La doctora Paulina Cuevas Messenger, del Servicio de Reumatología del Hospital Sant Pau i Santa Tecla de Tarragona, ha alertado de que una mejor valoración del dolor podría evitar el sobrediagnóstico de la fibromialgia."Se ha observado que las mismas interleuquinas que se liberan en el proceso inflamatorio pueden activar a los nociceptores periféricos, produciendo síntomas que pueden simular una fibromialgia.
Por ello, tenemos que hacer una valoración más detallada de las características del dolor, ya que, en este tipo de neuropatía, hay fármacos que se podrían asociar de cara a mejorar la analgesia; mientras que, en la fibromialgia, la terapia no farmacológica, principalmente el ejercicio, es lo que tiene mayor evidencia", ha explicado, en el marco del 50 Congreso de la Sociedad Española de Reumatología (SER), que se celebra estos días en Gran Canaria.Por otro lado, hay un creciente interés respecto a la eficacia en tratar este dolor residual no inflamatorio de los tratamientos inmunomoduladores que se pautan, principalmente los FAMEb (biológicos) y FAMEd (sintéticos dirigidos) y, aunque aún hay pocos estudios comparativos, hay datos que sugieren mayor beneficio de algunos en este aspecto. "Este hecho ha incentivado que nos planteemos iniciar un estudio para aportar más evidencia al respecto", ha señalado.
LA RELACIÓN DE LA FIBROMIALGIA Y LA MICROBIOTA INTESTINAL
Por otra parte, el doctor David Castro, reumatólogo del Hospital General Universitario de Ciudad Real, ha explicado que se está empezando a estudiar la posible relación de esta enfermedad con la microbiota intestinal, "la cual influencia al cerebro de dos maneras: estimulando a los receptores de las células del epitelio intestinal o secretando metabolitos bacterianos como neurotransmisores y citoquinas.
A su vez, ha explicado que el sistema nervioso central influye en la microbiota, modificando los movimientos del tubo digestivo y provocando la secreción neuroendocrina para controlar a toda la población bacteriana que habita en el aparato digestivo.
"Si controlamos la flora bacteriana con la toma de paraprobióticos, que no dejan de ser unas células de microorganismos probióticos no viables o inactivadas, logramos mejorar esa relación entre la microbiota intestinal y el cerebro para reducir los signos y síntomas de los pacientes con fibromialgia", según el doctor Castro, quien advierte de que, aunque el número de pacientes es muy bajo en este estudio, se observa, mediante un cuestionario de salud y calidad de vida (el SF-36), que "los pacientes logran mejorar sus síntomas a pesar de lo que conlleva toda la esfera y carga de la enfermedad".
Por lo tanto, los paraprobióticos ofrecen una vía prometedora para el tratamiento de la fibromialgia, con beneficios potenciales en los síntomas físicos, emocionales y de calidad de vida de los pacientes. "Sin embargo, para afirmar todo esto, se requiere de una mayor investigación clínica y científica para validar su eficacia en el manejo de la fibromialgia, así como para identificar posibles subgrupos de pacientes que puedan beneficiarse más", ha constatado el especialista.
EL EJERCICIO PARA LOS PACIENTES CON FIBROMIALGIA
Por su parte, el ejercicio físico es un pilar fundamental para los pacientes con fibromialgia, según diferentes estudios realizados. De hecho, el beneficio que un paciente consigue realizando ejercicio físico es superior al que se obtiene con muchos de los fármacos que se utilizan para tratar esta enfermedad.
"La probabilidad de que haya una mejoría en la calidad de vida de estos pacientes está estrechamente relacionada con la realización de ejercicio físico regularmente", ha resaltado el doctor Javier Rivera, reumatólogo del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, que destaca también los beneficios de la campaña de la SER, #Reumafit, a favor de la promoción de la práctica de ejercicio físico en los pacientes con enfermedades reumáticas.
Respecto al tipo de ejercicio adecuado para estos pacientes, se recomienda que sea aeróbico, mejor que los de elasticidad. Además, debe realizarse diariamente e incorporarlo a los hábitos saludables que el paciente realiza a diario. "Cualquier ejercicio aeróbico es válido, por lo que lo más aconsejable es que sea el propio paciente quien elija el tipo de ejercicio físico que le gusta realizar", sostiene el doctor Rivera.