Fondo
La evidencia preliminar ha destacado una posible asociación entre la COVID-19 grave y los déficits cognitivos persistentes. Se requiere más investigación para confirmar esta asociación, determinar si los déficits cognitivos se relacionan con las características clínicas de la fase aguda o con el estado de salud mental en el momento de ...
Fondo
La evidencia preliminar ha destacado una posible asociación entre la COVID-19 grave y los déficits cognitivos persistentes. Se requiere más investigación para confirmar esta asociación, determinar si los déficits cognitivos se relacionan con las características clínicas de la fase aguda o con el estado de salud mental en el momento de la evaluación y cuantificar la tasa de recuperación.
Métodos
46 personas que recibieron cuidados intensivos por COVID-19 en el hospital de Addenbrooke entre el 10 de marzo de 2020 y el 31 de julio de 2020 (16 con ventilación mecánica) se sometieron a una evaluación cognitiva computarizada detallada junto con escalas que miden la ansiedad, la depresión y el trastorno de estrés postraumático en condiciones supervisadas con un seguimiento medio hasta 6, 0 (± 2, 1) meses después de la enfermedad aguda.
Los rendimientos del paciente y del control emparejado ( N = 460) se transformaron en desviación estándar de las puntuaciones esperadas, teniendo en cuenta la edad y los factores demográficos utilizando N = 66. 008 conjuntos de datos normativos.
Se calcularon los compuestos de precisión global y tiempo de respuesta (G_SScore y G_RT). El modelo lineal predijo déficits de puntuación compuesta de gravedad aguda, estado de salud mental en la evaluación y tiempo desde el ingreso hospitalario. El patrón de déficits en las tareas se comparó cualitativamente con el declive normal relacionado con la edad y la demencia en etapa temprana.
Recomendaciones
Los sobrevivientes de COVID-19 fueron menos precisos (G_SScore=-0. 53SDs) y más lentos (G_RT=+0. 89SDs) en sus respuestas de lo esperado en comparación con sus controles emparejados. La enfermedad aguda, pero no la salud mental crónica, predijo significativamente la desviación cognitiva de las puntuaciones esperadas (G_SScore ( p = 0, 0037) y G_RT ( p = 0, 0366)).
Las asociaciones de tareas más destacadas con COVID-19 fueron una mayor cognición y velocidad de procesamiento, que era cualitativamente distinta de los perfiles de envejecimiento normal y demencia y similar en magnitud a los efectos del envejecimiento entre los 50 y los 70 años. Una tendencia hacia déficits reducidos con el tiempo desde la enfermedad (r∼=0. 15) no alcanzó significación estadística.
Interpretación
Los déficits cognitivos después de una COVID-19 grave se relacionan más fuertemente con la gravedad de la enfermedad aguda, persisten durante mucho tiempo en la fase crónica y se recuperan lentamente, si es que lo hacen, con un perfil característico que destaca funciones cognitivas más altas y velocidad de procesamiento.
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