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Epidemiología de los trastornos del sueño en un colectivo de estudiantes de Medicina de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

Fecha Publicación: 19/06/2018
Autor/autores: Miriam Bueno León , Claudio Cabrera Velázquez, María Francisca Martínez Huidobro, Pino López Méndez, Carmen Nieves Hernández Flores, José Luis Hernández Fleta
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RESUMEN

Introducción: Los trastornos del sueño tienen una elevada prevalencia en la población. El interés de nuestro estudio radica analizar la epidemiología de los trastornos del sueño en los estudiantes de medicina de la ULPGC.

Métodos: Estudio transversal descriptivo sobre 250 alumnos del Grado en Medicina de la ULPGC 1º, 2º, 5º y 6º cursos, en Febrero de 2018. Aplicamos el Cuestionario Oviedo del Sueño (COS). Posteriormente se realizaron comparaciones estadísticas mediante SPSS V 24 utilizando la Chi-cuadrado y considerando significativo si p <0,05.

Resultados: La COS puntúa 20,78 puntos para las mujeres versus 19,19 puntos para los hombres en la escala de gravedad del insomnio (p=0,034). En la primera media hora se duermen el 78,5% de hombres y sólo el 67,5% de mujeres (p=0,046). Mayor gravedad del insomnio en los primeros cursos: 21,21 puntos en 1º y 2º y de 19,17 puntos en 5º y 6º (p=0,05). Mayor insatisfacción del sueño en 1º y 2º, (estando el 49,6% insatisfechos en alguna medida) que en 5º y 6º (33,6% de ellos, p=0,046). 

Conclusiones: Los alumnos de 1º y 2º de Medicina de la ULPGC obtuvieron mayores puntuaciones en la escala COS de trastornos del sueño respecto a los alumnos de 5º y 6º, indicando una peor calidad del sueño y una mayor gravedad del insomnio. Estos trastornos del sueño inciden en un mayor cansancio subjetivo de los estudiantes jóvenes. Nuestros resultados sugieren diferencias de género, presentando las mujeres universitarias mayor grado de insomnio que los varones.


Palabras clave: Insomnio, hipersomnio.
Tipo de trabajo: Artículo original
Área temática: Psiquiatría general , Psicología general , Salud mental , Sueño Vigilia, Trastornos del sueño vigilia .

Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Servicio de Psiquiatría, Hospital Doctor Negrín.

Psiquiatria.com. 2018 VOL 22

Artículo de original

Epidemiología de los trastornos del sueño en un colectivo de
estudiantes de Medicina de la Universidad de Las Palmas de
Gran Canaria
Miriam Bueno León, Claudio Cabrera Velázquez, María Francisca Martínez Huidobro, Pino
López Méndez, Carmen nieves Hernández Flores, José Luis Hernández Fleta.

Resumen
Introducción: Los trastornos del sueño tienen una elevada prevalencia en la población. El
interés de nuestro estudio radica analizar la epidemiología de los trastornos del sueño en los
estudiantes de medicina de la ULPGC.
Métodos: Estudio transversal descriptivo sobre 250 alumnos del Grado en Medicina de la
ULPGC 1º, 2º, 5º y 6º cursos, en Febrero de 2018. Aplicamos el Cuestionario Oviedo del Sueño
(COS). Posteriormente se realizaron comparaciones estadísticas mediante SPSS V 24
utilizando la Chi-cuadrado y considerando significativo si p <0,05.
Resultados: La COS puntúa 20,78 puntos para las mujeres versus 19,19 puntos para los
hombres en la escala de gravedad del insomnio (p=0,034). En la primera media hora se
duermen el 78,5% de hombres y sólo el 67,5% de mujeres (p=0,046). Mayor gravedad del
insomnio en los primeros cursos: 21,21 puntos en 1º y 2º y de 19,17 puntos en 5º y 6º (p=0,05).
Mayor insatisfacción del sueño en 1º y 2º, (estando el 49,6% insatisfechos en alguna medida)
que en 5º y 6º (33,6% de ellos, p=0,046).
Conclusiones: Los alumnos de 1º y 2º de Medicina de la ULPGC obtuvieron mayores
puntuaciones en la escala COS de trastornos del sueño respecto a los alumnos de 5º y 6º,
indicando una peor calidad del sueño y una mayor gravedad del insomnio. Estos trastornos del
sueño inciden en un mayor cansancio subjetivo de los estudiantes jóvenes. Nuestros resultados

