabulario, añadiendo nuevos ítems y aumentando las alternativas de
respuesta. La CBCL es un cuestionario estandarizado cuyo objetivo es evaluar los trastornos de conducta de los
niños y niñas de 4 a 16 años y se administra a los padres Consta de dos partes: la primera parte hace referencia
a la competencia social y está compuesta de 20 ítems; la segunda parte se refiere a los problemas propiamente
conductuales y consta de 113 ítems.
El CBCL está compuesto por dos subescalas: la escala Internalizante y la escala externalizante. Estas subescales
se dividen en 8 factores que se estructuran teniendo en cuenta la edad y el sexo del niño. Para las edades de 4 y
5 años los factores evaluados en las niñas son: quejas somáticas, depresión, esquizoide-ansioso, retraimiento
social, obsesión, agresividad, problemas sexuales e hiperactividad. En el caso de los varones se evalúa:
retraimiento social, depresión, inmadurez, quejas somáticas, problemas sexuales, esquizoide, agresividad y
delincuencia. El CBCL es un instrumento de evaluación ampliamente utilizado en muchos países pertenecientes a
zonas de influencia cultural distintas (Australia, Alemania, China, Francia, Grecia, Japón, Kenia, Puerto Rico,
Tailandia, . . . ) hallándose similitudes en la población normativa y diferencias significativas en la suma total de los
problemas conductuales de la CBCL (Verhulst y Achenbach, 1995) y por consiguiente los trabajos realizados en
estos países apoyan el argumento de la necesidad de introducir diferentes puntos de corte para las distintas
poblaciones (Verhulst, 1995).
cuestionario para padres: Es un cuestionario que se creó específicamente para esta investigación (araneda, Jané
y Domènech-Llaberia, 1996). Está formado de dos partes cuyo objetivo es recolectar información sobre el niño y
su familia. En el apartado correspondiente a los niños se solicita información de los datos generales del niño
(fecha de nacimiento, colegio, sexo, enfermedades, intervenciones quirúrgicas, etc. . . ). El apartado
correspondiente a la familia recaba información sobre las personas que conviven en el hogar, estado civil de los
padres, enfermedades crónicas o mentales de los miembros familiares. Las preguntas están diseñadas para ser
respondidas de manera muy rápida, en su mayoría son preguntas cerradas con dos o más alternativas de
respuesta.
Procedimiento
Se envió una carta a aquellos colegios en los que se había seleccionado un aula, 8 días más tarde se contactó
telefónicamente con cada uno de los centros para verificar la recepción de la carta y solicitar una reunión con la
dirección y los educadores y para informar de manera detallada del trabajo que se iba a realizar. Confirmados los
centros participantes, se acordó una reunión con los padres en cada uno de los centros para explicar el alcance y
los objetivos del estudio y asesorar a los padres en la manera en que debían de complementar el cuestionario. Los
padres que no acudieron a la convocatoria se les envió el cuestionario a través de sus hijos/as acompañado de
una nota del centro en la cual se les rogaba devolverlos cumplimentados en un plazo de 5 días. Se utilizó una
única versión del CBCL para todas las edades después de haber consultado este hecho con el autor de la CBCL
(T. Achenbach)
El procesamiento de los datos y el análisis estadístico se realizó con el paquete SPSS
Versión (6. 01). Las relaciones entre las variables del niño/a, de los padres y de la familia y los posibles trastornos
de conducta se analizaron mediante el estadístico (ANOVA).
Resultados
Puntuación total de la CBCL
En el ámbito descriptivo destacamos que el 22% de la muestra obtuvo una puntuación total en la CBCL de 0. La
media de la puntuación general es de (18. 43), con una desviación típica de (15. 73). La distribución de los
percentiles así como el resto de los parámetros pueden encontrarse en la tabla II.
tabla II: Descriptivos de la puntuación total.
A través del análisis de la varianza podemos afirmar que en la puntuación total de la CBCL no existen diferencias
estadísticamente significativas atribuibles a los efectos principales de las variables sexo y edad, ni tampoco para
las interacciones entre estas dos variables (Tabla III).
Tabla III: análisis de la varianza para la muestra total.
Se parte de las cinco categorías socioeconómicas del cuestionario de Hollinshead ( 1975). Mediante un ANOVA se
ha analizado el posible efecto de esta variable categórica sobre la puntuación total del CBCL. Los resultados del
análisis apuntan que éstas dos variables se asocian de forma significativa (F= 7. 226; p= . 0005). Tal y como se
puede observar en la tabla IV, las comparaciones significativas se centran entre la primera categoría
socioeconómica y las dos últimas categorías; así como también entre la segunda y cuarta categoría, siendo
siempre las categorías socioeconómicas más desfavorecidas las que se asocian con las puntuaciones totales en el
CBCL más elevadas.
tabla IV: Contrastes entre categorías de la variable nivel socioeconómico y puntuación total
CBCL.
