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Un 15 por ciento de los delincuentes juveniles son psicópatas

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Noticia | 06/03/2014

Conferencia de Enrique Echeburúa, catedrático en Psicología Clínica de la Facultad de Psicología de la UPV/EHU



Psicópatas: ¿Malas personas o enfermos psiquiátricos?



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  •         La psicopatía es un trastorno antisocial de la personalidad que provoca en el individuo una falta de razonamiento lógico y ético.


 

  •         Las conductas violentas no son siempre atribuibles a personalidades psicopáticas.


 

  •         El perfil del psicópata le describe como un ser presuntuoso, arrogante, insensible, dominante, superficial, manipulador y cruel.


 

  •         La violencia psicopática se caracteriza por la frialdad y sangre fría, así como por una crueldad extrema gratuita, premeditada y en ocasiones facilitada por el consumo abusivo de alcohol.


 

  •         Los psicópatas no son necesariamente delincuentes. Hay psicópatas integrados socialmente, que en teoría son gente normal, pero que en la práctica son bombas de relojería.


Vitoria-Gasteiz, marzo de 2014.- La psicopatía es relativamente frecuente y es mayoritaria en hombres. Puede afectar a un 1% de la población juvenil y está presente, al menos, en un 15% de la población reclusa y en un 15% de la población delincuente juvenil. Estos datos han sido aportados por el experto Enrique Echeburúa, catedrático en Psicología Clínica de la Facultad de Psicología de la UPV/EHU, durante la conferencia inaugural del XXII Curso de Actualización en Psiquiatría de Vitoria titulada Psicópatas: ¿Malas personas o  enfermos psiquiátricos?

El Curso de Actualización en Psiquiatría de Vitoria es un destacado encuentro científico que desde hace 22 años tiene lugar en la capital alavesa. La cita reunirá hasta el 8 de marzo a más de 400 expertos en salud mental de toda España que se reúnen para abordar las innovaciones y nuevas estrategias que se emplean en los tratamientos de todas las grandes patologías psiquiátricas como el trastorno depresivo, el trastorno bipolar, TDAH/déficit de atención e hiperactividad, la esquizofrenia, las adicciones o los trastornos de ansiedad.

El tema que ha centrado la inauguración del Congreso ha sido la psicopatía, un trastorno antisocial de la personalidad que altera patológicamente la conducta social del individuo que la padece sin mermar sus percepciones mentales.

En concreto, el experto ha subrayado que las personas que padecen psicopatía pueden “carecer de emociones normales, como el miedo, ante estímulos amenazadores” y son individuos que “no ven a sus víctimas no como personas, sino como objetos que les proporcionan el placer desviado que ellos anhelan”.

“El déficit esencial de los psicópatas es la existencia de un razonamiento lógicamente adecuado, pero carente de guía o de criterios éticos.   Los psicópatas sufren un fallo en la integración del mundo emocional con el razonamiento y la conducta. Las emociones para los psicópatas son como un segundo idioma. Por otra parte, el riesgo es una auténtica droga emocional para muchos psicópatas”, ha destacado.

En esta línea, el catedrático en Psicología de la UPV/EHU ha afirmado que los psicópatas son, en el plano interpersonal, “presuntuosos, arrogantes, insensibles, dominantes, superficiales, manipuladores y crueles”. En el plano de los afectos, “irritables, incapaces de establecer vínculos emocionales con los demás y carentes de empatía, sentido de culpa y remordimientos y sin miedo al castigo”. En la conducta social, “desviados en el estilo de vida, irresponsables e impulsivos y con una tendencia a implicarse en conductas de riesgo y a violar las convenciones y normas sociales, manteniendo relaciones parasitarias con los demás”.

“Las personalidades antisociales constituyen el caso más llamativo ?y que ha suscitado una mayor atención social (por las consecuencias de violencia y criminalidad)? de anomalías en la adquisición de los aprendizajes normativos”. En este sentido, el catedrático en Psicología de la UPV/EHU subraya que los psicópatas, “no aprenden de la experiencia, se caracterizan por la falta de empatía (las emociones vividas son meramente autorreferentes y en ningún caso referidas a lazos de cohesión social); la crueldad y actitud vengativa; y ausencia de remordimiento”.

 

Conductas no violentas

Pese al estigma que tiene esta enfermedad psiquiátrica, las conductas violentas no son siempre atribuibles a personalidades psicopáticas. En este contexto, Echeburúa ha señalado que la violencia no psicopática “tiene lugar frecuentemente en el marco de una disputa familiar o cuando el sujeto se encuentra con una activación emocional extrema que es incapaz de controlar. Por el contrario, la violencia psicopática se caracteriza por la frialdad y sangre fría, así como por una crueldad extrema gratuita, premeditada y en ocasiones facilitada por el consumo abusivo de alcohol”.

“Los psicópatas no son necesariamente delincuentes. Hay psicópatas integrados socialmente, que en teoría son gente normal, pero que en la práctica son bombas de relojería: educados e inteligentes, sin cometer delitos, pero con conductas amorales y antisociales; incapaces de comprometerse emocionalmente con nadie; impulsivos y sin capacidad de arrepentimiento”, ha explicado.

 

Causas y tratamiento

Las causas de la psicopatía no son bien conocidas. A veces, se trata de factores biológicos (lesión prefrontal, desconexión entre la corteza prefrontal y la amígdala, etc.); en otras, a unas pautas de crianza inadecuadas, a un abuso físico y sexual o una socialización inapropiada. Si bien la psicopatía tiene mal tratamiento, los programas intensivos con psicópatas jóvenes ofrecen actualmente resultados esperanzadores

“La psicopatía se muestra en la vida adulta, a partir de la adolescencia. Sin embargo, hay algunos precursores que se manifiestan en la infancia: egocentrismo persistente e inflexible; carácter colérico y agresivo; falta de empatía; crueldad y frialdad afectiva (por ejemplo, para mentir); e) mentiras y falta de culpabilidad; e irresponsabilidad permanente. Incluso en la infancia son más impulsivos y agresivos que el resto de los niños. En resumen, las semillas de la violencia se siembran en los primeros años de la vida, se desarrollan durante la infancia y comienzan a dar sus frutos perversos en la adolescencia”, ha concluido el experto.

 


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