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sugieren diferencias de género, presentando las mujeres universitarias mayor grado de
insomnio que los varones.
Abstract
Introduction: Sleep disorders have a high prevalence in the population. The interest of our
study lies in analyzing the epidemiology of sleep disorders in medical students of the ULPGC.
Methods: Descriptive cross-sectional study on 250 students of the Degree in Medicine of the
ULPGC 1st, 2nd, 5th and 6th grades, in February 2018. We applied the Oviedo del Sueño
Questionnaire (COS). Subsequently statistical comparisons were made using SPSS V 24 using
Chi-square and considering significant if p <0.05.
Results: The COS scores 20.78 points for women versus 19.19 points for men in the scale of
insomnia severity (p = 0.034). In the first half hour 78.5% of men sleep and only 67.5% of
women sleep(p = 0.046). Greater severity of insomnia in the first courses: 21.21 points in 1st
and 2nd and 19.17 points in 5th and 6th (p = 0.05). Greater sleep dissatisfaction in 1st and
2nd, (being 49.6% dissatisfied to some extent) than in 5th and 6th (33.6% of them, p = 0.046).
Conclusions: 1st and 2nd year students of Medicine of the ULPGC obtained higher scores on
the COS scale of sleep disorders compared to 5th and 6th grade students, indicating a worse
quality of sleep and a greater severity of insomnia. These sleep disorders affect a greater
subjective tiredness of young students. Our results suggest gender differences, with
university women presenting a greater degree of insomnia than men.

