El suicidio en médicos es más prevalente que en la población general. Así lo asevera un estudio de un equipo español: la tasa de suicidio es de 1,3 por ciento en estos sanitarios, frente a un 0,8 por ciento en el resto de los ciudadanos. La visibilidad de esta problemática es uno de los reclamos que unen a los expertos en la materia, pero no el único: es necesario la formación en todos niveles para saber reconocer las señales de alarma y prevenirlo. Comenzar durante el estudio del grado, analizarlo en el MIR y recordarlo a lo largo de la carrera es una cuestión que "se debería hacer", especialmente si se tiene en cuenta que sucede a edades más tardías.
"Primero tenemos que cuidarnos y luego cuidar al resto". De esta manera resume María Grande, médica de Atención Primaria y miembro del grupo de trabajo de Salud Mental de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), la importancia de que el sanitario parta de una salud óptima para poder ejercer su cargo. Esta facultativa resalta la formación en diferentes momentos de la carrera profesional como uno de los ingredientes clave para la prevención del suicidio en esta profesión.
Para ello habría que comenzar durante el estudio del grado: más allá de estudiar qué es la Psiquiatría, cada una de las patologías y sus diagnósticos, la médico explica que se requiere hablar de ello y de la detección de las señales de alarma. "El autocuidado del profesional me parece que está totalmente descuidado", ha concretado. También resulta interesante abordar esta educación durante el MIR, pues aunque en algunas especialidades, como es el caso de Medicina de Familia y Comunitaria, se rota por Psiquiatría, hay otras especialidades que "ni las huelen". Pero no se puede dejar olvidado a los que ya ejercen la profesión.
Este argumento es también defendido por David Arribas, también médico de Familia y vicesecretario general de Metges Catalunya. Este sindicato ha lanzado un llamamiento hace unos días en los que se pide que se le tome consciencia de esta problemática a las administraciones, pero también pretenden sensibilizar a los sanitarios de estos riesgos. "¿Cómo es posible que tengamos tantas facilidades para diagnosticar, tratar y acompañar a los demás y tan poca para observarnos, dejar a otros que nos diagnostiquen y nos ayuden?", se ha preguntado.
Garantizar la aptitud psíquica, "un deber deontológico"
María Irigoyen, especialista en Psiquiatría del Hospital Universitario Santa María de Lérida, considera que para la prevención lo principal es aumentar el conocimiento, atender la evidencia, establecer políticas sanitarias de sensibilización y fomentar la promoción de la salud. "Es necesario fomentar la sensibilización y facilitar la identificación de riesgo. Requerimos de 'rescatadores' en el medio profesional para poder identificarlo y pedir la ayuda", ha detallado.
Además, esta experta recuerda que es un "deber deontológico" individual y grupal garantizar la aptitud física y psíquica del profesional y recuerda que ya existen herramientas de prevención específicas como las revisiones de empresa y la Validación Periódica de la Colegiación. "Contar con la Fundación Galatea y la Fundación Patronal Social de la OMC es una oportunidad para garantizar un seguimiento accesible, personalizado y no punitivo. Tenemos las herramientas para prevenirlo, solo falta utilizarlas más y mejor", ha concluido.
La labor de las administraciones
La administración tiene mucho que decir en esta situación, según Irigoyen y Arribas. La experta considera que su papel es "fundamental" pues es quien contrata a los profesionales y debe velar porque las condiciones laborales sean óptimas. Pero también debe ser "solvente" en la intervención cuando se es preciso y para ello debe contar con las organizaciones colegiales. "Una administración que previene, pero que también actúa es una institución más sólida y eficiente". Su labor no acaba aquí, ha de gestionar no solo la prevención, sino también la elaboración del duelo de los equipos cuando un médico se suicida.
Desde el sindicato Metges de Catalunya se dirigen a la administración para reclamar que sean "conscientes" de que es un problema que en mucha mesura "está relacionado con la sobrecarga y la forma de organizar el trabajo".
La profesión médica y los factores de riesgo
Aunque el suicidio es multifactorial, tal y como define Irigoyen, en esta profesión concurren algunos aspectos concretos que pueden influir, como el contacto estrecho con el sufrimiento, pero también la pérdida de rol en el momento de la jubilación. A esto, Grande añade el nivel de autoexigencia, convivir con la muerte, el estigma que implica tener una patología mental para los sanitarios.
Además, la especialista en Familia considera que el suicidio en médicos es "desde luego" un tabú. A pesar de que cree que poco a poco el suicidio en la población general se está visibilizando más, en el personal sanitario "aún queda mucho por hacer". Es por ello que reclama desmitificarlo.