Black Friday y falta de sueño: dormir mal incrementa la impulsividad y la falta de control y aumenta el riesgo de tomar peores decisiones de compra
Artículo revisado por nuestra redacción
Además de su impacto sobre la salud física y mental, una o varias noches de mal sueño –ya sea por dormir pocas horas o por los múltiples despertares– pueden tener también un impacto profundo sobre nuestro comportamiento: disminución en la capacidad de concentración, incremento de la irritabilidad, aumento de los olvidos, debido a...
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Además de su impacto sobre la salud física y mental, una o varias noches de mal sueño –ya sea por dormir pocas horas o por los múltiples despertares– pueden tener también un impacto profundo sobre nuestro comportamiento: disminución en la capacidad de concentración, incremento de la irritabilidad, aumento de los olvidos, debido al peor funcionamiento de la memoria. “En general, nos sentimos más lentos, con fatiga constante, y nuestra capacidad para tomar decisiones se deteriora, volviéndonos más indecisos o impulsivos.
Uno de los efectos más documentados de la privación de sueño sobre nuestro comportamiento, de hecho, es el incremento de la impulsividad y la falta de autocontrol.
Cuando estamos cansados, nuestro cerebro, especialmente la corteza prefrontal (responsable de la toma de decisiones, la planificación y el control de impulsos), no funciona de manera óptima”, explica María José Aróstegui, psicóloga y miembro del grupo de trabajo de Insomnio de la Sociedad Española de Sueño (SES). Este último aspecto adquiere especial relevancia, según la experta, en fechas como las actuales, en las que el Black Friday está a la vuelta de la esquina con sus ofertas deslumbrantes.
“En el contexto del Black Friday, donde las ofertas nos bombardean y la tentación de consumir es alta, dormir poco o mal puede incrementar significativamente el impulso por comprar cosas que quizás no necesitamos”, subraya Aróstegui, que destaca que la falta de sueño provoca que las personas estén menos capacitadas para evaluar las consecuencias a largo plazo de sus decisiones y sean más propensas “a ceder a la gratificación instantánea”.
De forma que la falta de descanso, además de su impacto sobre la salud física y mental y sobre nuestro comportamiento, también puede acabar teniendo consecuencias sobre la economía de las personas. “Las compras por impulso, especialmente si se acumulan, pueden desequilibrar nuestras finanzas, llevándonos a gastar más de lo que deberíamos o podemos e, incluso, a endeudarnos. Es una consecuencia indirecta pero muy real de la falta de sueño”, añade.
Las compras nocturnas lo complican todo un poco más
Para muchas personas es una rutina acceder a las redes sociales por la noche, también cuando cuesta conciliar el sueño. En fechas como la actual, esa acción es relativamente fácil que lleve hasta un ecommerce. De hecho, desde la aparición de las páginas webs de las tiendas y, posteriormente, de sus aplicaciones móviles, cada vez es más habitual que las personas compren a través de ellas, especialmente de noche, cuando las obligaciones diarias dan un respiro.
Para Aróstegui, la combinación de la noche y del cansancio acumulado del día es “una receta perfecta para comprar más y peor”. “A altas horas de la noche, nuestra fatiga es máxima y la capacidad de discernimiento está muy mermada. La fatiga cognitiva nos hace menos críticos, más susceptibles a las estrategias de marketing y más propensos a tomar decisiones rápidas y poco meditadas. Las plataformas de compra online están diseñadas para facilitar estas compras impulsivas, y la oscuridad de la noche, a menudo acompañada de una menor supervisión o interacción social, puede amplificar este efecto. Compramos "más" en cantidad y "peor" en calidad o necesidad”, argumenta la psicóloga.
Además, esas compras nocturnas a través del móvil son la puerta de entrada, según la psicóloga, a un círculo vicioso del que sale perjudicado el descanso. “Los expertos en sueño recomendamos alejarse de la pantalla del móvil entre una y dos horas antes de ir a la cama”, sostiene María José Aróstegui, que destaca que, además del impacto de la luz azul de la pantalla, las compras nocturnas mantienen la mente activa y en estado de alerta, dificultando la relajación necesaria para dormir.
“Si dormimos peor debido a esta actividad nocturna, al día siguiente estaremos más cansados y con menor autocontrol, lo que nos hará más propensos a repetir el comportamiento de compra impulsiva la siguiente noche, especialmente si estamos expuestos a las mismas tentaciones online. De esta manera, se retroalimenta un ciclo negativo donde la falta de sueño lleva a un comportamiento impulsivo, y este comportamiento, a su vez, perjudica aún más la calidad del sueño”, concluye.