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INTRODUCCIÓN
El sueño
Desde una aproximación meramente conductual, podríamos definir el sueño como un estado
reversible de desvinculación y falta de respuesta al entorno. Al considerar el espectro de
señales fisiológicas (electroencefalograma (EEG), electrooculograma y electromiograma) que
registramos en el mismo se han definido tradicionalmente dos fases que se conocen como
REM (acrónimo de rapid eye movement) y no REM. La fase del sueño NREM se divide en tres
subfases según las características del EEG, que en común se compone de una actividad
sincrónica con los típicos husos de sueño, complejo K y ondas lentas de amplio voltaje. La
fase de sueño REM se caracteriza por activación y desincronización EEG, atonía muscular y
descargas episódicas de movimientos oculares rápidas.(1)
El sueño en el adulto joven
En condiciones fisiológicas e ideales de un esquema fijo de unas 8 horas de sueño por noche,
progresa en virtud de ciclos que se repiten de forma periódica. De esta forma, el sueño
entraría cada noche a través del sueño NREM y la primera fase del sueño REM llegaría a los
80-100 minutos del sueño. A partir de aquí estos ciclos de sueño NREM-REM se alternarían a
lo largo de la noche con una latencia aproximada de 90-120 minutos por ciclo para cumplir
un total de 4-6 ciclos por noche.(2)
El primer ciclo de sueño se iniciaría por la fase 1 o N1, que solo se mantendría unos minutos
(1 a 7 minutos) y cuyo umbral de despertar es muy bajo, por lo que cualquier estímulo mínimo
llevaría a la fragmentación del sueño. La fase N1 juega un papel de transición de la vigilia al
sueño. A posteriori llegará la fase 2 o N2, que se caracteriza por husos de sueño y complejos
K en el EEG. Esta se prolongaría de 10 a 25 minutos y los estímulos requeridos para despertar
al paciente deberían ser más intensos que en la fase N1. A medida que esta fase progresa, va
apareciendo una actividad caracterizada por ondas lentas de amplo voltaje. Llegará un
momento en el cual el dominio de esta actividad llevará a cumplir el criterio de la fase 3 o N3,
esto es, ondas lentas de amplio voltaje al menos el 20% del EEG. Serán necesarios estímulos
enérgicos para despertar a la persona sumida en esta fase. (2)
Nuestro sueño se regula grosso modo en virtud de promotores circadianos, comandados por
la melatonina, y de lo que se conoce como presión homeostática de sueño. Y es que, aparte
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de su potencial papel en la consolidación de la memoria (la memoria declarativa, la memoria
de procedimiento, la función ejecutiva y la atención se ven afectadas en el proceso de
aprendizaje cuando se produce una pérdida de sueño autoimpuesta) (3­5) o en la regulación
endocrina, inmunitaria o metabólica, la función primordial del sueño apunta al descanso. Así
se entiende que la presión homeostática de sueño consiste en que vamos cargando
"cansancio" durante las horas de vigilia y lo descargamos durante el sueño. El sueño profundo
N3 parece ser el más reparador en la medida que guarda relación con el tiempo de vigilia
previo. (2) A medida que avanza la noche disminuye la proporción de sueño N3, que llega a
estar ausente de los últimos ciclos, como expresión del declinar en la presión de sueño. Sin
embargo, el sueño REM, que gana representatividad a lo largo de la noche, parece estar sujeto
a un oscilador circadiano ligado a la temperatura corporal. De esta manera, el sueño N3
domina el sueño NREM en el primer tercio de la noche y los periodos de sueño REM son más
prolongados en el último tercio de la noche. Si una persona pierde una o varias noches de
sueño se va a favorecer la aparición de sueño N3, más prolongado y profundo de lo normal,
lo que se traduce en la presencia de un umbral de despertar mayor. Sin embargo, en la
privación de sueño, la fase REM solo presenta un rebote a partir de la segunda noche de
recuperación. Esto significa que la recuperación de sueño N3 se prioriza sobre la de sueño
REM.(6)
El insomnio
Según la clasificación internacional de los trastornos de sueño (ICTS-3), publicada en 2014, el
insomnio se define como dificultad persistente en el inicio del sueño, su duración,
consolidación o calidad que ocurre a pesar de la existencia de adecuadas circunstancias y
oportunidad para el mismo y que se acompaña de un nivel significativo de malestar o
deterioro de las áreas social, laboral, educativa, académica, conductual o en otras áreas
importantes del funcionamiento humano. (7) Según esta clasificación citada, se clasifica el
insomnio en:
Trastorno del tipo insomnio crónico
Trastorno del tipo insomnio de corta duración
Otros tipos de insomnio

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Insomnio crónico
Se caracteriza por quejas en inicio o en el mantenimiento del sueño, con síntomas asociados
durante el día y cuando estas dificultades con el sueño suceden más de tres veces por semana
y al menos durante tres meses.
El insomnio crónico puede ocurrir aisladamente o como una condición comórbida con una
alteración mental, enfermedad médica o uso de sustancias.
El grado de trastorno de sueño requerido para asignarle el grado de crónico es arbitrario y se
basa principalmente en los síntomas subjetivos referidos por el paciente. Sin embargo,
latencias al inicio del sueño y periodos de despertar después del inicio del sueño mayores de
20 minutos generalmente tienen significado clínico en niños y adultos jóvenes. En adultos de
mediana edad o personas mayores, latencias de sueño y periodos de despertar después del
inicio del sueño mayores de 30 minutos tienen significado clínico. Los síntomas de despertar
pronto en la mañana están menos definidos, pero en general la terminación del sueño 30
minutos antes del tiempo deseado y la reducción en el tiempo total de sueño comparado con
la situación previa es una cuestión a valorar. (8,9)
Insomnio de corta duración
Se caracteriza por dificultad para el inicio o el mantenimiento del sueño, que resulta en
insatisfacción con el sueño y que aparece por periodos de tiempo inferiores a los tres meses.
El insomnio de corta duración puede aparecer de forma aislada o con otras condiciones
comórbidas como alteraciones mentales, enfermedades médicas o uso de ciertas sustancias.
En algunos casos hay una causa identificable que puede actuar como causa precipitante y en
otros casos ocurre episódicamente coincidiendo con factores precipitantes.(10)
Otros tipos de insomnio
Este diagnóstico se reserva para personas con síntomas de dificultad de inicio y
mantenimiento del sueño que no cumplen los criterios de insomnio crónico o insomnio de
corta duración y, por lo tanto, este diagnóstico se usa de forma provisional en espera de más
información para establecer el diagnóstico definitivo.

