Actualmente, muchos estudios se están centrando en investigar factores de riesgo, biomarcadores y predictores de respuesta al tratamiento para enfermedades psiquiátricas que comúnmente surgen de manera temprana en la vida; como el trastorno del espectro autista (TEA), el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC).
En la revista American Journal of Psychiatry se ha publicado un estudio que analiza varios parámetros a cerca de trastornos psiquiátricos comúnmente desarrollados a tempranas edades. Entre estos, destacan el estudio de los biomarcadores del EEG en el TEA, el análisis de variantes genéticas raras y trastornos del neurodesarrollo relacionados y cómo interactúa el riesgo poligénico de TDAH con otros factores de riesgo.
Los resultados de este estudio, concluyeron que el desarrollo de biomarcadores en el EEG es fundamental para los esfuerzos de investigación psiquiátrica que se centran en el análisis de estrategias destinadas a predecir los resultados relacionados con el pronóstico y el curso de la enfermedad, así como para guiar la selección del tratamiento y predecir las respuestas al tratamiento. Por lo que se determinó el paradigma de respuesta facial de EEG como un biomarcador potencial confiable de TEA.
Por otro lado, las variantes genéticas raras y trastornos del neurodesarrollo relacionados con la psiquiatría estudiados en una gran muestra de población de atención médica, permitieron demostrar que mutaciones raras de un solo gen subyacen a la enfermedad en una pequeña proporción de pacientes psiquiátricos. Y, comprender el significado funcional de estas mutaciones, es importante, porque puede proporcionar información sobre las vías moleculares que están más universalmente involucradas en la mediación de la fisiopatología de un trastorno específico.
Además, se analizó que no solo el componente hereditario, que se estima en alrededor del 75 % esta influenciado en el desarrollo del TDAH, sino que muchos otros factores somáticos, psicosociales y demográficos relacionados con el nacimiento se han asociado con un aumento del riesgo de desarrollar TDAH. Ejemplos de estos factores incluyen; bajo peso al nacer, hipertensión materna, infecciones, enfermedades autoinmunes, bajos ingresos y trastornos psiquiátricos de los padres.
En conclusión, es importante tener en cuenta que el neurodesarrollo desempeña un papel en la mayoría de las enfermedades psiquiátricas, ya que la genética y las experiencias tempranas de la vida son amplios determinantes del riesgo. Por esta razón, y por el hecho de que muchas de las enfermedades que tratamos en psiquiatría surgen en la juventud o durante los primeros años de la edad adulta, es razonable conceptualizar estos trastornos psiquiátricos como etiológicos del neurodesarrollo. Por tanto, es importante seguir los mecanismos del neurodesarrollo que subyacen a los trastornos psiquiátricos, ya que una comprensión más completa nos permitirá llegar a el desarrollo de estrategias de intervención temprana que tengan el potencial de prevenir el desarrollo de patologías asociadas con enfermedades psiquiátricas.