Una revisión replantea el tiempo como una dinámica neural clave para el comportamiento adaptativo

Aunque a menudo se habla del tiempo como si fuera un sentido más —similar a la visión o la audición—, una revisión reciente recuerda que esta idea es conceptualmente limitada. Si bien algunos principios que gobiernan la percepción, como la ley de Weber, se aplican tanto a las sensaciones físicas como al cálculo temporal, el tiempo no es un estímulo externo que el organismo pueda captar mediante receptores especializados. Más bien, es una propiedad derivada de la dinámica de otras señales.

Según los autores, el verdadero valor biológico del tiempo radica en que el mundo físico y el propio organismo funcionan como sistemas dinámicos complejos. Las señales sensoriales y las generadas internamente poseen una estructura espacio–temporal a múltiples escalas, y es esa arquitectura la que permite al sistema nervioso coordinar y controlar el comportamiento.

Vista desde esta perspectiva, la computación temporal adquiere un papel central: no es simplemente una dimensión más de la experiencia, sino el fundamento que organiza la información necesaria para la acción adaptativa. Por ello, la revisión propone estudiar el procesamiento temporal como una vía privilegiada para comprender cómo el cerebro produce comportamientos flexibles y ajustados al entorno, un desafío clave para la neurociencia contemporánea.

Resumen modificado por Cibermedicina

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