El impacto de las interrupciones en nuestras relacionesTodos conocemos a alguien con este perfil: una persona que interrumpe constantemente mientras hablamos, desviando el tema para expresar su punto de vista o, en ocasiones, cambiando completamente de tema. Este comportamiento puede resultar frustrante, ya que todos queremos sentirnos escuchados y comprendidos.
Cuando esto no ocurre, la relación puede sufrir un deterioro.Las interrupciones frecuentes por parte de una misma persona suelen percibirse como una falta de respeto hacia nuestros pensamientos, generando una sensación de invasión en nuestro espacio personal. Este tipo de conducta, si no se gestiona, puede afectar negativamente la dinámica entre las personas involucradas.
Como señala Maria Venetis, profesora asociada de Comunicación en la Universidad de Rutgers, en una entrevista en 'The New York Times', estas interrupciones pueden resultar degradantes y condescendientes, provocando enojo “porque [la persona que interrumpe] insinúa que mis ideas o mi participación no son válidas”.
Las interrupciones frecuentes durante una conversación no siempre son una señal de impertinencia o un indicio de un comportamiento narcisista desinteresado en lo que otros tienen que decir. Tampoco implica necesariamente que la persona esté aburrida.
Desde el enfoque de la psicología, estas interrupciones crónicas pueden tener múltiples causas que van más allá de la superficie. Pueden estar relacionadas con rasgos de personalidad, trastornos psicológicos o incluso con diferencias culturales. A continuación, exploramos estas posibles explicaciones:
1.- Pocas habilidades de escucha activa
Carl Rogers, impulsor de la psicología humanista, señala que, para practicar la escucha activa, es necesario suspender los juicios y sumergirse genuinamente en la experiencia del otro.
Esto requiere de habilidades cognitivas y emocionales, como la empatía.Si alguien carece de estas habilidades, puede centrarse más en lo que quiere decir en lugar de escuchar al otro, lo que lleva a interrupciones y a la pérdida de paciencia.
2.- Excitación excesiva
Barbara Fredrickson, psicóloga investigadora, encontró que las emociones positivas, como el entusiasmo, amplían la atención y aceleran las reacciones. En las interacciones sociales esto puede manifestarse en una comunicación más activa, donde las personas interrumpen porque están tan emocionadas que no pueden esperar para aportar sus propios pensamientos.
Este exceso de impulso mal gestionado lleva a interrumpir, en lugar de permitir que la otra persona termine de expresar su idea con tranquilidad.
3.- Patrón familiar
Las interrupciones también pueden ser el resultado de un patrón aprendido en la infancia. Si en su familia la comunicación era así, la persona puede haber internalizado este comportamiento, haciéndolo casi automático.
Aunque no es justificable, puede explicar por qué algunas personas interrumpen sin darse cuenta de que esto afecta negativamente a la conversación que está teniendo con otros.
4.- Cuestión de género
Interrupciones y género: un desequilibrio revelador
Un estudio realizado por la Universidad George Washington reveló que los hombres interrumpen a las mujeres un 33% más que a otros hombres.
Este hallazgo refleja un patrón de comportamiento donde las interrupciones intrusivas son más frecuentes cuando el interlocutor es una mujer.
Hombres, más propensos a interrumpir
Las investigaciones sugieren que los hombres tienden a realizar este tipo de interrupciones con mayor regularidad, lo que puede ser interpretado como un intento de silenciar o dominar la conversación. Por otro lado, las mujeres son más a menudo el objetivo de estas interrupciones, lo que refuerza dinámicas de poder en las interacciones sociales y profesionales.
Estos datos subrayan la importancia de ser conscientes del impacto que las interrupciones tienen en la comunicación y de fomentar un diálogo más equitativo y respetuoso, especialmente en espacios donde las voces de las mujeres han sido históricamente menospreciadas.