La actividad física, se define como un movimiento del cuerpo que promueve el trabajo de la musculatura y requiere más energía que el reposo, esta es importante para desarrollar hábitos saludables y protegerse contra los problemas de salud física y mental.
Entre sus beneficios destacan una asociación con disminuciones en los síntomas de depresión y ansiedad, aumento en el rendimiento neurocognitivo y mejor salud mental y autoestima en niños y adolescentes. Además, la actividad física que se relaciona con la participación en deportes de equipo puede ser particularmente beneficiosa para la salud mental y la depresión.
Hoy en día, entre los jóvenes que reciben diagnósticos, menos de la mitad recibe tratamiento, y en muchos casos, este se da cuando los síntomas se han vuelto lo suficientemente graves como para justificar una intervención. Por esto, deberíamos darle más importancia a el uso de instrumentos detectores tempranos, ya que estas experiencias pueden generar un gran impacto posterior en la salud mental de los jóvenes.
En la revista Child and Adolescent Psychiatry and Mental Health se ha publicado un estudio que analiza la relación entre los diferentes tipos de actividades juveniles y los síntomas depresivos. El estudio previo sugiere que las actividades físicas pueden ayudar a disminuir los síntomas depresivos en la juventud. Y, al igual que la actividad física, los factores sociales pueden proteger contra la depresión y la ansiedad durante la niñez y la adolescencia. Ya que se ha observado, que los jóvenes que experimentan soledad o el rechazo de sus compañeros tienen un mayor riesgo de depresión en la adolescencia y la edad adulta. Además, a nivel social, se ha demostrado que la calidad de las amistades predice el comportamiento de los jóvenes con relaciones positivas que conducen a resultados favorables y relaciones negativas que aumentan el riesgo de malos resultados.
Sin embargo, tras analizar las distintas combinaciones de actividad física y la implicación de factores sociales, se determinó que no son necesariamente independientes. De hecho, muchas actividades juveniles involucran componentes tanto físicos como sociales. En concreto, el aspecto social de la actividad física es importante, ya que mantiene la participación en la actividad.
Los resultados del estudio indican que el aspecto social de las actividades físicas puede presentar una oportunidad única para forjar amistades cercanas en la infancia que, en última instancia, aumentan la percepción de pertenencia y otros factores que protegen contra la depresión. Por el contrario, se encontró que las actividades no sociales y no físicas estaban asociadas con síntomas depresivos más altos. También, se compararon actividades no sociales y no físicas frente a actividades sociofísicas, y se obtuvieron resultados que indicaban que estas últimas pueden impulsar oportunidades para una amistad cercana y el apoyo de los compañeros.
Por tanto, podemos concluir a partir de los resultados del estudio, que las conexiones sociales contribuyen de manera importante a las asociaciones conocidas entre la participación en actividades sociales y físicas y la disminución de los síntomas depresivos en niños. Y no solo es importante remarcar la práctica de actividad física en niños, sino que si se acompaña de un acto social mejora aún más en los beneficios de la salud mental. Por ello, los padres, educadores, legisladores y profesionales de la salud mental deben tener presente la recomendación de involucrar a los niños en actividades sociales y físicas a una edad temprana.