El estrés a menudo afecta los comportamientos alimentarios, lo que lleva a un aumento de la alimentación en algunas personas y una disminución de la alimentación en otras. La identificación de los factores fisiológicos y psicológicos que determinan la dirección de las respuestas alimentarias al estrés ha sido un objetivo principal de l...
El estrés a menudo afecta los comportamientos alimentarios, lo que lleva a un aumento de la alimentación en algunas personas y una disminución de la alimentación en otras. La identificación de los factores fisiológicos y psicológicos que determinan la dirección de las respuestas alimentarias al estrés ha sido un objetivo principal de los estudios epidemiológicos y clínicos.
Sin embargo, los desafíos de estandarizar la exposición al estrés en humanos dificultan los esfuerzos para descubrir los mecanismos subyacentes. La cuestión de qué determina la dirección de las respuestas de alimentación inducidas por el estrés no se ha abordado directamente en modelos animales, pero los ensayos que combinan el estrés con una tarea relacionada con la alimentación se utilizan comúnmente como lecturas de otros comportamientos, como la ansiedad.
Sexo, ciclicidad estral, ciclicidad circadiana, restricción calórica, dietas palatables, peso corporal elevado, y las propiedades de los factores estresantes influyen de manera similar en el comportamiento de alimentación en humanos y modelos de roedores. Sin embargo, la mayoría de los estudios con roedores no utilizan condiciones que sean más relevantes para estudiar el comportamiento alimentario en humanos.
Esta revisión propone un marco conceptual para incorporar estas influencias para desarrollar ensayos reproducibles y traslacionalmente relevantes para estudiar los efectos del estrés en la ingesta de alimentos. Dichos paradigmas tienen el potencial de descubrir vínculos entre la alimentación emocional y la obesidad, así como con la etiología de los trastornos alimentarios.
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