La durísima batalla contra el coronavirus ha dejado sus secuelas sobre la «Infantería» que ha combatido en primera línea: los sanitarios madrileños han soportado el peso de la lucha y no ha sido gratis. Tres de cada cuatro sufren ansiedad, el 40 por ciento está emocionalmente agotado, y un 53 por ciento, algo más de la mitad, sufren estrés postraumático. Son los resultados del estudio elaborado por el Laboratorio de psicología del Trabajo y Estudios de la Seguridad de la Universidad Complutense de Madrid.
El informe se ha llevado a cabo con una muestra de 1. 243 sanitarios, de diferentes centros hospitalarios situados preferentemente en la Comunidad de Madrid. El resultado no deja lugar a dudas sobre el nivel de sufrimiento soportado por este colectivo durante las semanas más duras de lucha contra la pandemia.
De acuerdo con los datos del informe, el 79, 5 por ciento de los sanitarios presentan síntomas de ansiedad, que son de carácter severo en un 21, 2 por ciento del total. También un 51, 1 por ciento de los consultados han presentado síntomas depresivos, compatibles con depresión severa en el 5, 6 por ciento de las ocasiones.
El 96 por ciento de los consultados estaba en contacto con pacientes Covid-19, y el 66 por ciento consideraba alta la probabilidad de contagiarse. En tres de cada cuatro casos, late la preocupación de ser quien contagie a la familia con este virus. El 41 por ciento dice no haberse hecho ninguna prueba del coronavirus, y casi el 70 por ciento de los trabajadores continúan considerando escasos los equipos de protección individual facilitados en sus centros de trabajo.
Pese a la carga negativa de lo señalado, también se reflejan en el estudio otros factores más positivos: por un lado, los investigadores Lourdes Luceño Moreno y Jesús Martín García, responsables del trabajo, señalan que «en un 81, 3 por ciento de los casos, estos profesionales se sienten muy realizados con su profesión, y el 23, 5 por ciento muestran niveles altos de resiliencia».
En todo caso, estiman «conveniente una rápida intervención psicológica sobre este colectivo». Sobre todo porque, señalan, «de producirse la tan temida segunda oleada, nos vamos a encontrar con unos profesionales dañados emocionalmente y con un sistema sanitario sin capacidad de respuesta».