Este informe describe una perspectiva psicológica de las experiencias que habitualmente se conocen como psicosis, o a veces como esquizofrenia. Se complementa con otros informes paralelos de las experiencias que se conocen por lo general como trastorno bipolar y depresión.
Escuchar voces o sentirse paranoide son experiencias comunes que a menudo pueden ser una reacción a un trauma, abuso o exclusión. Considerarlos síntomas de enfermedad mental, psicosis o esquizofrenia es solo una forma de pensar sobre ellos, con sus ventajas e inconvenientes.
No hay una línea divisoria clara entre la «psicosis» y otros pensamientos, sentimientos, y creencias. La psicosis puede entenderse y considerarse del mismo modo que otros problemas psicológicos como la ansiedad o la vergüenza. Se han dado avances significativos en los últimos veinte años, tanto para entender las experiencias psicológicas como para encontrar lo que ayuda.
Algunas personas ven útil pensar sobre sí mismas como portadoras de una enfermedad. Otras prefieren pensar que sus problemas son, por ejemplo, un aspecto de su personalidad, que algunas veces les mete en algún problema, pero que no quieren renunciar a ella.
En algunas culturas, la experiencia de escuchar voces está altamente valorada.
Cada experiencia personal es única – ningún problema personal, o la forma de afrontarla, es exactamente igual al de otra persona.
En muchas personas, aunque no en todas, las experiencias, como la de escuchar voces o sentirse paranoide, son breves. Sin embargo, incluso aunque las personas continúen experimentándolas a menudo llevan vidas felices y exitosas.
Es un mito el que las personas que tienen estas experiencias tiendan a ser violentas.
Las terapias psicológicas – o terapias basadas en la palabra o psicoterapias – resultan muy útiles a muchas personas. El National Institute for Health and Care Excellence (NICE – Instituto Nacional de la Salud y la Asistencia por la Excelencia, Reino Unido) recomienda que a todos los diagnosticados de psicosis o esquizofrenia se les ofrezca una psicoterapia. Sin embargo, en la actualidad la mayoría de las personas no pueden acceder a ella.
De forma general, es importante que los servicios ofrezcan a las personas la posibilidad de hablar detalladamente de sus experiencias y de dar sentido a lo que les ha ocurrido. Sorprendentemente, actualmente pocos lo hacen. Los profesionales no deben insistir en que las personas acepten un marco de comprensión determinado, como el de que sus experiencias son síntomas de una enfermedad.
Muchas personas encuentran que la medicación «antipsicótica» les ayuda a conseguir que las experiencias sean menos frecuentes, intensas o angustiosas. Sin embargo, no hay pruebas de que corrijan una alteración biológica subyacente. Las evidencias recientes también sugieren que tiene riesgos significativos, especialmente si se toman a largo plazo.
Los servicios necesitan cambiar radicalmente, y se debe invertir en prevención mediante la adopción de medidas que reduzcan el abuso, la exclusión y la desigualdad.
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