El acoso escolar es una conducta negativa en la que un individuo es agredido o intimidado por otro individuo convirtiéndose en víctima incapaz de defenderse por si misma de los ataques. Las agresiones que comúnmente se manifiestan son el hostigamiento físico, psicológico, social y verbal, los cuales se producen de carácter repetido en el tiempo, de forma intencionada para causar daño y existe un desequilibrio de fuerza entre los participantes del acoso. En dicho proceso interviene un agresor, una víctima y un espectador. Procedente de los altos porcentajes y las consecuencias que origina el fenómeno, el objetivo de esta investigación fue identificar la prevalencia de acoso escolar en una muestra de 117 alumnos, con edades entre 9 y 12 años de una escuela primaria. Para ello se aplicó el cuestionario “Así nos llevamos en la escuela” que evalúa 11 áreas de acoso en los tres sujetos que participan (agresores, victimas y espectadores). De los resultados se obtuvo que la mitad de los participantes declararon ser espectadores y la forma de agresión más común que presencian es el hostigamiento físico hacia las víctimas; mientras que una cuarta parte son agresores y es más común que ejerzan el hostigamiento social, daño a la propiedad, hostigamiento físico y verbal. De los participantes que manifestaron ser víctimas, exteriorizaron que el daño a la propiedad es el más frecuente hacia ellos.
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ACOSO ENTRE NIÑOS EN UN AMBIENTE ESCOLAR
Yesica Janeth Martínez Navarro, Patricia Balcázar Nava.
pbalcazarnava@hotmail.com
Acoso escolar, niños.
RESUMEN
El acoso escolar es una conducta negativa en la que un individuo es agredido o intimidado por
otro individuo convirtiéndose en víctima incapaz de defenderse por sí misma de los ataques.
Las agresiones que comúnmente se manifiestan son el hostigamiento físico, psicológico, social
y verbal, los cuales se producen de carácter repetido en el tiempo, de forma intencionada para
causar daño y existe un desequilibrio de fuerza entre los participantes del acoso. En dicho
proceso interviene un agresor, una víctima y un espectador. Procedente de los altos
porcentajes y las consecuencias que origina el fenómeno, el objetivo de esta investigación fue
identificar la prevalencia de acoso escolar en una muestra de 117 alumnos, con edades entre 9
y 12 años de una escuela primaria. Para ello se aplicó el cuestionario "Así nos llevamos en la
escuela" que evalúa 11 áreas de acoso en los tres sujetos que participan (agresores, victimas
y espectadores). De los resultados se obtuvo que la mitad de los participantes declararon ser
espectadores y la forma de agresión más común que presencian es el hostigamiento físico
hacia las víctimas; mientras que una cuarta parte son agresores y es más común que ejerzan
el hostigamiento social, daño a la propiedad, hostigamiento físico y verbal. De los participantes
que manifestaron ser víctimas, exteriorizaron que el daño a la propiedad es el más frecuente
hacia ellos.
INTRODUCCIÓN
En los últimos años el tema de acoso escolar ha tenido un gran impacto dentro de ambiente
escolar; específicamente en México está teniendo una gran trascendencia desde los sectores
de la educación, la familia, seguridad pública, creando una gran alarma entre los docentes y
los padres, es por ello que diversos organismos tales como el Fondo de las Naciones Unidas
para la Infancia (UNICEF) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han realizado una serie
de esfuerzos por llamar la atención de los gobiernos y de esa forma poder atender dicho
fenómeno social (1).
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Hoy en día la preocupación por dicho fenómeno es alarmante, las investigaciones que se están
realizando en todo el mundo, tuvieron sus acercamientos en Europa en la década de los
setenta, y más recientemente en México destacan los estudios realizados a cargo del Instituto
Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), ya que permite dimensionar de manera
general el problema del acoso escolar en los planteles de educación básica de todo el país (2).
Es relevante destacar que la población que sufre acoso escolar, está compuesta por menores
de edad (niñas, niños y adolescentes) quienes se encuentran en la etapa formativa y de
maduración de su personalidad. Es evidente que el acoso escolar puede afectar negativamente
a la experiencia escolar del agresor, del agredido y del espectador (todo niño niña que entra
en su radio de acción).
