Un equipo de la Universidad de Oviedo ha diseñado un modelo predictivo capaz de identificar el riesgo de psicosis en la adolescencia , constituyendo una herramienta esencial para mejorar las intervenciones psicológicas preventivas en las etapas tempranas de la vida.
El Grupo de Investigación P3-Programa de Prevención de Psicosis de la Universidad de Oviedo , en colaboración con el Servicio Cántabro de Salud , llevó a cabo un estudio que fue publicado en la revista Journal of Clinical Psychology . En esta investigación, los autores plantean la pregunta clave: "¿Cómo se puede identificar el riesgo de psicosis en la adolescencia?" , abordando un enfoque innovador para la detección precoz de esta condición en jóvenes.
La catedrática del Departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo , Mercedes Paino , señaló que no hay una respuesta única para identificar el riesgo de psicosis. La detección del llamado "estado de alto riesgo clínico de psicosis" (CHRp) se complica debido a la variedad de síntomas, que deben evaluarse desde diferentes enfoques de riesgo y con múltiples dificultades . Paino subrayó que resulta especialmente difícil identificar los estadios clínicos tempranos , antes de que el cuadro clínico completo de la psicosis se manifieste.
Los investigadores señalan que la mayoría de los estudios se centraron en la detección de los llamados síntomas pseudopsicóticos o síntomas psicóticos subclínicos, tales como experiencias perceptivas anómalas (por ejemplo, “escuchar como si alguien me hablase”), suspicacia (como creer que “alguien me la tiene jurada”), o pensamiento mágico (creer en la telepatía, o la clarividencia). A pesar de lo que se podría pensar, estos síntomas son relativamente comunes en la población general, con una prevalencia aproximada del 5%, según los estudios más recientes citados por la Universidad de Oviedo.
Los autores de este trabajo apuntan además que la revisión de otras investigaciones, también recientes, parecen indicar que las muestras de alto riesgo clínico de psicosis podrían ser bastante heterogéneas: incluyen a jóvenes con patologías mentales comunes como depresión, ansiedad o consumo de cannabis, así como aquellos expuestos a factores de riesgo ambiental, como haber experimentado traumas o un bajo estatus socioeconómico, que pueden convivir con experiencias más de tipo psicótico.