Ha dedicado toda su carrera a los cuidados paliativos a enfermos terminales. Xavier Gómez-Batiste (Torelló, 1952) se ha encontrado ante una situación nunca vista: “En un mes ha aparecido una pandemia que se extiende de forma exponencial generando mucha mortalidad”. Máximo responsable de paliativos en la OMS (Medical Officer for Palliative and Longterm Care), Gómez-Batiste sigue con preocupación una situación que conlleva procesos de duelo sin precedentes. “Tener que despedirse de un familiar por teléfono genera culpa y frustración”, admite. El programa para la atención Integral con Personas con Enfermedades Avanzadas de la Fundación La Caixa, que él dirige, ha tenido que adaptar sus protocolos: “Los equipos de paliativos tienen muchas dificultades para acceder a los pacientes”.
El apoyo telefónico y vía WhatsApp es una de las alternativas que tienen los 230 profesionales que forman parte de los 43 equipos de atención psicosocial (EAPS) de la Fundación La Caixa, proyecto considerado modélico por la Comisión Europea y en el que participan psicólogos, trabajadores sociales, enfermeros, médicos y agentes pastorales. “Antes los profesionales tenían el foco en los servicios paliativos y de atención Primaria, ahora hay mucha más presión en las Urgencias y en las curas intensivas”, explica el doctor, que también pone énfasis en la atención domiciliaria. “Las familias no pueden estar presentes ni en momentos muy difíciles, como la agonía, y esto genera situaciones de duelo y de apoyo familiar muy complicadas”, lamenta.
“El acompañamiento que tendrían en una situación normal estos pacientes queda truncado y estamos viviendo situaciones muy duras”, afirma el catedrático de Curas Paliativas de la Universidad de Vic. “Veremos qué impacto tendrá a medio y a largo plazo”, valora al momento que subraya la importancia del seguimiento de unas personas que sufrirán “unas heridas que tendremos que cuidar”. El médico alerta de que la situación de aislamiento creará “duelos complicados” porque “las despedidas no se pueden hacer correctamente por lejanía, imposibilidad de abrazar a los enfermos y, en definitiva, los rituales que ayudan a los familiares, como poder celebrar un funeral”.
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“El primer paso es aceptar que la situación es así”, recomienda Gómez-Batiste a los allegados de enfermos afectados. Los EAPS han establecido protocolos para ver cómo, en “situaciones de agonía o preagonía, en las que un solo familiar puede acompañar al paciente, este puede representar a todos los demás”. Una solución puede ser establecer una videollamada para que el resto de la familia pueda llevar a cabo un “acompañamiento” y transmitir “compasión, amor y afecto”. Según el experto hay que “intentar hacer todo lo que se pueda con los límites que hay” y, luego, “los rituales de carácter más funerario, reconocimientos que nos ayudan a madurar el duelo, se tendrán que hacer más adelante”.
Confinado en su casa con síntomas leves, Gómez-Batiste explica que él mismo está recibiendo seguimiento médico por teléfono. “Tecnologías que utilizábamos para el ocio como WhatsApp, ahora nos pueden servir para crear grupos de soporte a pacientes y familiares. Hacen falta formas más imaginativas”, concluye. Y más allá de las familias, el catedrático destaca la labor de los profesionales sanitarios y sociales en un sistema “desbordado”. “Son los primeros que paran el golpe de forma más aguda”, avisa.