Los abusos, maltratos entre compañeros o acoso escolar, se refieren a una acción en la que un
individuo es agredido, intimidado por otro u otros individuos convirtiéndose en víctima
incapacitada para defenderse por sí misma.
Como dice Olweus (3) el acoso escolar son aquellas acciones negativas que se producen de
forma repetida en el tiempo y considera que una acción tal se produce cuando alguien, de
forma intencionada, causa un daño, hiere o incomoda a otra persona. La agresión puede ser
obra de un solo individuo o de un grupo. En cualquier caso, para poder hablar de acoso escolar
debe existir un desequilibrio de fuerza (una relación de poder asimétrica), el alumno expuesto
a las acciones negativas tienen dificultad en defenderse y en cierta medida se encuentra
inerme ante el alumno a los alumnos que le acosan.
Es primordial saber que no es acoso escolar cuando alguien juega de manera brusca pero
amistosa con el otro, tampoco cuando dos estudiantes de la misma fuerza discuten o pelean
(3).
No hay duda de que las conductas de acoso y agresión entre escolares son un problema grave
en los centros educativos; se trata de conductas desajustadas que contribuyen a dicho acoso
escolar. Los efectos de este acoso son los de largo alcance, y entre ellos están los que se
indican a continuación (4): una baja autoestima, mayor ausentismo, depresión, un pobre
rendimiento académico y deficientes relaciones sociales.
Así mismo las agresiones entre alumnos adquieren distintas formas: algunas son más
exteriores o físicas, otras puede manifestarse más soterradamente y sólo mostrarse de forma
verbal; en muchas ocasiones se nutren de presiones y juegos psicológicos y que en último
término acaban por accionar y minar al más débil de la relación. Como mencionan Fernández y
Quevedo (5), las agresiones abarcan una amplia gama de conductas que pueden incluir el
maltrato personal entre compañeros, el rechazo social de algún chico y/o en intimidación
psicológica.
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En el entorno afectado por el acoso escolar, varios son los tipos de agresión; sin embargo
cinco son los tipos de agresión que se presentan con mayor frecuencia, de acuerdo a diversos
autores que se indicarán a continuación:
Agresión Física: se identifican las diversas manifestaciones, desde algunas que son producto
de juegos, de cercamientos físicos entre los muchachos, hasta otras que en su origen llevan
una intención expresa de agresión física, como los pleitos o riñas. Se refiere a acciones que se
realizan para provocar daño o lesiones físicas, este tipo de agresión conductualmente y se
describe como: golpear o pegar a otra persona con cualquier parte del cuerpo o con objetos,
por ejemplo: empujar, pellizcar, escupir, entre otras (6).
Agresión Psicológica: a menudo pasa desapercibida y se refiere a juegos psicológicos,
chantajes, reírse de, sembrar rumores, aislamiento y rechazo, como elementos más usuales
(7). Son acciones que se realizan para excluir socialmente a una persona de un grupo. En esta
categoría también se consideran conductas como encerrar a una persona en un aula o cuarto,
además de: ignorar, aislar o marginar, desprestigiar o difamar (6)
Agresión Verbal: se refiere al uso de lenguaje inapropiado no constituye necesariamente una
forma de agresión verbal, lo que es en la medida en que los alumnos recurren a él para
insultar o denigrar a sus compañeros, para los alumnos, esta situación es motivo de
incomodidad y constituye un tipo de agresión que les molesta (6).
La agresión verbal tiene un mayor impacto en ellos y al mismo tiempo como en la dinámica de
las relaciones interpersonales, afectando el clima de armonía y bienestar al interior de la
constitución escolar (2). Las acciones orales que se producen con mayor frecuencia y daño
emocional en quien la recibe son: amedrentar, denigrar, burlarse, insultar y hablar mal de
otros.