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Prevalencia
Numerosos estudios epidemiológicos se han realizado para establecer la prevalencia del
insomnio, pero dependiendo de la definición utilizada los porcentajes varían enormemente
desde un 5% hasta cifras del 50%.
Aproximadamente un tercio de la población se estima sufre de insomnio cuando se
consideran tan solo los síntomas nocturnos (dificultad para iniciar o mantener el sueño), pero
esta cifra disminuye hasta el 10% cuando se consideran las consecuencias diurnas, de tal
manera que podemos establecer que el síndrome clínico completo de insomnio crónico lo
padece entre un 6% y un 10% de la población. (11)
El insomnio crónico es más común en mujeres y en personas con bajo nivel socioeconómico
y puede ocurrir en cualquier edad, aunque se diagnostica con más frecuencia en adultos
mayores, posiblemente en relación con el deterioro en el sueño que se puede producir con la
edad y con el incremento en la comorbilidad y el uso de medicamentos que aumentan el
insomnio.(12)
El modelo familiar de insomnio no está bien documentado, pero la prevalencia de insomnio
es más alta entre gemelos monocigóticos respecto a gemelos dicigóticos. Es también más alta
entre familiares de primer grado que en la población general y la asociación es más grande
entre madres e hijas. (13)
Trastornos del sueño en estudiantes de medicina
Las alteraciones del sueño pueden promover la aparición del agotamiento y los trastornos
mentales porque comprometen la función restauradora del sueño(14). El sueño restablece la
vitalidad de cada día laboral, mientras que el sueño insuficiente intensifica la sensibilidad de
uno hacia las emociones negativas y los eventos estresantes (15). Además, el sueño
insuficiente se relaciona con la somnolencia diurna (16), lo que socava los mecanismos de
afrontamiento de las experiencias emocionalmente cargadas en el aprendizaje médico(17).
El sueño es escaso para los médicos jóvenes en sus años de formación porque se quedan
hasta tarde para estudiar exámenes en la facultad de medicina, seguidos de periodos
prolongados en el hospital (18). El nivel cada vez mayor de estrés en los estudiantes, así como
el apretado calendario de residentes que trabajan en el hospital está afectando su salud y
estilo de vida. Numerosos estudios realizados en la última década han analizado los efectos
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nocivos de la privación del sueño en el personal médico de varias especialidades médicas y
quirúrgicas (19­21).
El papel crucial del sueño en el mantenimiento de la salud mental, el aprendizaje de alto nivel
y el bienestar general ha recibido considerable atención en la última década (22­26). Por
ejemplo, Wolfson informó que el 75% de los estudiantes universitarios tienen problemas de
sueño ocasionales, como dificultades para conciliar el sueño y somnolencia diurna
excesiva.(27) Por otro lado, en un gran estudio de estudiantes universitarios, se encontró que
el insomnio y la duración insuficiente del sueño eran los problemas de sueño más
comunes.(28)
Por otra parte, el rendimiento psicomotor de los estudiantes de medicina, sobre todo en la
capacidad de juicio, se ha demostrado que empeora con 24 horas de privación del sueño (29).
Los estudiantes de medicina con restricciones de sueño tienen malas calificaciones e intentan
contrarrestar su rendimiento con más horas de estudio, lo que, en consecuencia, aumenta la
falta de sueño. El aprendizaje se vuelve ineficaz debido a la falta de concentración, el
deterioro de la memoria y los déficits en el pensamiento abstracto. Por lo tanto, los
estudiantes de medicina desarrollan un sentido de baja eficacia académica, que puede afectar
negativamente a su educación médica(30).
Las prácticas de sueño entre los estudiantes de medicina que están experimentando altos
niveles de estrés debido a las demandas del rendimiento académico es un tema importante
para la investigación. Sin embargo, poca investigación se ha centrado en este grupo de
personas. La mayoría de los estudios se han centrado en niños, adultos mayores o en una
determinada categoría de pacientes. Los estudiantes de medicina de hoy en día experimentan
una gran presión psicológica, tal estrés y ansiedad pueden llevar a problemas para dormir. De
hecho, la calidad y cantidad de horas de sueño de muchos estudiantes podría cambiar
después de la inscripción en las universidades de medicina. (31) Es por esto que los
estudiantes de medicina se consideran una población que es particularmente propensa a
problemas relacionados con el sueño. Los estudios realizados en varios países han
documentado una alta prevalencia de trastornos del sueño en estudiantes de medicina,
incluyendo la privación del sueño (32), mala calidad del sueño (32­34), y la somnolencia
diurna excesiva (SDE) (34).
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OBJETIVOS
- Discernir la presencia o no de trastornos del sueño entre estudiantes de Medicina de la
ULPGC.
-Comparar la calidad del sueño en los estudiantes de 1º y 2º con respecto a los de 5º y 6º de
Medicina de la ULPGC.
- Objetivar la distribución de trastornos del sueño respecto al género en los estudiantes de
Medicina de la ULPGC.

