Es posible que muchas veces estemos cerca de alguien con un gran dolor y nos preguntemos: ¿qué puedo hacer para que se sienta mejor? Nos sentimos ansiosos e incapaces de aliviar su sufrimiento. Deseamos tener más experiencia para compartir. No sabemos qué decir.
Pero a veces, hasta las palabras más sentidas no consiguen sanar las heridas que causa la vida. Nunca expresan todo lo que queremos decir cuando está implicad el duelo y nuestra afectividad más profunda. El lenguaje no basta para sanar, puesto que sólo el espacio vincular puede curar tal herida emocional.
Cuando los seres queridos sufren, quizás el solo hecho de nuestra presencia sea la contribución más efectiva que podemos ofrecer. Podemos estar tranquilos de que nuestra presencia afectiva y silenciosa está trabajando duro para sanar esa amputación psicológica; nuestra única responsabilidad es estar allí. Nuestra presencia, un abrazo cariñoso y una escucha atenta sin duda expresarán la profundidad de nuestros sentimientos, y llegarán mucho más al corazón de otro ser humano que las simples palabras.

Lic. José GONZÁLEZ COSIMINI Psicólogo, Facultad de Psicología, Universidad de la República.24096235 094558177