Agresión Social: es aquellas agresiones que involucra al grupo de pares que se ven implicados
en las formas de agresión y violencia, aunque sea de forma indirecta. Circunscribe la difusión
de rumores con la intención de agredir a la víctima a través de generar una percepción social
negativa sobre ella, ocasionando que los miembros del grupo la etiqueten, prejuzguen o
generen burlas. Dentro de este rubro se encuentra la exclusión social al limitar de forma
deliberada y manipulada la aceptación de la víctima dentro del grupo de pares (8). Pretende
aislar a la víctima del resto del grupo o compañeros. Por ejemplo: no dejarlo participar,
excluirlo de actividades a propósito, obligarlo a realizar cosas que no quiere.
Otras manifestaciones del acoso escolar. Esconder, robar o dañar las pertenencias de las
víctimas (9).
Del mismo modo el entorno escolar afectado por el acoso escolar, varía según los implicados,
instituciones, padres de familia, maestros, y alumnos; sin embargo tres son los sujetos
directamente involucrados, los cuales se describen a continuación:
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Agresor. Es la persona que ejerce la agresión, el abuso o poder sobre la víctima. Tiende a ser
dominante
(arbitrario),
con
habilidades
sociales
que
le
permiten
manipular,
realiza
continuamente conductas sociales negativas, cuanta con amigos que le siguen en su conducta
agresiva, una acentuada tendencia a abusar de su fuerza (suele ser frecuentemente más
fornido que los demás), son impulsivos, con baja tolerancia a la frustración, y con dificultad
para cumplir normas (10).
Víctima. Es quien sufre las agresiones. Suele ser una persona tímida, insegura, excesivamente
protegido por los padres, en desventaja física con diferencia al agresor, con limitadas
habilidades sociales (8). Entre los estudiantes que son víctimas de acoso escolar suelen
diferenciarse dos situaciones (11):
La víctima típica o pasiva: tendencia a culpabilizarse ellas mismas de su situación o
hasta de negarla.
b) La víctima activa: con cierta disponibilidad a reaccionar mediante conductas
agresivas e irritantes.
Espectador. Son los estudiantes que no toman la iniciativa de las agresiones, sin embargo
forman parte en las intimidaciones, apoyando a los agresores en sus actos y simpatizando con
ellos. El alumno que es espectador conoce bien en qué consiste la problemática, quienes son
los chicos abusivos con los otros, quienes son objeto de abuso e intimidación, donde tienen
lugar los malos tratos (12).
Para comprender el origen del acoso escolar, se han propuesto varias teorías. Al respecto,
Ramos (13) indica que existen dos líneas principales:
Teorías activas o innatistas, la base de estas teorías está en que el origen de la
agresión se encuentra localizado en los impulsos internos de la persona. Aquí se
explican las teorías con un fundamento genético en el que la agresividad que se hereda
de una generación a otra. Se hacen referencia a las teorías de tipo etológico, la teoría
psicoanalítica, la tendencia destructiva y la teoría de la frustración.
Teorías reactivas o ambientales, su fundamento se encuentra en el supuesto que el
origen de la agresión está en el medio ambiente circundante del sujeto. Dentro de esta
categoría se incluyen: teoría del aprendizaje social, teoría de la interacción social, teoría
sociológica y la teoría ecológica.
Una vez planteado el grave problema del acoso escolar entre niños de educación primaria y
con base en la literatura revisada, el objetivo de esta investigación fue realizar una
caracterización del fenómeno desde la perspectiva de los sujetos como Espectador, como
Víctima y como Agresor en una muestra de escolares de un centro educativo particular de la
Ciudad de Toluca, México.
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MÉTODO
Participantes
Se trabajó con una muestra de tipo intencional, de 117 alumnos de una escuela primaria
privada de la Ciudad de Toluca, Estado de México. Los participantes se encontraron en un
rango de edad de 9 a 12 años, quienes participaron bajo el consentimiento de sus padres para
contestar el cuestionario.