MÉTODOS
Se ha realizado un estudio transversal descriptivo en alumnos del Grado en Medicina de la
ULPGC que estuvieran cursando primero, segundo, quinto y sexto.
Sujetos
Se ha llevado a cabo la encuesta sobre un total de 250 alumnos de la ULPGC durante el mes
de Febrero del año 2018 de los cuales 125 pertenecen a 1º y 2º de medicina y otros 125
pertenecen a 5º y 6º de medicina, cuyas características epidemiológicas se describen en la
tabla 1.
Variables e instrumentos de medida
Se utilizó el protocolo ad hoc que recogía información sobre características sociodemográficas
y el Cuestionario Oviedo de Sueño (COS)(35). El cuestionario fue entregado a cada interesado
personalmente, explicándole el objeto del estudio y solicitando su cumplimentación en el
plazo más breve posible.
Los datos sociodemográficos recogidos son una serie de variables que no están en el
cuestionario: edad, sexo y curso.
El Cuestionario Oviedo de Sueño (COS)
El Cuestionario Oviedo de Sueño (COS) es una breve entrevista semiestructurada de ayuda
diagnóstica para los trastornos del sueño de tipo insomnio e hipersomnio según los criterios
DSM-IV y CIE-10(36). Su versión final está constituida por 15 ítems, 13 de los cuales se agrupan
en 3 escalas categoriales o diagnósticas: satisfacción subjetiva de sueño (1 ítem), insomnio (9
ítems), e hipersomnio (3 ítems). Además, la escala de insomnio es también dimensional y
proporciona información sobre la gravedad del insomnio en el caso de que esté presente. La
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puntuación en esta escala oscila entre 9 y 45, y, a mayor puntuación mayor gravedad. Los 2
ítems restantes proporcionan al clínico información adicional sobre la posible existencia de
parasomnias y trastornos de tipo orgánico, y sobre el tipo y frecuencia de uso de cualquier
tipo de ayuda para dormir (fármacos, hierbas, etc).
Todos los ítems se responden mediante una escala tipo Likert, una de las técnicas de medida
más utilizada por los científicos de la conducta(37). Excepto en el primer ítem (satisfacción
con el sueño) en el que la escala de medida posee 7 valores (rango 1 a 7), en todos los demás
la escala tiene 5 valores (rango 1 a 5) que se refieren a frecuencia, tiempo, o porcentaje. Ver
anexo 1.
Análisis de los datos
Las variables se resumieron en frecuencias y porcentajes. Los porcentajes se compararon
usando el test de Chi-cuadrado (^2). La significación estadística se estableció en p <0,05. Los
datos se analizaron utilizando el paquete estadístico "IBM SPSS Statistics 24".

