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Ayuno intermitente: ¿cuál es la clave para el éxito?



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Noticia | 17/01/2020

Soy el Dr. F. Perry Wilson.


Quiero que piensen en las primeras calorías que consumieron el día de ayer. Las mías probablemente fueron las contenidas en el azúcar del café que me tomé alrededor de las 6 a. m.


Ahora piensen en las últimas calorías que consumieron el día de ayer. Las mías hubieran sido más azúcar en mi té alrededor de las 9:30 p. m.



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La mayoría de los adultos en Estados Unidos es como yo: consume calorías por un periodo aproximado de 15 horas.


Habrán escuchado del ayuno intermitente, un plan alimentario que exalta las virtudes de los ayunos prolongados para reajustar el metabolismo. Los detalles de cualquier plan individual son variables, pero la idea central gira en torno al consumo de alimentos durante periodos restringidos que limitan el consumo de calorías a horas específicas del reloj. Ahora, gracias a este artículo que aparece en Cell Metabolism, tenemos algunos datos que indican que un plan de alimentación restringido a un periodo relativamente moderado puede mejorar significativamente los parámetros sanguíneos en individuos con síndrome metabólico.


Este es un estudio pequeño, pero bien realizado. Diecinueve individuos con síndrome metabólico que consumían alimentos durante un intervalo diario de casi 15 horas fueron objeto de seguimiento durante 3 meses, durante los cuales se les pidió que restringieran su consumo de alimentos a un intervalo de 10 horas: digamos de 8 a. m. a 6 p. m.


Aparte de esto no hubo ningún requisito particular. Los participantes podían comer lo que quisieran y cuando quisieran, siempre y cuando fuera durante dicho periodo.


En general, este fue un grupo que cumplió el plan, reduciendo su periodo de consumo de alimentos a solo un poco más de 10 horas. El análisis dietético detallado mostró que no estaban omitiendo comidas, sino comprimiéndolas: comiendo el desayuno un poco más tarde y la cena un poco más temprano.



Y en ese proceso terminaron consumiendo menos calorías, alrededor de 200 calorías menos al día durante el periodo inicial. Esta reducción de la ingesta calórica condujo a una cantidad regular de baja de peso: alrededor de 3 kg durante el estudio de 3 meses.


Varios parámetros metabólicos mejoraron. El tejido adiposo corporal y la presión arterial sistólica disminuyeron, el colesterol de lipoproteínas de baja densidad se redujo, y el participante promedio logró una disminución de aproximadamente 4 cm en el perímetro de la cintura.


Pero no todo se modificó de forma tan espectacular. La glucemia en ayunas y la hemoglobina glucosilada disminuyeron un poco, pero no al grado de alcanzar la significancia estadística, por ejemplo.


Se realizaron muchas mediciones en este estudio; se informan 32 en la tabla de resultados, por lo que me preocupan un poco los resultados positivos falsos. Pero esta no es realmente la principal limitación.


 
La principal limitación consiste en que esos pacientes fueron reclutados en un estudio. Veamos, sin un grupo de control no sabemos si los cambios beneficiosos observados se debieron a los efectos del ayuno intermitente o solo a que los pacientes sabían que se les estaba "vigilando". Tenían que registrarse en una aplicación, acudir a consultas por el estudio, etc. Esto por sí mismo puede ser suficiente para modificar las conductas en un sentido beneficioso.


 
En otras palabras, no tenemos gran apoyo para los efectos singulares particularmente considerables del ayuno intermitente, en comparación con otras dietas que conllevan restricción de calorías.


 
Y esto lleva a una de mis teorías centrales sobre los estudios de dietas: cualquier dieta que dificulte comer, sea que se limite a determinados tipos de alimentos o a determinadas veces al día, probablemente dará por resultado una reducción de peso. Uno de los factores centrales que impulsan la epidemia de obesidad es nuestro acceso ad libitum a los alimentos. A menudo observamos resultados promisorios como este cuando simplemente limitamos tal acceso libre.



Lo que me agrada del consumo de alimentos durante periodos restringidos es que es muy fácil de explicar: comer dentro de esas horas, no fuera de ellas. Eso es un poco más fácil de explicar que el funcionamiento de la cetosis, por ejemplo. Pero en última instancia, la clave para cualquier plan dietético es el cumplimiento. Los investigadores contactaron a los participantes tres meses después de que concluyó el estudio. A esa fecha, solo cinco todavía se apegaban al periodo de consumo de calorías.


 
Estudios futuros en que se analicen nuevas intervenciones dietéticas harían bien en demostrar que los participantes no solo comprendan la dieta, sino que se apeguen a la misma.


 
El Dr. F. Perry Wilson es profesor asociado de medicina y director del Programa de Investigación Traslacional Aplicada de Yale.  Su trabajo de comunicación científica puede encontrarse en el Huffington Post,  en NPR y en Medscape.



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Fuente: Medscape
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