Casi un 30% de los pacientes con trastorno límite de la personalidad muestra rasgos autistas, según estudio

Casi un 30% de los pacientes con trastorno límite de la personalidad (TLP) presenta rasgos autistas, una coincidencia que complica su detección clínica y retrasa el acceso a tratamientos adecuados. Así lo recoge un estudio dirigido por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid y del Hospital Clínico San Carlos, publicado en Journal of Psychiatric Research.

La investigación comparó a 65 personas diagnosticadas con TLP y a un grupo control de 40 individuos sin trastornos mentales. Según sus conclusiones, una proporción significativa de pacientes con TLP manifiesta características propias del espectro autista, como dificultades en la interpretación de señales sociales, problemas de comunicación e intereses restringidos.

Los autores explican que la coincidencia de síntomas entre el TLP y el trastorno del espectro autista (TEA) dificulta especialmente el diagnóstico en mujeres, cuyos patrones de comportamiento suelen estar más enmascarados debido al fenómeno del masking, o capacidad de camuflaje social. Este solapamiento puede conducir a diagnósticos erróneos y a intervenciones terapéuticas tardías.

Experiencias traumáticas y mayor vulnerabilidad

El estudio también identifica un vínculo entre la presencia de rasgos autistas en pacientes con TLP y la exposición a experiencias traumáticas de tipo interpersonal, como abuso físico o sexual en la infancia, agresiones sexuales en la adultez, acoso escolar y acoso laboral.

Los investigadores señalan que algunas dificultades asociadas al autismo —como interpretar intenciones o reconocer señales sociales— pueden incrementar la vulnerabilidad ante situaciones de abuso, especialmente en mujeres, más propensas a este tipo de traumas.

Ante este contexto, los autores subrayan la relevancia de detectar de forma precoz los rasgos autistas en personas con TLP para prevenir situaciones traumáticas y mejorar la eficacia de los tratamientos.

Una identificación precisa permitiría ajustar la intervención a las necesidades específicas del neurodesarrollo de cada paciente. El estudio recalca la necesidad de una mayor formación profesional y de herramientas de cribado que faciliten diferenciar clínicamente el TLP del TEA.

“Una correcta identificación temprana de rasgos del espectro autista permitirá no solo prevenir situaciones traumáticas, sino también ofrecer un tratamiento más adecuado y específico”, destacó la investigadora Alejandra Gálvez Merlín.