RESULTADOS
El número total de participantes fue de 250 estudiantes, siendo el 62,8% de los participantes
mujeres y el 37,2% varones. Con respecto al nivel de grado, el 25,6% de los estudiantes
estaban en su primer año, el 24,4% en el segundo año, el 26% en su quinto año y el 24% en el
sexto año.
Diferencias según género
En el rango 31-60 minutos (que suponen la suma de los que han tardado 31-45 min y 45-60
min) se encuentra un total de 27,4% de mujeres frente a un 12,9% de los hombres. En el rango
0-30 min (suponiendo la suma de los que han tardado 0-15 min y 15-30 min) se encuentra un
total de 78,5% de hombres y un 67,5% de las mujeres. (p=0,046)
En nuestra población existe un mayor porcentaje de hombres (21,5%) que de mujeres (12,1%)
que se despiertan una hora antes de lo habitual. (p = 0,018), ver figura 2.
Los datos de nuestra población indican que hay un mayor porcentaje de hombres (7,5%) que
roncan 6-7 días a la semana respecto a las mujeres que suman sólo un 0,6%. Refieren que no
roncan ningún día el 80,3% de las mujeres frente a un 54,8% de los hombres. (p=0,00)

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Podemos comentar que un 10,8% de las mujeres suelen tener pesadillas 3 días por semana,
sin embargo sólo un 6,5% de los hombres las presentan dichos días. Por otro lado, el 54,8%
de los hombres no suelen tener pesadillas, frente a un 35% de las jóvenes. (p=0,047).
Diferencias según cursos
Los cursos inferiores muestran un mayor porcentaje (12,8%) de dificultad para lograr un
sueño reparador 6- 7 días a la semana, frente a un 3,6% de los estudiantes de cursos
superiores. Por otro lado el 59,2% (que suponen la suma entre los que no tiene problemas y
los que tienen problemas 1 ó 2 días por semana) de los alumnos de 5º y 6º consideran que
no tienen grandes problemas para conseguir un sueño reparador, frente a un 40,8%
(sumando también aquellos que no tiene problemas ningún día y los que tienen uno o dos
días por semana) de los estudiantes de 1º y 2º. (p=0,01).
Si atendemos a la cantidad de personas que tienen sueño fragmentado (despertares durante
la noche) encontramos diferencias estadísticamente significativas (p=0,045) entre los
alumnos de los cursos de 1º y 2º con respecto a los estudiantes de 5º y 6º, dándose mayor
número de despertares en los alumnos más jóvenes.
En 5º y 6º el 55,2% (que suponen la suma de ningún día y 1-2 días por semana) afirma que no
tienen una gran preocupación por no haber descansado la noche anterior, frente a un 37,6%
de 1º y 2º. Por otro lado, un 11,2% de los alumnos de 1º y 2º dicen sentir gran preocupación
6-7 días por semana por no haber podido descansar correctamente frente a un 4% de 5º y
6º.(p=0,039)Como muestra la figura, existe un 23,2% de alumnos de cursos superiores que no
ha notado disminuido su funcionamiento por haberse sentido demasiado cansados, frente a
un 10,4% de alumnos de 1º y 2º. Por otro lado, podemos asumir que un 24% de los sujetos
de cursos inferiores encuentran disminuido su funcionamiento de 4 a 7 días a la semana,
frente a un 14,4% de alumnos de 5º y 6º. (p=0,04).
Trastornos del sueño (insomnio, hipersomnia y satisfacción subjetiva del sueño) en ambos
géneros
Las mujeres tienen mayores tasas de insomnio (20,78 puntos vs 19,19 puntos, p=0,034). Sin
embargo, mujeres y hombres presentan niveles semejantes de hipersomnia. Ver figuras 7 y
8.

