MADRID (EUROPA PRESS) -
Se considera que el trastorno límite de la personalidad (TPL) es una entidad diagnóstica que describe un nivel avanzado de disfunción, donde elemento psicopatológico fundamental en estos sujetos es la disregulación emocional, según la Sociedad Española de Psiquiatría.
Además, según los datos del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, el libro de Asociación Estadounidense de Psiquiatría (DSM-IV-TR), este trastorno aparece en el 2 por ciento de la población, siendo más frecuente entre las mujeres.
Sin embargo, respecto a este trastorno surgen algunas dudas sobre cuáles son los síntomas que presentan los pacientes; cómo es el sufrimiento de los mismos; su tratamiento; modo de vida o si son peligrosos.
Lo que a su vez genera una serie de mitos falsos alrededor del trastorno límite de personalidad. Por ello, el director científico de la Unidad de Personalidad y Comportamiento del complejo hospitalario Ruber Juan Bravo, José Luis Carrasco, ha analizado una serie de afirmaciones e información sobre este trastorno para hacer llegar a todo el mundo información "más veraz sobre el mismo":
- No tiene tratamiento: es uno de los mitos más famosos que circulan alrededor del trastorno. Pero por supuesto que es un trastorno que tiene tratamiento y curación.
De hecho, se dispone de muchos tratamientos que han mostrado su eficacia científicamente. Desde el tratamiento farmacológico hasta el rehabilitador, pasando por el psicológico.
En concreto, el tratamiento farmacológico trata de disminuir algunos síntomas como la angustia y la impulsividad y mejorar el estado de ánimo.
Y el tratamiento psicológico trabaja sobre el manejo de síntomas, el trauma a través de la historia vital de los pacientes o la mejora en habilidades interpersonales.
Se trabaja también a nivel familiar para mejorar las dinámicas y los conflictos y relaciones que pueda haber desde el apego y la afectividad. Con el fin de mejorar en autoconocimiento y autoregulación se trabaja también la identidad y el concepto de sí mismo.
- Hay que poner límites: esto no es cierto, pues no sólo a los pacientes con TLP hay que ponerles límites. "Todos los niños y adolescentes necesitan aprender a poner límites", ha asegurado el doctor.
"Pero no podemos olvidar la diferencia entre límites y normas", asegura Carrasco. "Los límites ayudan a crear nuestra identidad, nos ayudan a diferenciarnos, a protegernos y cuidarnos. Las normas muchas veces vienen impuestas por la sociedad, por la familia, por la escuela y son iguales para todos".
- "No hacen cosas porque no quieren": la realidad es que el TLP es un trastorno y como tal implica una serie de dificultades para los pacientes que lo padecen. No es que no tengan voluntad o ganas; no hacen o no avanzan por que no se sienten válidos, capaces o seguros.
"No podemos negar el trastorno, tenemos que trabajar las dificultades y para ello es necesario identificarlas, ver de dónde vienen y dónde se aprendieron", ha asegurado.
- Es un trastorno "para toda la vida": al igual que otras enfermedades no conforman nuestro ser, este trastorno mental tampoco.
En el trastorno límite de personalidad tenemos que tener claro que no es una forma de ser sino un estado puntual. Estos pacientes no son TLP, sino que TIENEN TLP. Es importante esta diferencia porque implica y supone mucho en el tratamiento y en el avance y evolución del mismo, ha especificado.
- Las personas con TLP "se autolesionan para llamar la atención": los pacientes se autolesionan como forma de autoregularse, de expresar sus emociones o incluso como forma de autocastigo.
El sufrimiento interno que sienten les lleva a regularse de forma desadaptativa y dañina para ellos mismos, ha explicado el doctor, quien ha seguido añadiendo que en muchas ocasiones con estas conductas buscan ayuda, comprensión y apoyo de sus seres más cercanos, eso no implica que quieran llamar la atención de una manera desmesurada como en muchas ocasiones se piensa.
- Son personas peligrosas: los rasgos impulsivos e incluso el hecho de que sientan emociones muy intensamente, puede hacer pensar que son personas impredecibles y generar cierto desconcierto en el otro, pero esto está lejos de significar que son peligrosos.
- EL TLP es un cajón de sastre: si bien es cierto que comparte algunos síntomas con otros trastornos mentales como pueden ser los trastornos disociativos o trastornos relacionados con algún tipo de trauma e incluso con otros trastornos de personalidad.
El TLP solo debe diagnosticarse cuando se cumplen los criterios diagnósticos y se ha hecho un buen diagnóstico diferencial a través de evaluaciones y estudios de personalidad completos.