El 21 de enero de 1668, el funcionario y cronista inglés Samuel Pepys recibió un mensaje urgente de su prima, Kate Joyce. "Si quiero ver a su marido con vida", escribió Pepys, "debo venir ahora mismo". Se apresuró a ir a la casa de sus familiares y encontró a Anthony Joyce gravemente enfermo: "su aliento se agitaba en su garganta . . . toda desesperación d...
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El 21 de enero de 1668, el funcionario y cronista inglés Samuel Pepys recibió un mensaje urgente de su prima, Kate Joyce. "Si quiero ver a su marido con vida", escribió Pepys, "debo venir ahora mismo". Se apresuró a ir a la casa de sus familiares y encontró a Anthony Joyce gravemente enfermo: "su aliento se agitaba en su garganta . . . toda desesperación de él, y con razón". Cual fue la causa? Se supo que Joyce había intentado ahogarse en un estanque, pero “fue espiado por una pobre mujer y salió por unas personas que estaban recogiendo heno en un granero allí, se puso de cabeza y cobró vida”. Pepys documentado diligentementelas posibles razones por las que se había producido este intento de muerte por suicidio. El mismo Joyce vio sus acciones dentro de un marco religioso; había sido "guiado por el diablo . . . habiendo olvidado servir a Dios como debía". Pepys agregó otra posible razón. Joyce, supuso, había experimentado “la sensación de su gran pérdida junto al fuego”, el Gran Incendio de Londres de 1666, que había destruido muchas de las estructuras físicas y económicas de la ciudad, y cuyos efectos aún se sentían.
Pepys hizo instintivamente la conexión que los suicidólogos modernos — siguiendo el ejemplo del sociólogo francés del siglo XIX Émile Durkheim — reconocen que está en el corazón de su trabajo y que informa el pensamiento actual sobre el suicidio en el contexto de COVID-19.
Se acepta que las vulnerabilidades psicológicas específicas de un individuo están arraigadas en circunstancias más amplias (como las normas sociales prevalecientes, los factores económicos y la disponibilidad de medios) que hacen que un intento de suicidio sea más o menos probable, y más o menos probable que tenga un efecto. resultado letal. Dentro de esa simple declaración hay una inmensa complejidad y desafío, pero también la posibilidad de muchas intervenciones efectivas para prevenir el suicidio y salvar vidas.
La conciencia del papel de los factores sociales y económicos en el suicidio ha sido muy beneficiosa en la práctica en términos de la configuración de políticas de prevención y podría haber ayudado a reducir el estigma dañino en torno al problema. Sin embargo, parte del discurso sobre la pandemia de COVID-19 ha mostrado una consecuencia menos útil de esta conciencia.
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