Siguiendo las directrices de los autores del CBCL, se ha calculado las puntuaciones T asociadas a cada una de las
puntuaciones directas totales y se ha encontrado que en nuestra muestra una puntuación T de 70 está asociada a
una puntuación directa de 51. Bajo esta condición serán 37 niños (el 3. 68% del total) los que obtienen unas
puntuaciones T iguales o superiores a 70. Estos 37 niños son los que en el presente estudio se considerarán como
sujetos de riesgo.
Sujetos de riesgo (puntuación T³ 70).
Consideramos sujetos de riesgo a los niños/as que obtuvieron una puntuación T > 70. Una característica
fundamental de este subgrupo es que no presenta tampoco diferencias significativas ni para los efectos principales
de el variable sexo o edad ni para la interacción entre estas dos variables.
A través de la prueba de chi-cuadrado se han analizado las relaciones entre el hecho de ser un niño perteneciente
al grupo de riesgo y las variables categóricas registradas en el cuestionario para padres del CBCL. En la
información recogida referente a las enfermedades e intervenciones que ha sufrido el niño, el hecho de padecer
una enfermedad crónica no implica un efecto significativo sobre el hecho de presentar una puntuación T superior o
igual a 70 (Tabla IV). Se halla también una relación nula en la variable "haber sufrido un accidente importante".
La tercera y última variable de este primer grupo: "Haber sufrido una intervención quirúrgica" se relaciona de
manera estadísticamente significativa con el hecho de pertenecer al grupo de riesgo (X= 8. 25; p=. 004). Se puede
afirmar que los niños/as que han sido intervenidos quirúrgicamente alguna vez poseen una probabilidad casi 3
veces superior de formar parte del grupo de niños/as de riesgo (Odds. = 2. 83, IC 95% 1. 35-5. 95).
El segundo grupo de variables categóricas analizadas se refiere a las características sociofamiliares. En primer
lugar se analiza el total de hermanos que constituyen la fatria, la prueba de chi-cuadrado permite afirmar que ser
o no-hijo único es independiente de formar parte del grupo de riesgo. Además, puesto que son diversas las
posibilidades respecto al número de hermanos que un determinado niño/a puede tener, se ha realizado un ANOVA
para determinar si existe relación entre la puntuación total del CBCL y el número de hermanos que componen la
fatria. Dado que sólo se han encontrado en esta muestra 12 casos de niños/as con tres o más hermanos, el
análisis sólo incluye aquellos niños/as que tengan como máximo dos hermanos/as con el fin de asegurar para
cada submuestra un número suficientemente representativo. Bajo esta condición, se analizan tres categorías: ser
hijo único, dos hermanos y tres hermanos. Los resultados de este análisis apuntan hacia la no relación entre la
composición de la fatria y la puntuación total del CBCL (F= 1. 43; p = . 240).
Se analiza la variable dicotómica relativa al estado civil de los padres, en concreto si éstos están o no casados
(Tabla V). La prueba de chi-cuadrado apunta que esta variable no se relaciona significativamente con el hecho de
pertenecer al grupo de riesgo. Lo mismo ocurre con la variable "convivir con un miembro familiar que padezca
una enfermedad crónica".
En el grupo de variables relativas al entorno familiar nos encontramos ante unos resultados ciertamente
interesantes. Si se analiza la relación entre "padre tratado alguna vez por depresión", podemos comprobar que la
probabilidad de pertenecer al grupo de riesgo es independiente de ésta variable. Lo mismo podemos afirmar en el
caso de que sean los abuelos o los tíos los tratados por depresión. En cambio, tener a la madre tratada por
depresión implica una asociación estadísticamente significativa con el hecho de pertenecer al grupo de niños de
riesgo (Estadístico exacto de Fisher = 15. 10, P= . 002). Es 5. 7 veces más probable ser un niño/a perteneciente al
grupo de riesgo si la madre ha sido alguna vez tratada por depresión (Odds. = 5. 72; IC95% 2. 14-15. 29). De los
30 niños y niñas que tienen algún familiar que haya sido tratado por depresión, sólo encontramos uno de ellos
que pertenezca al grupo de riesgo, este efecto es estadísticamente no significativo. Sólo se ha encontrado un niño
con un hermano tratado por depresión, obviamente no ha sido posible analizar estadísticamente esta variable y lo
mismo podemos afirmar a cerca de la situación de padre y madre tratados por depresión, ya que también
solamente se ha encontrado un único caso.
tabla V: Relación entre variables sociodemográficas y de salud y la variable riesgo.
