Influencias genéticas y ambientales en el desarrollo de conductas insensibles y carentes de emociones en el período preescolar

Antecedentes

Los comportamientos insensibles y carentes de emociones (Callous-Unemotional, CU) pueden manifestarse desde la primera infancia y se han vinculado con resultados negativos a lo largo del desarrollo, como mayores problemas de conducta, dificultades en la socialización y riesgo de psicopatología en etapas posteriores de la vida. Sin embargo, aún no está del todo claro en qué medida estos comportamientos se deben a influencias genéticas o ambientales, ni cómo evolucionan durante los primeros años de vida. Este estudio se propuso examinar la estabilidad relativa (rank-order stability/instability) y las trayectorias de cambio en el nivel absoluto de CU durante el periodo preescolar, integrando análisis genéticos y ambientales.

Método

Se utilizó una muestra comunitaria de 310 pares de gemelos (123 monocigóticos, 187 dicigóticos; 51% niñas). Los cuidadores principales completaron el Child Behavior Checklist (CBCL) 1½–5 cuando los niños tenían 3, 4 y 5 años. Para descomponer las contribuciones genéticas y ambientales, se aplicaron modelos biométricos trivariados de Cholesky y modelos de curvas de crecimiento latente, diferenciando entre la estabilidad de las posiciones relativas y los cambios absolutos en los niveles de CU a lo largo del tiempo.

Resultados

La estabilidad relativa de un año a otro en los niveles de CU fue moderada y estuvo explicada principalmente por influencias genéticas, mientras que la inestabilidad se asoció tanto a factores genéticos como a factores ambientales no compartidos (es decir, experiencias únicas para cada niño). En cuanto a los cambios absolutos, a nivel grupal se observó un descenso generalizado en los comportamientos CU entre los 3 y 5 años. Sin embargo, las diferencias individuales en estas trayectorias de cambio se explicaron sobre todo por los factores ambientales no compartidos, lo que indica que las experiencias únicas desempeñan un papel central en la evolución de estos comportamientos.

Conclusiones

Los hallazgos muestran que, mientras la tendencia a mantener o cambiar la posición relativa de los niños en niveles de CU está influida tanto por la genética como por el ambiente no compartido, los cambios dentro de cada niño en los niveles absolutos de CU dependen fundamentalmente de factores ambientales únicos.

Esto resalta que, aunque la genética contribuye a la estabilidad, las intervenciones basadas en el entorno durante la primera infancia tienen un gran potencial para modificar las trayectorias de CU. Diseñar programas que promuevan experiencias positivas, apoyo emocional y estrategias de crianza sensibles podría reducir los riesgos asociados con la persistencia de estos comportamientos y mejorar los resultados del desarrollo infantil.

Resumen modificado por Cibermedicina

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