La enfermedad de Parkinson (EP) se reconoce como el segundo trastorno neurodegenerativo que afecta alrededor de una a dos personas por cada 1000 habitantes en todo el mundo.
Actualmente padecen la enfermedad en el mundo entre siete y diez millones de personas, y se estima que alrededor del año 2030, esta cifra se duplique debido al envejecimiento de la población.
La enfermedad de Parkinson (EP) es una enfermedad neurodegenerativa, progresivamente debilitante. Se trata de una alfa-sinucleinopatía que afecta al sistema nervioso central, autonómico, entérico y al eje intestino-cerebro. La comunicación bidireccional entre el eje intestino-cerebro está marcada por el microbioma a través de un proceso de integración inmunológica, neuroendocrina y neurológica.
La microbiota intestinal y sus metabolitos interactúan a través de una serie de entradas bioquímicas y funcionales, lo que afecta a la homeostasis.
Distintos estudios muestran que las alteraciones de la microbiota intestinal pueden activar los receptores Toll-like (TLRs), unos receptores implicados en la respuesta del sistema inmunitario innato, causando una cascada inflamatoria en el intestino y el cerebro. En base a este conocimiento, la microbiota intestinal y los TLRs pueden ser objetivos terapéuticos potenciales para la enfermedad de Parkinson.
Una sobreestimulación en el sistema inmunitario innato debido a la disbiosis intestinal y /o al crecimiento bacteriano del intestino delgado, junto con una mayor permeabilidad de la barrera intestinal, puede provocar una inflamación local y sistémica, así como la activación neurogénica entérica, desencadenando finalmente el desarrollo de una patología de la alfa-sinucleína.
La falta de comunicación en el eje de la microbiota-intestino-cerebro podría estar en la base de las disfunciones gastrointestinales que emergen muchos años antes del diagnóstico de la EP, corroborando así la teoría de que el proceso patológico se transmite desde el intestino al cerebro.
En esta revisión publicada en la revista International Journal of Molecular Science se arroja luz sobre la asociación entre el eje microbiota-intestino-cerebro y la inmunidad innata a través de la señalización de los TLRs en la EP. Una mayor comprensión de esta relación debería conducir a nuevos planteamientos sobre la fisiopatología de la EP, así como a la mejora de los enfoques terapéuticos tanto farmacológicos como nutricionales en los pacientes con EP.
Aquí os dejamos el enlace al artículo original
Microbiome-Gut-Brain Axis and Toll-Like Receptors in Parkinson’s Disease
Nutrición Médica
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