Autor/autores:
Christina M. Van Der Feltz-Cornelis, D Varley, Victoria Allgar...(et.al)
Este estudio exploró cómo el brote de COVID-19 y los arreglos como el trabajo remoto y el permiso de trabajo afectaron los niveles de estrés en el trabajo o estudio y el funcionamiento del personal y los estudiantes de la Universidad de York, Reino Unido. Se envió una invitación para participar en una encuesta en línea a todo el personal y los estudiante...
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Este estudio exploró cómo el brote de COVID-19 y los arreglos como el trabajo remoto y el permiso de trabajo afectaron los niveles de estrés en el trabajo o estudio y el funcionamiento del personal y los estudiantes de la Universidad de York, Reino Unido.
Se envió una invitación para participar en una encuesta en línea a todo el personal y los estudiantes en mayo-junio de 2020. Medimos los niveles de estrés (escala VAS, cuestionario de estrés percibido (PSQ)), salud mental (ansiedad (GAD-7), depresión (PHQ-9)), salud física (PHQ-15 y lista de verificación de condiciones médicas crónicas, niveles de presentismo y absentismo (iPCQ). Exploramos características demográficas y de otro tipo como factores que pueden contribuir a la resiliencia y vulnerabilidad ante el impacto del COVID-19. sobre el estrés.
1. 055 miembros del personal y 925 estudiantes completaron la encuesta.
El noventa y ocho por ciento del personal y el setenta y ocho por ciento de los estudiantes trabajaron o estudiaron a distancia. El 7% del personal y el 10% de los estudiantes informaron ausencias por enfermedad. El 26% del personal y el 40% de los estudiantes experimentaron presentismo. 22% - 24% del personal informó puntuaciones de ansiedad y depresión a nivel clínico, y 37, 2% y 46, 5% de los estudiantes.
El personal experimentó altos niveles de estrés debido a COVID-19 (66, 2%, etiquetado como vulnerable) y el 33, 8% experimentó niveles bajos de estrés (etiquetado como resiliente). Los estudiantes fueron 71. 7% resilientes versus 28. 3% no resilientes. Los predictores de vulnerabilidad en el personal fueron tener hijos (OR = 2, 23; IC (95) = 1, 63-3, 04) y aislamiento social (OR = 1, 97; IC (95) = 1, 39-2, 79) y en los estudiantes, ser mujeres (OR = 1, 62; IC (95) = 1, 14-2, 28), tener hijos (OR = 2, 04; IC (95) = 1, 11-3, 72) y aislamiento social (OR = 1, 78; IC (95) = 1, 25-2, 52). La resiliencia se predijo mediante el ejercicio en el personal (OR = 0, 83; IC (95) = 0, 73-0, 94) y en los estudiantes (OR = 0, 85; IC (95) = 0, 75-0, 97).
El personal y los estudiantes de la universidad reportaron una alta angustia psicológica, presentismo y ausentismo. Sin embargo, el 33, 8% del personal y el 71, 7% de los estudiantes fueron resistentes. Entre otros, el género femenino, tener hijos y tener que aislarse contribuyeron a la vulnerabilidad. El ejercicio contribuyó a la resiliencia.
La resiliencia ocurrió con mucha más frecuencia en los estudiantes que en el personal, aunque la angustia psicológica fue mucho mayor en los estudiantes. Esto sugiere que los predictores de resiliencia pueden diferir de la angustia psicológica per se. Por lo tanto, las intervenciones para mejorar la resiliencia no solo deben abordar la angustia psicológica, sino que también pueden abordar otros factores.
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