Instrumento
Se utilizó el instrumento "Así Nos Llevamos en la Escuela", (14), que consta de 68 reactivos
que evalúan el hostigamiento escolar (Bullying), el cual ha sido probado en muestras
mexicanas. El instrumento está integrado por tres escalas: La escala Espectador, formada por
23 reactivos que conforman cuatro factores (Físico, Social, Daño a la Propiedad y Verbal) que
explicaron el 45.08% de la varianza, Kaiser-Meyer-Olkin (KMO) de .949 y .912 de alfa de
Cronbach; la escala Víctima, contiene 24 reactivos que integran cuatro factores (Físico, Daño a
la Propiedad, Psicológico y Tocamientos Sexuales) que en su conjunto explicaron 48.86% de la
varianza, KMO de .954 y .923 de alfa de Cronbach; la escala Agresor, que presenta 21
reactivos que forman tres factores (Físico, Daño a la Propiedad y Psicológico), que en su
conjunto explican el 44.78% de la varianza, con KMO de .957 y un alfa de Cronbach de .932
para esta escala. Los reactivos se encuentran redactados de tan manera que se pregunta a los
alumnos las veces que ha visto, que le ha ocurrido o que ha visto que a otros les ocurre cada
una de las forma de molestar (cero veces, 1 a 2 veces, 3 o 4 veces y 5 o más veces), así como
el daño que consideran que causa a ellos o a quien vieron que molestan (nada, poco, regular y
mucho) y que las acciones han ocurrido en los dos últimos meses. Para su construcción, se
aplicó la escala a 253 alumnos de cuatro primarias (tres públicas y una privada) y mediante
análisis de contenido se obtuvieron 26 formas diferentes de molestar a los demás en el ámbito
escolar. Para obtener su validez y confiabilidad, se utilizaron análisis factoriales de
componentes principales con rotación varimax y coeficiente alfa de Cronbach y en su conjunto,
las tres escalas son válidas y confiables para evaluar el hostigamiento escolar, al explicar más
del 44% de la varianza, con una consistencia interna superior a .91 (14).
Procedimiento
Se contó con la autorización previa de la dirección de la escuela, se citó a los padres de familia
de los alumnos a los que se realizó la aplicación de la prueba y se les explicó el objetivo de la
investigación para que autorizaran la participación de sus hijos en el estudio. La aplicación del
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instrumento se hizo de forma grupal, dándoles a los niños las instrucciones y la forma en que
debían de contestar. Una vez resueltas las dudas y terminadas de contestar las pruebas,
fueron devueltas al equipo de investigación para capturar y procesar los datos.
RESULTADOS
A través del instrumento "Así nos llevamos en la escuela" (14) se examinaron las conductas de
acoso escolar desde tres perspectivas posibles (como Espectador, como Víctima y como
Agresor); los resultados se realizaron con base en los 11 factores que explora el cuestionario y
se presentan a continuación.
Tabla 1. Incidencia de acoso escolar por escala / factor en escolares entre 9 y 12 años de
Toluca, México
Sub-escalas
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
Espectador:
Hostigamiento Físico
Espectador:
Hostigamiento Social
Espectador: Daño a la
Propiedad
Espectador:
Hostigamiento Verbal
Víctima:
Hostigamiento
Psicológico
Víctima:
Daño
a
la
Propiedad
Víctima:
Hostigamiento
Físico
Víctima:
Tocamientos
Sexuales
Agresor: Hostigamiento
Psicológico
Agresor: Daño a la
Propiedad
Agresor: Hostigamiento
Físico
No se presenta
Sí se presenta
Frecuencia Porcentaje Frecuencia Porcentaje
64
54.7
53
45.3
58
49.6
59
50.4
61
52.1
56
47.9
66
56.4
51
43.6
75
64.1
42
35.9
73
62.4
44
37.6
75
64.1
42
35.9
78
66.7
39
33.3
75
64.1
42
35.9
78
66.7
39
33.3
76
65
41
35
Nota: Las cifras en negritas indican el factor para cada escala con el porcentaje más alto de ocurrencia.
