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Trastornos de la inclinación sexual

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Autor/autores: Cristian Arroyo del Val , Ana Fuentes Merlos, Edison Xavier González Vivero, Lidia Núñez Cantos, Sandra Puyal González, Estela Lozano Bori
Fecha Publicación: 20/05/2024
Área temática: Disfunciones sexuales .
Tipo de trabajo:  Conferencia
Instituto de Psiquiatría y Salud Mental, Hospital Clínico San Carlos.

RESUMEN

El concepto de perversión, presente en el acervo y conversaciones populares, ha transitado a lo largo de la historia por diversos significados y concepciones. El término proviene del latín “dar la vuelta o invertir”. 

Aplicado al terreno de la vida sexual, podemos encontrar la presencia de “perversiones” (entendidas como desviaciones a la sexualidad puramente reproductiva) desde tiempos inmemoriales, siendo los primeros textos escritos en los que se hace mención a ello de origen Homérico. 

Sin embargo, es con el advenimiento del yugo de la moralidad cristiana en la Europa de la Edad Media cuando el término adquiere una connotación negativa. Las diversas clasificaciones médicas que habrían de venir tenían esta consideración hacia las desviaciones de la conducta sexual. No es, sin embargo, hasta la publicación de la obra de Sigmund Freud que el concepto de perversión se desliga de su planteamiento patológico y adquiere la profundidad conceptual que hoy tiene en los círculos psicoanalíticos. 

Freud entiende la perversión como la obtención de placer de características sexuales de prácticas que no tienen una finalidad reproductiva per se. De ello extrae que, dados los resultados de sus investigaciones acerca de la sexualidad infantil, toda la vida sexual humana tiene un origen y carácter perverso. Por otro lado, cuando la tradición psicoanalítica (primero con los escritos de Freud, posteriormente con las ampliaciones teóricas de Jacques Lacan) describe un modelo estructural en función de la posición del Yo respecto a la castración, aparece una estructura clínica, denominada perversa, que tiene como característica la renegación: el perverso actúa lo que el neurótico reprime. No es que el perverso viva fuera de la castración, de la Ley, del Nombre del Padre; sino que lo sortea y hace de la transgresión su modus vivendi. La Ley está inscrita, como en el neurótico, pero goza sin la coacción de la represión neurótica. 

Palabras clave: Perversión, Freud, Lacan, Sexualidad


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