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Los hombres y las mujeres presentan unos niveles muy semejantes de satisfacción subjetiva
de sueño.
Prevalencia de trastornos del sueño (insomnio, hipersomnia y satisfacción subjetiva del
sueño) según la categoría del curso
Los sujetos de los cursos inferiores (1º y 2º) obtuvieron puntuaciones significativamente
(p=0,05) superiores en la escala de gravedad del insomnio (21,21 puntos) que los alumnos de
cursos superiores (5º y 6º) (19,17 puntos). Sin embargo, la hipersomnia no mostró diferencias
estadísticamente significativas entre cursos inferiores y cursos superiores. Ver figuras 10 y 11.
Una mayor proporción de estudiantes se encuentran insatisfechos en 1º y 2º, (el 49,6%,
sumando los resultados de muy insatisfecho, bastante insatisfecho e insatisfecho) que en 5º
y 6º donde los insatisfechos son el 33,6% de ellos (sumando muy insatisfecho, bastante
insatisfecho e insatisfecho) (p=0,046).

DISCUSIÓN
El actual estudio ha revelado el alto porcentaje de estudiantes que sufren algún tipo de
alteración del sueño. Por un lado, se ha podido demostrar que las mujeres son las que mayor
grado de insomnio presentan durante los años universitarios frente a los hombres (p=0,034).,
lo cual también se evidenció en un estudio realizado en Canadá, en el cual se mostró que las
mujeres de edades entre los 18 y los 40 años mostraban más insomnio respecto a los
hombres al realizar la Encuesta de Salud Comunitaria Canadiense-Salud Mental (CCHS-MH)
entre los años 2002 y 2012.(38) Por otro lado, en un estudio de M. Ohayon (12) comentan
que las mujeres son más propensas que los hombres a informar síntomas de insomnio,
consecuencias diurnas e insatisfacción con el sueño y a tener diagnósticos de insomnio. Todo
ello concuerda con el actual estudio, excepto en un punto, pues en nuestra población no se
encontraron diferencias significativas respecto a la satisfacción con el sueño entre hombres y
mujeres.
Se ha podido establecer en nuestro estudio que existen diferencias entre hombres y mujeres
comparando el tiempo que tardan en dormirse una vez que lo intentaban (p=0,046). Existe
más del doble de mujeres que de hombres que se duermen en la segunda media hora de
latencia. En la primera media hora es proporcionalmente mayor la cantidad de hombres que
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se duerme que de mujeres. Estos resultados podrían estar en congruencia con otros
resultados de estudios como el realizado por Monica P. Mallampalli et al (39) donde se expone
que existen diferencias de sexo en la calidad del sueño, la duración, la latencia y la
arquitectura en la población general; definiendo la latencia del sueño como la cantidad de
minutos que se tarda en dormirse y concluyendo que es más prolongada en las mujeres que
en los hombres. Es también en este estudio(39) donde se explica que los hombres con
frecuencia informan ronquidos, resoplidos, boqueadas y somnolencia, mientras que las
mujeres son menos propensas a reportar ronquidos y que dichos resultados pueden ser
debido a la incomodidad social de las mujeres al expresar que presentan ronquidos y/o las
diferencias anatómicas de la vía aérea superior; en nuestro estudio asimismo se pudo
discernir que los varones presentaban ronquidos más días a la semana que las mujeres.
(p=0,00) En nuestros resultados no hemos encontrado diferencias significativas entres
hombres y mujeres en la escala de gravedad de hipersomnia. Sin embargo, en el estudio
realizado por Yang KI et al(40) en el que pasaron una encuesta a estudiantes, concluyeron que
los estudiantes con auto-percepción de ronquido/apnea (hombres y obesos) exhibieron
hipersomnia más significativa.
Por otro lado, se ha podido definir en nuestro estudio que existe una mayor insatisfacción con
el sueño entre los cursos de 1º y 2º de Medicina respecto a los estudiantes de 5º y 6º