En la Tabla 1 se integran las frecuencias y porcentajes para cada uno de los 11 factores que
evalúa el cuestionario. En el caso de la escala Espectador, se evaluó si el niño ha visto que a
alguien le hicieran algo; los resultados indican que el porcentaje entre los que han visto o que
no han visto son similares, si bien la forma de hostigamiento social, es ligeramente más alta
entre quienes sí han visto. En lo referente a la escala de Víctima, se exploraron también cuatro
formas de hostigamiento bajo la pregunta ¿Cuántas veces tus compañeros te han hecho...?; en
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esta
escala,
dos
tercios
de
los
niños
declararon
no
haber
sido
víctima,
frente
a
aproximadamente un tercio que sí ha sido objeto de hostigamiento; es el Daño a la Propiedad
la forma más frecuente entre quienes sí han sido víctimas. Finalmente, la escala Agresor
incluye tres formas de acoso bajo la pregunta ¿Cuántas veces le haz... a alguno de tus
compañeros?; los hallazgos muestran que la mayoría ha manifestado no haber sido agresor y
sólo un tercio declaró sí haber ejercido el papel de agresor; las formas más frecuentes de
agresión son el Hostigamiento Psicológico y el Hostigamiento Físico.
DISCUSIÓN, CONCLUSIONES Y SUGERENCIAS
Actualmente el acoso escolar que se está presentando con mayor frecuencia dentro de los
espacios académicos conlleva diferentes formas de manifestarse, entre ellas se encuentran:
dar empujones, pegar, amenazar, insultos, burlas, poner sobrenombres, excluir del grupo, no
dejar participar, robar, esconder objetos, hablar mal de e ignorar (15).
El acoso escolar se ha visto desde tiempo atrás en la manera en que los mismos alumnos se
relacionan teniendo como base el -así se llevan-, sin embargo actualmente se ha observado
que la interacción de los niños está cargada con un lenguaje y contenido agresivos y/o
despectivos que afecta a quien se dirigen dichas conductas inadecuadas.
Es por lo anterior que en esta investigación se llevó a cabo con estudiantes de nivel básico
(primaria) con el objetivo de obtener datos sobre la prevalencia del acoso escolar que se
presenta en dicho contexto, a partir de los roles que se juegan en el proceso de acoso, siendo
estos el espectador, víctima y agresor. Para evaluar el constructo se aplicó la escala "Así nos
llevamos en la escuela" (14); el cual se pueden valorar las conductas que ejerce cada uno de
los sujetos y permite generar un acercamiento al fenómeno del acoso escolar desde los tres
actores que intervienen en el fenómeno
Partiendo de los resultados se pudo identificar que de manera general más de una tercera
parte de los sujetos declararon participar en acciones de acoso escolar en sus diferentes roles,
ya sea como espectador, como víctima o como agresor, lo cual coincide con los resultados
presentados por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (16).
El instrumento evalúa 11 subescalas que se agrupan en los tres participantes del acoso
escolar. En un primer momento se tiene el papel de Espectador, este rol se refiere al sujeto
que ha observado lo que el agresor hace a su víctima; el cual agrupa cuatro subescalas de
acoso: Hostigamiento físico, Hostigamiento social, Daño a la propiedad, y Hostigamiento
verbal; los resultados resaltan que la mitad de los participantes afirmo haber observado
conductas de acoso (Hostigamiento social) hacia sus compañeros que son víctimas de acoso.
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El reporte de un estudio realizado por Criteria Research, Centro de Estudios Evolutivos e
Intervención del Niño (CEEIN) de la Universidad del Desarrollo y Ministerio de Educación (17),
sus resultados arrojaron que los casos de violencia escolar, sus alumnos tienden a optar por el
rol de testigo, representando por más de la mitad, que esta levemente por arriba a lo
encontrado en esta investigación. Así mismo los estudiantes manifestaron reírse de sus
compañeros cuando se equivocaban, ridiculizarlos encontrándose entre una sexta parte de los
participantes.
La subescala Espectador: Hostigamiento verbal, obtuvo el puntaje más bajo dentro de la
categoría espectador siendo menos de la mitad de los participantes, lo que indica que los
puntajes de hostigamiento verbal y hostigamiento físico están relativamente cerca unos de
otros; en esta subescala se agrupan conductas como: viste decir groserías, viste poner
apodos, que insultaron, gritaron, dijeron de cosas y se burlaron de tus compañeros.