Discusión
El estudio que presentamos se halla entre los diferentes estudios realizados en diferentes países con el CBCL, se
observan diferencias en la media de las puntuaciones totales de la prueba. La media más baja es de 20. 0 (costa
este de Estados Unidos) y la media más alta es de 35. 4 (Grecia) (Bird, 1996). Moreno y Del Barrio (1991)
informan de una media de 28. 49 en un estudio realizado en la ciudad de Madrid, con una muestra preescolar de
125 niños/as. En este trabajo se halla una media de 18. 43, menor que la media considerada más baja hasta el
momento. Estas diferencias entre las medias halladas en distintos países parecen ser debidas a los distintos
tamaños de muestra utilizados en los diferentes estudios (Verhulst y Achenbach, 1995). Al contrario de todos los
estudios realizados en nuestro país con población normal, la puntuación media obtenida es inferior a la Americana
El rango de puntuación considerado clínico en base a la puntuación T es ³ 70 que corresponde a una puntuación
directa para el total del CBCL de 42 (Achenbach, 1993). Moreno y Del Barrio (1991) informan de una puntuación
directa de 44. 61 como rango clínico. En este trabajo se halla el rango clínico en la puntuación directa de 51 muy
superior a los rangos informados por el autor y en el estudio realizado en nuestro país.
La prevalencia de los problemas de conducta en preescolares varían desde un 6% a un 50% en los estudios
basados en la evaluación de los padres (long, 1941; MacFarlane, Allen y Honzik, 1954; Richman, Stevenson y
Graham, 1975; Bax y Hart, 1976; Minde y Minde, 1977; Kastrup, 1977; Earls y Richman, 1980; Jenkins, Bax y
Hart, 1980; Jenkins, Owen, Bax y Hart, 1984; Cornely y Bromet, 1986; Larson y Pless, 1988; Offord, Boyle,
Szatmari, et al. 1987). En nuestro estudio hallamos una prevalencia mucho más baja (3. 68%), esta diferencia tan
marcada quizás sea debida al intervalo de edad analizado (3-6 años) o al tipo de población escogido (ciudad
industrial y con un fuerte contingente de emigrantes).
Los resultados referentes a la comparación entre las edades y el sexo de los sujetos de la muestra se igualan a los
obtenidos en la mayoría de los estudios realizados dado que no se hallan diferencias significativas entre grupos de
edad y sexo.
Se vuelve a evidenciar una vez más la importancia del estatus socioeconómico en la presentación de los
problemas de conducta en los niños/as. El hecho de pertenecer a una clase social desfavorecida aumenta el riesgo
de obtener puntuaciones totales más elevadas en el CBCL.
Subgrupo de sujetos de riesgo.
En este subgrupo no se halla tampoco ningún tipo de diferencias significativas ni para la variable sexo ni para la
variable edad. En el análisis de las variables personales del sujeto destaca el hecho que haber sufrido una
intervención quirúrgica triplica la probabilidad de pertenecer al grupo de riesgo.
Entre las variables que han sido identificadas como predictoras de los posibles patrones de conducta
problemáticos se encuentran: la psicopatología materna, la hostilidad parental y el estrés o la adversidad familiar
y los bajos ingresos económicos(Campbell y Ewing, 1990; Campbell, March, Perce, et al. 1991; Moffit, 1990;
Planta y Caldwell, 1990; Richman, Stevenson y Graham, 1982; Shaw, Vondra, Dowdell, et al. , 1999). Campbell et
al. , (1982) y Koot (1993) señalan que los niños con problemas de conducta provienen generalmente, de familias
con un status económico bajo, las madres suelen tener síntomas depresivos o algún malestar psíquico y muchas
veces estos niños detectados como problemáticos en la edad preescolar suelen vivir en una familia monoparental.
El disfuncionamiento familiar, el desacuerdo o la separación parental y en general los estresores familiares tienen
un impacto indirecto en el niño al interrumpir la dinámica familiar (Belsky, 1984; Cowan, Schultz, y heming,
1993; Hetherington, 1989; Patterson et al. , 1989; Snyder, 1991; Webster-Straton, 1990). En este estudio
solamente dos variables: "madre tratada por depresión" y "estatus socioeconómico desfavorecido" incrementan
de manera importante la posibilidad de pertener al grupo de riesgo. El resto de variables sociodemográficas
analizadas no se relacionan con pertenecer o no a dicho grupo.
Nuestro trabajo presenta evidencia empírica de la fuerte influencia de la salud mental de la madre en la conducta
del preescolar. Los resultados de la influencia del resto de las variables propias del niño/a, de los padres y de la
familia en las puntuaciones conductuales presentadas no están en completo acuerdo con los trabajos revisados,
pero creemos importante señalar que el período de edad evaluado no es el mismo que en el resto de las
investigaciones. Por todo ello, creemos que se debería realizar más estudios en este período de edad y utilizar
instrumentos de medida más completos para las variables familiares y el contexto escolar.
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