Aproximadamente, cinco de cada cien personas en España reciben un diagnóstico de depresión, una condición cuya prevalencia varía significativamente según el sexo (siendo más común en mujeres), el nivel de ingresos e incluso el tamaño del municipio de residencia.
Frecuentemente, el tratamiento de estos problemas implica el uso de medicamentos: según un estudio reciente sobre problemas de salud no transmisibles publicado por el Ministerio de Sanidad, casi la mitad de los pacientes tienen prescritos antidepresivos o ansiolíticos. Este informe detalla que el 57.4% de las mujeres y el 45.3% de los hombres diagnosticados con depresión tienen al menos una receta de antidepresivos, mientras que para los ansiolíticos, estos porcentajes son del 49.9% y 37.3%, respectivamente.
Además, la mayoría de las dosis por cada mil habitantes al día de antidepresivos consumidos corresponden a los ISRS (sertralina, escitalopram, paroxetina).
Además, se informa que hasta el 43,6% de las mujeres y el 33,3% de los hombres que padecen trastorno de ansiedad reciben al menos una receta de ansiolíticos.
En cuanto a la atención médica hospitalaria, el informe del Ministerio de Sanidad revela que cerca del 10% de las personas con trastornos depresivos han sido hospitalizadas, y más de tres de cada diez han acudido a servicios de urgencias.
La depresión es más común en mujeres y en áreas urbanas.
De hecho, se observa que 72,3 de cada 1.000 mujeres con ingresos clasificados como "muy bajos" son diagnosticadas con depresión, mientras que en los hombres esta tasa es de 32,5. En el caso de los ingresos considerados como muy altos, la tasa es del 39.5 en mujeres y del 16.8 en hombres.
El estudio del Ministerio de Sanidad también señala que la depresión tiende a ser más común a medida que aumenta el tamaño de la ciudad donde residen las personas. Específicamente, la prevalencia en las áreas urbanas más grandes alcanza una tasa de 48,2 casos por cada 1.000 habitantes, en comparación con los 38,7 en zonas con menos de 10.000 residentes.
Además, ciertas patologías como trastornos del sueño, problemas visuales (incluyendo ceguera, glaucoma y degeneración macular), artritis reumatoide y anemia perniciosa son más frecuentes en las grandes ciudades, especialmente en las aglomeraciones de más de 500.000 habitantes.
Sin embargo, el trastorno de ansiedad muestra una mayor incidencia en los municipios medianos, que tienen entre 10.000 y 50.000 habitantes.