Una investigación previa realizada por Musri (18), reporto que el hecho de observar insultos,
poner marcantes (pueden ser apodos y/o nombres de burla) ofensivos y hablar mal de alguien
se encuentran entre 73.1% y 81.9%, lo cual se sitúa por arriba de lo encontrado aquí, siendo
dichas agresiones verbales las más presenciadas por los espectadores en Paraguay.
En cuanto a la subescala Espectador: Daño a la propiedad, que ocupa el segundo lugar de
puntaje más alto, puesto que las cifras se encuentran ligeramente por debajo de la mitad de
los sujetos que se situaron en esta subescala, haciendo alusión a cuantas veces viste que
robaron cosas a tus compañeros, escondieron sus cosas, le quitaron sus cosas, le
interrumpieron mientras trabajaba y/o rompieron sus cosas; situándose inmediatamente
después de la frecuencia reportada en Hostigamiento social.
Mientras que en la subescala Espectador: Hostigamiento físico, un poco menos de la mitad de
los niños refirió haber observado comportamientos como: peleas, haber visto que pegaron,
dieron de puñetazos, empujaron, jalaron el cabello y dieron de patadas a alguno de sus
compañeros.
Respecto a los hallazgo encontrados en distintas investigaciones en relación a la subescala
espectador: hostigamiento físico, de la escala "A si nos llevamos en la escuela", investigadores
como Caro et al. (9), sus hallazgos concuerdan con lo encontrado aquí, ya que a pesar de los
distintos roles que se presentan en el acoso escolar los niños tienden a identificarse más como
espectadores del hostigamiento entre compañeros, aclarando que es la percepción del mismo
sujeto y se desconoce el grado en qué esté participa en el fenómeno y por lo tanto se
posiciona como el rol más pasivo.
Asimismo, lo encontrado por Muñoz (19) ya que al contrastar cada uno de los roles, es
congruente con lo encontrado en esta investigación, pues en los diferentes reportes o
investigaciones, los escolares tienden a situarse más como observadores, aunque en realidad
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no se sabe el grado de participación en el fenómeno de acoso hacia otros, por lo que se
presupone un papel menos activo.
Las subescalas que integran el rol Víctima son: Hostigamiento psicológico, Daño a la
propiedad, Hostigamiento físico y Hostigamiento sexual; las cuales evalúan conductas en
específico que el alumno víctima percibe por parte de su agresor, respondiendo a la pregunta
¿Cuántas veces tus compañeros te han ...? En cuanto a la prevalencia de este papel como
Víctima es: Daño a la propiedad, con una tercera parte de los analizados, incluyendo conductas
como: cuántas veces te quitaron tus cosas, te escondieron, rompieron tus cosas, te culparon
sin razón y te robaron tus cosas tus compañeros.
Posteriormente es tan similar la prevalencia los factores Víctima: Hostigamiento psicológico y
Hostigamiento físico, cada uno con el 35.9% de los actores víctima quienes indicaron que estos
dos tipos de acoso se presentan a la par, los cuales el daño que presentan es mediante burlas,
críticas que les hacen sus compañeros, así mismo conductas que dañan principalmente su
persona (incluye acciones como el recibir puñetazos).
Mientras que el Hostigamiento psicológico hace referencia a burlas, insultos, decir de cosas,
decir de groserías, recibir críticas, haber recibido un apodo, ser discriminado, ser agredido e
ignorado por un agresor o un grupo de compañeros.
Serrano e Iborra (20), encontraron que la incidencia de víctimas en España era de casi dos
décimas partes de los participantes, quienes se declaraban como víctimas de agresiones
dentro de su centro escolar y a diferencia de lo encontrado aquí, el tipo de maltrato de mayor
peso es el psicológico (emocional) con un puntaje considerablemente alto y encontrándose
muy por arriba de lo obtenido aquí. Así como los autores mencionan que la persistencia del
hostigamiento psicológico es de una tercera parte y que está más cercano a lo encontrado, así
como las acciones que más reflejan sin insultos y mantener la ley del silencio.
