La hipertensión arterial constituye uno de los problemas más importantes de los servicios de salud (Pardell, 1984). Más de un 20% de la población española presenta cifras elevadas de presión arterial.
En la actualidad es un hecho constatado la relación existente entre las reacciones y desórdenes emocionales con la presión arterial, mostrando distintos estudios cómo los pacientes hipertensos están caracterizados por una respuesta de ansiedad más alta que los pacientes normales (Miguel Tobal y Casado, 1994). Así mismo, la ira en sus distintas formas de expresión y afrontamiento va a afectar de forma significativa a la presión arterial (Jorgensen, Johnson, Kolodziej y Scherer, 1996; Larson y Langer, 1997; Miguel Tobal, Casado, Cano-Vindel, Spielberger, 1997).
En el presente trabajo se desarrolla un programa con pacientes hipertensos para obtener varios objetivos: la reducción de los niveles de ansiedad, la mejora sobre el control y expresión de la ira, la reducción de la tensión psicológica producida por los problemas cotidianos, la mejora de hábitos que inciden sobre la salud y en especial sobre la presión arterial, y por último, la reducción de los niveles de presión arterial. El programa fue puesto en marcha en la Unidad de Hipertensión del Hospital Clínico Universitario San Carlos, en Madrid, con un total de 25 pacientes diagnosticados de hipertensión. El programa consta de 13 sesiones desarrolladas en tres fases: evaluación pretratamiento, tratamiento y evaluación postratamiento. La evaluación pre y postratamiento se llevó a cabo mediante el Inventario de Situaciones y Respuestas de Ansiedad -ISRA- (Miguel Tobal y Cano Vindel, 1986, 1988, 1994), el Inventario de Expresión de Ira Estado-Rasgo (Spielberger, 1988, 1991), realizándose también para la evaluación una prueba de reactividad cardiovascular a través de la medida de los cambios en presión arterial y tasa cardiaca ante una tarea estresante y la posterior recuperación de los niveles basales. El tratamiento se centró, por lo tanto, en el aprendizaje y posterior aplicación de distintas técnicas cognitivo-conductuales destinadas al control de las variables psicológicas más directamente implicadas en la hipertensión (como las ya señaladas ansiedad, afrontamiento de la ira, etc.) Dicho programa incluyó las siguientes técnicas: relajación muscular progresiva (Jacobson, 1938), respiración abdominal, reestructuración cognitiva, entrenamiento en solución de problemas (D`Zurilla y Goldfried, 1971), entrenamiento en control de ira y entrenamiento en asertividad.
Los resultados muestran una reducción significativa de los niveles de ansiedad, así como una mejora en la expresión de la ira, manteniendo mejor los niveles basales de presión sistólica tras pasar por una tarea estresante, siendo por tanto este tipo de programas beneficiosos para pacientes con problemas crónicos de hipertensión arterial.
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