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Evaluación del riesgo e intervenciones psicosociales para pacientes suicidas
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Autor/autores: Megan Chesin; Barbara Stanley.
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Artículo |
Fecha de publicación: 21/09/2015
Artículo revisado por nuestra redacción
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Resumen Objetivos. El suicidio es una de las principales causas de muerte en los EE.UU. Aunque los factores que incrementan el riesgo de suicidio a largo plazo son conocidos e incluyen el trastorno bipolar, los signos de riesgo de suicidio inminente son difíciles de estudiar y no están bien especificados. Se deben hacer determinaciones del riesgo agudo para determinar el nivel de atención ad...
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Resumen
Objetivos. El suicidio es una de las principales causas de muerte en los EE.UU. Aunque los factores que incrementan el riesgo de suicidio a largo plazo son conocidos e incluyen el trastorno bipolar, los signos de riesgo de suicidio inminente son difíciles de estudiar y no están bien especificados. Se deben hacer determinaciones del riesgo agudo para determinar el nivel de atención adecuado para proteger a los pacientes. Para aumentar la seguridad de los pacientes en riesgo a corto plazo y para reducir el riesgo a largo plazo, se han desarrollado intervenciones psicosociales para prevenir el suicidio y se han probado en centros ambulatorios y en unidades de agudos.
Métodos. Se llevó a cabo una revisión narrativa de los estudios de factores de riesgo para el suicidio inminente, de la toma de decisiones en el riesgo de suicidio y de las intervenciones psicosociales para prevención del suicidio. Resultados. Aunque se han establecido algunos factores de riesgo de suicidio a largo plazo, es difícil identificar con precisión a las personas en situación de riesgo de suicidio inminente. Por lo tanto, los esfuerzos de prevención dirigidas a personas con conducta de alto riesgo de suicidio dados de alta de unidades de agudos tienden a ser genéricos y se enfocan a la psicoeducación y contacto de apoyo en el seguimiento. Los datos relativos a la efectividad de las intervenciones breves (es decir, aquellos que no requieren más de una sesión individualizada de tratamiento) son diversos, mostrando mejores resultados a corto plazo y cuando la variable es la incidencia de conducta suicida o ideación. Con respecto a las intervenciones para la prevención del suicidio a largo plazo (es decir, aquellas con un mínimo de 10 sesiones) la mayor evidencia la tiene la Terapia Conductual Dialéctica.
Conclusiones. Para mejorar los esfuerzos de prevención del suicidio, se necesita un estudio más riguroso de los factores de riesgo inminente y de las intervenciones psicosociales. Son posibles y necesarias adaptaciones específicas para personas con trastorno bipolar.
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Objetivos. El suicidio es una de las principales causas de muerte en los EE.UU. Aunque los factores que incrementan el riesgo de suicidio a largo plazo son conocidos e incluyen el trastorno bipolar, los signos de riesgo de suicidio inminente son difíciles de estudiar y no están bien especificados. Se deben hacer determinaciones del riesgo agudo para determinar el nivel de atención adecuado para proteger a los pacientes. Para aumentar la seguridad de los pacientes en riesgo a corto plazo y para reducir el riesgo a largo plazo, se han desarrollado intervenciones psicosociales para prevenir el suicidio y se han probado en centros ambulatorios y en unidades de agudos.
Métodos. Se llevó a cabo una revisión narrativa de los estudios de factores de riesgo para el suicidio inminente, de la toma de decisiones en el riesgo de suicidio y de las intervenciones psicosociales para prevención del suicidio. Resultados. Aunque se han establecido algunos factores de riesgo de suicidio a largo plazo, es difícil identificar con precisión a las personas en situación de riesgo de suicidio inminente. Por lo tanto, los esfuerzos de prevención dirigidas a personas con conducta de alto riesgo de suicidio dados de alta de unidades de agudos tienden a ser genéricos y se enfocan a la psicoeducación y contacto de apoyo en el seguimiento. Los datos relativos a la efectividad de las intervenciones breves (es decir, aquellos que no requieren más de una sesión individualizada de tratamiento) son diversos, mostrando mejores resultados a corto plazo y cuando la variable es la incidencia de conducta suicida o ideación. Con respecto a las intervenciones para la prevención del suicidio a largo plazo (es decir, aquellas con un mínimo de 10 sesiones) la mayor evidencia la tiene la Terapia Conductual Dialéctica.
Conclusiones. Para mejorar los esfuerzos de prevención del suicidio, se necesita un estudio más riguroso de los factores de riesgo inminente y de las intervenciones psicosociales. Son posibles y necesarias adaptaciones específicas para personas con trastorno bipolar.
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