Al revisar investigaciones realizadas en México la Secretaría de Educación del Distrito Federal
(21) encontró que los alumnos reportaron que el mayor abuso que han sentido era el haber
sido insultado con cifras que están por debajo de la mitad de los niños participantes y a la par
se encuentra el haber tenido un apodo, en seguida se encuentra el haber sido ignorados,
contrariamente las niñas refirieron mayor prevalencia de hostigamiento psicológico con
conductas como: hablar mal de ellas con una frecuencia que está ligeramente por abajo de la
mitad o que les ignoraran con un 41.4%; datos que son muy similares a lo encontrado aquí.
Así mismo conductas como recibir puñetazos, recibir golpes, patadas, empujones, jalones de
cabello, además del hecho de que un compañero haya peleado con la víctima se manifiestan
en la subescala víctima: hostigamiento físico. Ambas subescalas mantienen el mismo
porcentaje de presencia entre los participantes, manifestando con ello que se perciben como
víctimas con similar prevalencia en las conductas antes mencionadas.
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El reporte de Musri (18) revela que las cifras de alumnos víctimas de acoso escolar son
similares a las reportadas en este estudio, ya que dos quintas partes de sujetos manifestaron
que las agresiones físicas se dan cuando les esconden sus cosas, les rompen y/o roban sus
cosas, siendo un factor de gran relevancia, así como el hostigamiento psicológico que se
mencionó en párrafos anteriores.
Por último, la subescala Víctima: Hostigamiento sexual, se refiere a tocamientos de índole
sexual que el agresor ejerce sobre su víctima, realizando acciones como: ser acosada, ser
manoseada y ser amenazada, representando el puntaje más bajo de dicha categoría
representado por estadísticas que están ligeramente por arriba de la tercera parte de los
participantes que lo manifestaron.
Musri (18) por su parte proporciona porcentajes muy por debajo de lo encontrado en la
presente investigación en referencia al hostigamiento sexual, manifestándose puntajes bajos
de los participantes de su estudio, aclarando que es una conducta que está en gran medida sin
presencia en el acoso escolar respecto al rol de víctima.
Investigaciones realizadas por el INEE obtuvieron porcentajes considerablemente bajos, así
como una cuarta parte de las víctimas encuestadas, rescatando que en las primarias
mexiquenses casi dos de cada 10 alumnos señalaron haber sido agredidos durante el ciclo
escolar correspondiente. Posteriormente Vega (22), obtuvo resultados similares a los del INEE,
puesto que menciona que un porcentaje bajo de niños y niñas son víctimas de acoso escolar
por parte de uno o más de sus compañeros, así como una cuarta parte son objeto de burlas
constantes entre sus compañeros a nivel primaria, mientras que un porcentaje menos lo son
en secundaria. Se constata con lo encontrado en la presente investigación, los resultados
difieren ligeramente ya que estos se encuentran ligeramente por debajo de lo encontrado.
De manera contraria, existen cifras que se encuentran por arriba de lo obtenido aquí (23),
quien dio a conocer que poco menos de la mitad de los encuestados dicen ser víctimas de
acoso, así como refieren haber sufrido violencia verbal, psicológica, física y actualmente a
través de las redes sociales, siendo lo más cercano a lo obtenido aquí.
El tercer actor involucrado en el acoso es el de Agresor dividido en las subescalas:
Hostigamiento psicológico, Daño a la propiedad y Hostigamiento físico. En este papel se ve una
participación más activa de los participantes en el acoso escolar y se basa principalmente en
las conductas que se ejercen hacia la víctima (10). Se observa una mayor presencia de
hostigamiento psicológico por parte del agresor, en el que se llevan a cabo conductas como:
decir de cosas, insultar, decir de groserías, burlarse, gritar al otro, poner apodos, agredirlo,
discriminarlo, criticar y culpar sin razón a los compañeros, teniendo una tercera parte de
participación en esta subescala y ligeramente por debajo de este se encuentra el
hostigamiento físico.
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En la subescala Agresor: Hostigamiento físico, como en las otras dos categorías que engloba el
agresor, los participantes respondieron a la pregunta ¿Cuántas veces has hecho... a tus
compañeros?, considerando conductas que dañan a la víctima en su persona mediante el dar
puñetazos, empujones, patadas, pelear con la víctima y jalones de cabello.
