La práctica del yoga ha sido objeto de múltiples estudios que sugieren su potencial para reducir tanto el estrés autoinformado como los biomarcadores fisiológicos del estrés. Sin embargo, la evidencia sigue siendo inconclusa, especialmente en relación con los estilos de yoga que se centran en posturas físicas, como el Hatha yoga.
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La práctica del yoga ha sido objeto de múltiples estudios que sugieren su potencial para reducir tanto el estrés autoinformado como los biomarcadores fisiológicos del estrés. Sin embargo, la evidencia sigue siendo inconclusa, especialmente en relación con los estilos de yoga que se centran en posturas físicas, como el Hatha yoga.
Para explorar este tema, se llevó a cabo un ensayo controlado aleatorio con 98 participantes, con el objetivo de evaluar si una intervención de Hatha yoga de ocho semanas (60 minutos, tres veces por semana o más) podría conducir a una reducción del estrés. Se compararon los resultados con un grupo de control en lista de espera.
Para garantizar una evaluación simultánea de las medidas autoinformadas y biológicas en un entorno realista, se empleó un enfoque de evaluación momentánea ecológica. A lo largo del estudio, los participantes informaron sus niveles de estrés cinco veces al día utilizando una escala analógica visual y recolectaron muestras de saliva para medir los biomarcadores de estrés: cortisol salival diurno (sCort) y alfa-amilasa salival (sAA). Este enfoque permitió capturar el perfil diurno de estos biomarcadores y evaluar cómo la intervención de yoga afectaba tanto los niveles de estrés subjetivo como los marcadores biológicos.
Los resultados mostraron que la intervención de Hatha yoga condujo a una reducción significativa del estrés momentáneo subjetivo en comparación con el grupo de control. Sin embargo, no se observaron cambios significativos en los niveles diurnos de sCort o sAA, lo que sugiere que el impacto de la intervención se limitó a las percepciones subjetivas de los participantes.
Hay varias explicaciones posibles para estos hallazgos. En primer lugar, la intervención de yoga podría haber ayudado a los participantes a afrontar mejor el estrés sin necesariamente modificar los niveles de biomarcadores del estrés, lo que indica una mejora en la respuesta psicológica al estrés sin cambios fisiológicos evidentes.
Otra posibilidad es que cualquier cambio en los niveles de estrés no se reflejara en sCort y sAA, ya que estos biomarcadores pueden no capturar completamente las variaciones inducidas por la intervención. Por último, podría haber existido un sesgo en los informes de los participantes, quienes, debido a una predisposición favorable hacia el yoga, podrían haber informado reducciones en el estrés para indicar efectos positivos.
Estos hallazgos contribuyen a una mejor comprensión de los efectos de las intervenciones de yoga, especialmente su potencial como herramientas de bajo riesgo para aliviar el estrés. Aunque los resultados sugieren que el yoga puede reducir el estrés percibido, se requiere más investigación para esclarecer su influencia sobre los biomarcadores fisiológicos.
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