La empatía, reconocida como un constructo multidimensional y fundamental en el desarrollo socioemocional, ha sido estudiada extensamente en diversos contextos. Según Hoffman (1990), la empatía se compone de tres niveles jerárquicos: contagio emocional, atención a los sentimientos de los demás, y conductas prosociales. Este estudio longitudinal, uno de los ...
La empatía, reconocida como un constructo multidimensional y fundamental en el desarrollo socioemocional, ha sido estudiada extensamente en diversos contextos. Según Hoffman (1990), la empatía se compone de tres niveles jerárquicos: contagio emocional, atención a los sentimientos de los demás, y conductas prosociales. Este estudio longitudinal, uno de los primeros en su tipo, se centró en explorar cómo estos niveles se desarrollan en niños chinos en edad preescolar, de 2 a 6 años, incluyendo a aquellos con dificultades auditivas (DHH) y a sus compañeros con audición típica (TH).
Nuestros hallazgos indican patrones interesantes y diferencias significativas en la evolución de las capacidades empáticas entre estos grupos. Basándonos en observaciones realizadas por los padres, se descubrió que, durante los años preescolares, tanto los niños DHH como los TH exhibieron niveles similares de contagio emocional y atención a los sentimientos de los demás. No obstante, los niños DHH tendieron a mostrar menos conductas prosociales comparados con sus pares TH, sugiriendo que la dificultad auditiva podría influir en cómo estos niños interactúan socialmente y participan en actividades que benefician a otros.
Analizando las asociaciones longitudinales, el contagio emocional parece tener un doble filo. En ambos grupos, este nivel de empatía estuvo asociado con un aumento en las conductas internalizantes y externalizantes. Esto podría indicar que un alto nivel de contagio emocional sin la regulación adecuada puede llevar a respuestas emocionales abrumadoras, las cuales se manifiestan en comportamientos problemáticos. Por otro lado, la atención a los sentimientos de los demás pareció tener un efecto más protector, especialmente notable en los niños DHH, donde contribuyó a una disminución de las conductas internalizantes.
De manera más general, las conductas prosociales mostraron tener un impacto positivo significativo, promoviendo mejor competencia social y disminuyendo las conductas internalizantes y externalizantes en ambos grupos de niños. Estos resultados refuerzan la idea de que fomentar comportamientos empáticos prosociales puede ser crucial para el desarrollo socioemocional saludable.
Este estudio destaca la importancia de considerar las intervenciones tempranas y la educación especializada para niños DHH, con el objetivo de fomentar el desarrollo de habilidades empáticas y minimizar las brechas socioemocionales con sus pares TH. Además, sugiere que los factores culturales chinos podrían tener influencias latentes en cómo los niños comprenden y practican la empatía, y cómo esta regula su comportamiento social y emocional. La investigación futura podría beneficiarse de explorar estas dinámicas culturales más profundamente, para entender mejor las variaciones en el desarrollo empático entre diferentes grupos y contextos culturales.
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