Por otro lado la subescala Agresor: Daño a la propiedad, obtuvo la prevalencia más baja de
este rol con una frecuencia que se encuentra ligeramente por arriba de la tercera parte de los
participantes; sin embargo estos tres puntajes se encuentran por arriba del 30% de presencia
en el acoso que se da entre los escolares y al igual que en los roles del espectador y la víctima,
el daño a la propiedad se observa a través de esconder, robar, quitar y romper cosas que
pertenecen a los compañeros y no prestarle atención.
Serrano e Iborra (20) afirman que un porcentaje bajo de los escolares españoles que fueron
entrevistados se autoreconocieron agresores de sus compañeros, lo cual se encuentra muy por
debajo de las cifras de este estudio; sin embargo, refieren que el tipo de maltrato que se
ejerce más es el emocional con cifras altamente significativas y el físico que se encuentra por
arriba de la mitad, que al compararlo con lo encontrado aquí, difiere en gran medida, ya que
se encuentra muy por arriba de la tercera parte de hostigamiento psicológico por parte del
agresor que fue el puntaje más elevado en este estudio.
Así mismo un estudio realizado en México por Santoyo y Frías (24), encontraron que los
alumnos agresores tienden a ejercer más de una forma de violencia hacia otros compañeros,
teniendo una cifra muy alta de acoso físico, que es el doble de lo encontrado en los
participantes de este estudio, mientras que en el área de acoso emocional refieren porcentajes
por debajo de la mitad, que es una cifra más acorde a los hallazgos de esta investigación.
A manera de conclusiones, se halló que tal y como se revisó en las investigaciones de base
para el presente trabajo en relación a la incidencia cada vez más común de conductas
agresivas en el entorno escolar, existe una incidencia alta que los alumnos manifiestan, lo que
lleva a pensar que dichas conductas están dejando de ser actos aislados, para ser un
fenómeno que se está normalizando dentro del contexto escolar.
En cuanto a la prevalencia de acoso escolar de acuerdo en esta muestra, se encontró que la
mayoría se identificó como Espectadores del fenómeno, seguido del papel como Víctima y por
último, en el de Agresor. Con respecto al papel de Espectador y de Víctima, una gran mayoría
de los participantes manifestaron una mínima presencia de acontecimientos de acoso entre sus
compañeros o bien, de sufrir acoso por uno o varios de sus compañeros escolares. Y respecto
al papel del Agresor, los participantes manifestaron que se llega a ejercer este papel dentro del
espacio educativo, sin embargo, la cifra de ejercer el papel de Agresor tiene variaciones
mínimas con respecto a los papeles de Víctima y de Observador. Lo cual se relaciona con lo
encontrado por Morales (25) en su encuesta sobre violencia en las escuela del Distrito Federal
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e indica que de cada 10 alumnos, siete han sufrido algún tipo de violencia conocida como
acoso escolar como agresor, víctima o testigo.
A manera de sugerencia sería importante considera que en los espacios educativos se
proporcionen las herramientas y estrategias necesarias para poder realizar un programa de
anti-acoso (bullying), mediante el cual se tenga como prioridad la detección oportuna del
fenómeno y en consecuencias poner en marcha estrategias de convivencia armónica, pacífica y
las cuales ayuden a disminuir los casos de acoso, de tal manera que en un futuro próximo se
pueda prevenir. Asimismo seria de sumo interés favorecer la comunicación más cercana entre
docentes, autoridades educativas y la familia, como estrategia para la detección y prevención
de acoso entre los alumnos. Elaborar acciones anti-acoso escolar con los padres que incluyan
cursos y pláticas enfocadas en el tema, en el desarrollo personal, inteligencia emocional y
dinámica familiar.
También sería de interés tener programas centrados en el trabajo personal de los escolares,
que
incluyan
temáticas
relacionadas
con
autoestima,
bienestar
personal,
inteligencia
emocional, asertividad, relaciones interpersonales y empatía, como áreas fundamentales que
sirvan para prevenir el acoso escolar.
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