En el mundo desarrollado y cada vez más en economías emergentes los habitantes están más sobrealimentados y a la vez más infra nutridos, no llegando incluso a ingerir los requerimientos mínimos diarios de diversos nutrientes esenciales para el buen funcionamiento de nuestro cerebro y de nuestro cuerpo en general.
Los mecanismos por los que la nutrición afecta a la salud mental son variados: a) el cerebro humano presenta una alta tasa metabólica, por lo que utiliza un elevada proporción de nutrientes y de energía, b) su adecuada estructura y funcionamiento dependen del adecuado aporte de nutrientes tales como aminoácidos, grasas, vitaminas, minerales y otros micronutrientes c) los hábitos alimenticios modulan el funcionamiento del sistema inmune que a su vez influye en el riesgo de depresión, d) el sistema de defensa antioxidante que se ha visto alterado en las enfermedades mentales funciona con el apoyo de cofactores y fitoquímicos que ingerimos y e) los factores neurotróficos, con su importante papel en la plasticidad y mantenimiento neuronal se ven afectados por la ingesta de nutrientes.
Así, la evidencia científica apunta a considerar la dieta como un factor añadido, pero también clave en el abordaje de las enfermedades mentales, por lo que es necesario despertarse a la realidad de que una nutrición deficitaria y/o desequilibrio químico puede estar contribuyendo a la aparición y/o mantenimiento de muchas de las enfermedades mentales.
Cada vez hay más evidencia que demuestra el papel de los nutrientes en la salud mental. Una adecuada alimentación contribuye a una mejor salud general y salud mental en particular. La depresión mayor es una enfermedad mental grave con una alta prevalencia para la que existen tratamientos eficaces, pero no en todos los casos se consigue la remisión del paciente. Por ello, cada vez se apunta más hacia la optimización en la aportación de nutrientes necesarios para un adecuado funcionamiento cerebral como terapia coadyuvante al tratamiento antidepresivo.
En este artículo revisamos aquellos nutrientes sobre los que se ha estudiado su implicación en dicha patología: ácidos grasos omega-3, vitaminas del grupo B, s-adenosilmetionina, triptófano, magnesio, zinc y probióticos.
Artículo original publicado en Actas Esp Psiquiatr 2017;45 (Supl. 1):8-15
Biomedical Research Centre in Mental Health Network (CIBERSAM) G10, Spain Psychiatry Department. BioAraba, Health Research Institute, Araba University Hospital, Vitoria, Spain University of the Basque Country, Spain
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