(p=0,046), así como un mayor grado de insomnio entre los estudiantes más jóvenes respecto
a los más mayores (p=0,05), este hecho podría estar en relación a la existencia de un mayor
grado de estrés entre los primeros cursos por pasar de una educación más básica a las
exigencias de la carrera de Medicina, cuestión que puede prestarse a un posterior estudio.
Estos resultados son contrarios a los demostrados en un estudio realizado por PA Giri et al
(34) en el que comentan que los estudiantes de postgrado, los cuales han acabado Medicina
hace uno o dos años, son aquellos que muestran mayor perturbación del sueño en el Global
PSQI score.
Un gran porcentaje de estudiantes de 1º y 2º de Medicina de la ULPGC afirmaron una
disminución de su funcionamiento de 4 a 7 días a la semana por sentirse cansados durante el
día (p=0,04), resultados que concuerdan con el estudio realizado en la Universidad de El
Líbano donde encontraron que muchos estudiantes universitarios presentaban riesgo de
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desarrollar trastornos del sueño, y estos podrían tener un rendimiento académico pobre. De
hecho, el tiempo de sueño se asoció fuertemente con el rendimiento académico en dicho
estudio.(33)
Existen diferencias estadísticamente significativas entre alumnos de los cursos más altos y los
estudiantes de los cursos más bajos respecto a los días a la semana en los que se han
encontrado preocupados o cansados por no haber podido descansar la noche anterior. La
mitad de los alumnos de cursos superiores (5º y 6º) afirma que no tienen una gran
preocupación por no haber descansado la noche anterior, frente a un tercio de los alumnos
de 1º y 2º. Por otro lado, un 11,2% de los alumnos de 1º y 2º dicen sentir gran preocupación
6-7 días por semana por no haber podido descansar correctamente frente a un 4% de 5º y
6º.(p=0,039) Nuestros resultados concuerdan con lo de un estudio realizado por Wallace DD
et al (41) en el que realizaron un análisis multinivel a 440 estudiantes universitarios durante
dos años concluyendo que la calidad del sueño puede ser la mayor preocupación de salud
para los adultos jóvenes, sugiriendo programas de intervención dirigidos a la depresión y al
manejo del estrés.
No hemos encontrado diferencias respecto al grado de hipersomnia referido entre los cursos
inferiores y superiores. Aunque la alteración del sueño puede causar somnolencia diurna,
pocos estudios han revelado la contribución de la alteración del sueño a la somnolencia
diurna en los jóvenes.
Limitaciones
No se ha tenido en cuenta la posible existencia de trastornos mentales o de otro tipo que
puedan influir en el sueño como trastornos de ansiedad, trastornos alimentarios, trastornos
somatomorfos, esquizofrenia o trastornos del estado de ánimo. Además, teniendo en cuenta
la viabilidad, el uso de un cuestionario de auto respuesta es una herramienta perfectamente
adecuada para recopilar datos sobre alteraciones de sueño de una muestra grande en el
mismo punto en el tiempo, sin embargo, idealmente, las medidas de auto informe del sueño
deberían complementarse con medidas más objetivas, como la poligrafía o la
polisomnografía. En tercer lugar, este fue un estudio transversal basado solo en el último
mes que podría no ser representativo del comportamiento general del sueño de los
estudiantes.
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CONCLUSIONES
Los alumnos de 1º y 2º de Medicina de la ULPGC obtuvieron mayores puntuaciones en la
escala COS de trastornos del sueño respecto a los alumnos de 5º y 6º, indicando una peor
calidad del sueño y una mayor gravedad del insomnio en los primeros cursos. Estos trastornos
del sueño inciden en un mayor cansancio subjetivo de los estudiantes jóvenes. Nuestros
resultados sugieren diferencias de género, presentando las mujeres universitarias mayor
grado de insomnio que los varones.

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